Miriam Ríos: “Me dolió más mi salida del Dépor que dejar el fútbol”
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Miriam Ríos: “Me dolió más mi salida del Dépor que dejar el fútbol”

Entrevista con la exfutbolista del Dépor, maestra de educación infantil, árbitra y entrenadora
Miriam Ríos: “Me dolió más mi salida del Dépor que dejar el fútbol”
La exfutbolista Miriam Ríos, árbitra y educadora infantil, junto a la estatua de María Pita, figura que encarnó en la campaña deportivista 'Quen teña honra que me siga' | Patricia G. Fraga

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Miriam Ríos Barreiro (A Coruña, 1987) colgó las botas en junio de 2022 después de dos décadas en el fútbol, inclusive los cuatro años en el Dépor, el equipo de su vida. El dolor en su maltrecha rodilla derecha le obligó a parar. Después del deporte ha terminado el Grado en Educación Infantil y actualmente cursa Psicología mientras busca trabajo de maestra. Sigue ligada al balompié como árbitra y tiene el nivel 3 de entrenadora. La coruñesa recibe a este diario en la plaza de María Pita, la legendaria heroína que encarnó en la mítica campaña de socios blanquiazul: ‘Quen teña honra que me siga’. 

 

¿Le retiraron las lesiones?

Fue una retirada forzada. Mi último año, en el Real Unión de Tenerife, jugué muy poquito por la rodilla. El dolor no me dejaba dormir, subir o bajar escaleras... A día de hoy tengo artrosis, quistes... Y cuando me duele la rodilla sé que va a hacer mal tiempo. Me dijeron que si seguía así me iba a tener que poner una prótesis. Tuve que pensar muchas cosas, sabía que dejando de jugar iba a mejorar mi calidad de vida. Me dolió más mi salida del Dépor que dejar el fútbol.

 

¿Por qué le dolió su marcha del Dépor?

Cuadró en el año de la pandemia y no me pude despedir como me hubiese gustado, en el campo, como muchas de mis compañeras. Fue una despedida descafeinada, a través de redes sociales.

 

¿Le hubiese gustado retirarse de blanco y azul?

Claro. Si me hubiesen ofrecido jugar en el B, habría seguido. Tenía 32 años, me gusta enseñar y si ya era la mayor del vestuario en el primer equipo, podría haber seguido inculcando el sentimiento blanquiazul a las más jóvenes, aunque fuese en el filial. Era lo que quería, pero en el club no me lo ofrecieron. Aproveché el año que me quedaba de fútbol para salir de casa, conocer otras personas, otra forma de vida y tomar mucho el sol (risas).

 

Quería seguir, aunque fuese en el filial, pero en el club no me lo ofrecieron

 

¿Echa de menos el fútbol?

No echo de menos jugar por todo el dolor que sufrí y lo mal que lo pasé, sobre todo el último año. Lo que sí echo de menos es el ambiente que hay en un equipo de fútbol: el vestuario, los viajes, las bromas...

 

¿Se arrepiente de algo?

Muchas veces pienso “¿por qué no me operé antes?”. El año que estuve jugando con el cruzado roto me reventé el menisco. Forcé la máquina porque quería jugar y no tenía la información que tienen ahora las jugadoras. Me arrepiento cuando siento dolor, pero si no hubiese forzado no habría vivido todas las cosas que he disfrutado. A lo hecho, pecho.

 

Siempre compaginó el fútbol con sus estudios u otras ocupaciones laborales.

Mi tercer año en el Dépor estudiaba la carrera de Educación Infantil y tenía cuatro trabajos. En Tenerife no pude seguir con los estudios porque no me convalidaban las asignaturas, pero me saqué el nivel 3 de entrenadora y hacía de todo en el club: era coordinadora de la cantera, gestionaba los viajes, las redes sociales, incluso hacía de speaker en los partidos del primer equipo. Me empapé de todo.

 

Maestra, árbitra, entrenadora y aspirante a psicóloga. ¿Tiene tiempo para todo?

Si quieres, puedes. Yo no puedo estar quieta y como por ahora no me sale trabajo de maestra, he vuelto a arbitrar y me he metido a estudiar Psicología, que me interesa mucho por la parte de la psicología deportiva.

 

Quería ser policía, pero tuve un accidente de moto y le cogí miedo

 

Pero su vocación es educar.

Desde siempre tuve una conexión con los niños, siempre me han gustado. Me lo dice todo el mundo: me miran y ya sonríen. Ser profesora no era mi idea, yo quería ser policía, pero hace unos años tuve un accidente de moto durante las prácticas y le cogí miedo. Entonces tiré por otro lado y escogí la educación infantil: trabajé de monitora en campamentos, de canguro y en unos días voy a trabajar en una escuela, pero solo por unos días.

 

¿Qué enseñanzas puede extrapolar del fútbol a la educación infantil?

Los valores que tiene el fútbol: respeto, compañerismo, colaboración... Aprender a ganar y a perder o a gestionar las emociones y las frustraciones... Tanto en el fútbol como en la educación, gestionas relaciones con otras personas.

 

Está de vuelta en el arbitraje.

Empecé con 13 años y no recuerdo muy bien cómo. Vi un anuncio no sé dónde y dije “me voy a meter y saco unas pelillas para mis cosas”. Estuve nueve años compaginando hasta que tuve que elegir: en aquel momento era arbitrar o jugar. Ahora que he dejado de jugar, mi profesora de arbitraje me propuso volver y dije “¿por qué no?”. No tengo problema en levantarme temprano los fines de semana y arbitro partidos de categorías de base, hasta cadetes, y de Liga Gallega femenina.

 

¿Ha notado algún cambio en el trato hacia los árbitros?

Un montón. Antes ibas a un partido de niños y siempre había follón en la grada. Ahora hay otra relación, desde los jugadores y entrenadores hasta el público. Los padres agradecen que me pare y les explique el reglamento a los niños. 

 

Las niñas de ahora tienen referentes, ejemplos que cambian mentalidades

 

¿Y cómo ha cambiado el fútbol femenino desde que empezó a jugar hasta hoy?

El cambio ha sido brutal en todos los sentidos gracias a la visibilidad en la televisión, los periódicos, las redes sociales... Antes empezábamos a jugar en equipos de niños porque casi no había equipos femeninos. Y ahora tienen ligas de promesas y en todas las categorías. Y lo más importante: las niñas tienen referentes. Antes había equipos femeninos para cobrar la subvención y meterla en el masculino, ahora hay ejemplos que cambian las mentalidades. Si una chica como Teresa Abelleira, que jugó en el Lérez y en el Dépor, ha llegado al Real Madrid y a ser campeona del mundo, ¿por qué no lo van a conseguir otras?

 

Teresa Abelleira, Misa Rodríguez, Athenea del Castillo… Tres campeonas del mundo que vistieron la blanquiazul.

Todas se llevaron un poquito del Dépor en una etapa muy importante para ellas. Dejaron su casa para venir aquí. Les influyó y marcó mucho más. Y con personas alrededor que le inculcaron los valores de aquí: “Esto es el Dépor”. Yo lo vivo con muchísimo orgullo, las niñas me preguntan si jugué con Teresa, Athenea o María Méndez, que yo todavía le llamo Pecas. Me preguntan si yo jugué en el Dépor. Siento que he contribuido un poquito a eso.

 

¿Se siente partícipe de los éxitos del fútbol español?

Cuando España llegó a la final del Mundial fui de las primeras que pidió una pantalla gigante en María Pita y obviamente vine aquí a ver el partido. En el momento que acabó me puse a llorar porque yo sentía esa estrella que les iban a poner encima del escudo como mía. Aunque nunca me convocaron con la selección, siento que muchas compañeras y yo pusimos muchos granitos de arena. Es parte de mí.

 

¿Todavía le reconocen por la calle?

Ahora menos porque llevo el pelo largo pero la gente me sigue parando y es un orgullo. Quiero pensar que hice algo bueno.

 

Miriam rios deportivo
Miriam Ríos, durante su etapa como jugadora del Dépor | RCD

"Volvería al Dépor hasta como encargada del material"

Miriam empezó a jugar en la calle y, como federada, a los once años ingresó en el Deportivo Ciudad. Después de dos temporadas curtiéndose con los chicos, se pasó al Orzán, con el que debutó en categoría nacional femenina. Su calidad e instinto goleador en la delantera despertaron el interés de grandes clubes y le llevaron a la selección gallega, pero una rotura en el ligamento cruzado de la rodilla derecha paralizó su carrera en 2011.

 

Tras una larga recuperación se reinventó como central y en 2016 cambió el amarillo y negro del Orzán por el blanco y azul cuando el Dépor creó su equipo femenino. En el club de su vida destacó por su jerarquía en el eje de la defensa y dominio del juego aéreo. Protagonista del ansiado ascenso a Primera Iberdrola en 2019, un año después dejó A Coruña por las Islas Canarias, donde agotó su carrera en el Real Unión de Tenerife.

 

¿Qué tiene el Dépor que no tengan los demás?

Es algo inexplicable, un sentimiento que pasa de pais a fillos, aunque en mi caso no es así porque la única futbolera en casa era yo. Mira el caso de Charlie Patiño, que ni es de A Coruña, pero su padre le inculcó el deportivismo desde pequeño. Somos una ciudad de gente humilde que tira mucho por lo suyo: el Dépor, ahora el Básquet Coruña y de toda la vida el negocio del barrio o los vecinos. Es algo que se contagia, como pasaba con las jugadoras que venían de fuera y se marcharon con ese sentimiento.

 

¿Sigues al equipo femenino?

Voy a verlas siempre que puedo, pero con el arbitraje o cuando me llaman de la radio o la televisión para comentar los partidos no me coincide tanto como me gustaría. En un año de vuelta a Primera hay que pensar en mantener la categoría, pero su objetivo es acabar en el top-8. Son ambiciosas.

 

Y el masculino al fin está de vuelta en el fútbol profesional.

Ya era hora. Costó lo suyo, pero ser del Dépor es sufrir. Tienen que pensar lo mismo que las chicas, en mantenerse. Muchos entrenadores están diciendo que tienen equipo para más, pero tiene que entrar la pelota. Espero que si no se meten en la fase de ascenso puedan vivir en la zona tranquila y el año que viene aspirar a más.

 

¿Te gustaría volver al Dépor como entrenadora?

Por supuesto, de cabeza, como si tengo que ir de encargada de material. Sigue siendo mi casa.

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