José Luis Huelves: “Siendo ahora abuelo disfruto y veo lo que en su día me perdí a nivel familiar”
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José Luis Huelves: “Siendo ahora abuelo disfruto y veo lo que en su día me perdí a nivel familiar”

El exportero, entre otros, del Liceo recuerda cuando se bajó de los patines y celebra su actual vida, de la que también disfruta de forma plena
José Luis Huelves: “Siendo ahora abuelo disfruto y veo lo que en su día me perdí a nivel familiar”
José Luis Huelves posa para este diario ayer en las inmediaciones del Palacio de la Ópera | javier alborés

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Recuerda con cariño su pasado más glorioso y los éxitos con el Liceo pero saborea como nunca cada día que pasa en compañía de sus hijos y sus nietos: Martina, la mayor, hija de Alejandro y Nicolás, el pequeño, de Sergio. Porque José Luis Huelves, el formidable portero verdiblanco que se retiró con 33 años, justamente cumplirá este año los 66. 


“Ya con 30 años decidí que me quería ir, pero al final me lo pidieron y me quedé algún año más a la espera de que tuviésemos un portero que me pudiese suplir. Estuve siempre compaginando (trabajo y deporte) desde que empecé a jugar a hockey en categoría nacional en Madrid”, recuerda el arquero, que en sus diferentes etapas deportivas siempre llevaba “esas dos vidas paralelas”. Cuando llegó a A Coruña no fue una excepción. “Me surgió una oportunidad de entrar en una oposición para entrar en Caixa Galicia, aprobé y estuve 30 años trabajando ahí. Durante 10 compaginé hockey y banca”, puntualiza Huelves, que comenzó de ordenanza, fue subiendo y durante 14 años fue director en diferentes oficinas.

 

 

 

 


Para él el dejar los patines no fue nada traumático pues ya se había labrado un futuro profesional mientras cosechaba éxitos deportivos. “Siempre lo tuve muy clarito porque en el deporte puedes tener lesiones. Compaginar ambas lo llevé bastante bien y no me arrepiento de haberlo dejado tan temprano. Desde que jugaba con 15 años en categorías nacionales en Madrid los aviones eran mi casa. Luego cuando fiché por el Liceo viajaba cada 15 días. Y luego te llega un crío y como le digo ahora (a su primogénito, Alejandro) no disfruté de mi primer hijo y empecé a hacerlo justo cuando dejé de jugar. Y cuando llegó el segundo (Sergio) ahí ya sí que empecé a disfrutar. Y ahora siendo abuelo por parte de mis dos hijos ahora sí que estoy disfrutando y estoy viendo lo que en su día me perdí a nivel familiar. Yo estuve 11 años sin vacaciones”, puntualiza.

 

 

 

 


Se desligó totalmente del hockey quedando “solo como aficionado”. “Estuve hasta este año de directivo. Lo que sí que llevo es una escuela de porteritos en Órdenes, llevo ya 12 años, voy todas las semanas y los he visto crecer.  Es muy bonito, no tenía ninguna intención de buscar el tema económico, era el estar con con los niños, seguir con el hockey y el tener algo que yo nunca tuve: un entrenador de porteros. Desde Madrid el que empezó a entrenar como portero fue mi hermano, yo me ponía en la puerta agachado y mi hermano me tiraba pelotas de tenis. Fue mi primera experiencia como entrenador de porteros y a partir de ahí mi aprendizaje fue por ver partidos, entrenar con aguien que me había dicho algo, ir cogiendo ideas o el intentar superarme. Estuve en el Liceo, Dominicos, Compañía de María pero donde me quedé fue en el Órdenes. Eso me une al hockey y el ser socio del Liceo desde entonces y ver todos los partidos que puedo”, indica.

 


Aunque su transición fue más sencilla empatiza con los deportistas a los que les ha costado más. “Los compañeros me decían ‘¿cómo puede ser que vayas con uniforme, tú que eres campeón del mundo?’ Y yo les decía siempre que me estaba buscando mi futuro de cara a que dejase de jugar. Para mí nunca fue esa ruptura de ‘¿Y ahora qué hago?’”, remarca. Algunos de sus compañeros hicieron lo mismo y otros posteriormente, pero a otros no les salió bien. “He ido a reuniones sobre psicología deportiva donde se tratan estas cuestiones y ves casos de suicidios y da mucha pena. Es importante que los deportistas busquen una salida para después del deporte pero también es importante que les echen una mano. Piensas ‘esto es duro’, pero eso no lo ve nadie y te dicen ‘Qué bien nos lo hicisteis pasar’. Para nosotros también fue fabuloso, pero el que no pueda sacar un trabajo adelante puede tener problemas y pueden ser duros y fuertes”, admite. 


Dice que ahora hay formación para deportistas y aboga por “ayudarles en ese tipo de enseñanzas para que se formen. No es decir ‘ahora que has dejado de jugar te pones a trabajar porque sí. El porque sí es complicado. Hay que darles salida en algo en lo que sean visibles. Lo han sido duramente mucho tiempo y que lo sigan siendo”. 

 

 

 

Un cerrojo hasta en el Palau

José Luis Huelves (Madrid, 1959) fue el encargado de defender la portería del Liceo durante diez temporadas (desde la 1982-1983 a la 1991-1992) y el único que no encajó en una visita al Palau. Siguió vinculado varios años a la entidad verdiblanca como directivo, cargo que dejó este año. Su extenso palmarés engloba cinco Ligas, cuatro Copas del Rey, tres Copas de Europa, las mismas Supercopas de España, una Recopa de Europa y dos Intercontinentales. Internacional en 119 ocasiones, también participó de los títulos que la selección española logró en los años ochenta (Mundial 1989 y Europeo 1985). Con el combinado nacional formó parte, entre otros, del cuerpo técnico de los World Roller Games de China. 

 

José Luis Huelves: “Siendo ahora abuelo disfruto y veo lo que en su día me perdí a nivel familiar”

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