Andrés Díaz: "Pasas de tu pasión y trabajo de años a no saber qué hacer”
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Andrés Díaz: "Pasas de tu pasión y trabajo de años a no saber qué hacer”

El exrécordman de Europa de 1.500 rememora cómo fue la transición de retirarse del deporte
Andrés Díaz: "Pasas de tu pasión y trabajo de años a no saber qué hacer”
Andres Díaz, en las instalaciones en las que desarrolla su trabajo como entrenador personal | Quintana

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Llegó un momento en el que tuvo que reducir sus pulsaciones, bajarse del tartán y reorganizar sus prioridades, sus motivaciones, sus planes, sus expectativas, en definitiva: su vida. Lo recuerda el exatleta olímpico Andrés Díaz como una etapa difícil, pero también clarificadora de hacia dónde le llevarían sus pasos, esa poderosa zancada que le permitió llevar con orgullo durante 22 años un récord europeo en 1.500 en pista cubierta.


“Me retiré en el año 2004, hace ya 20 años, que pasan muy rápido. Yo me había operado del tendón de Aquiles, tenía treinta y tantos, veo que está terminando mi carrera deportiva y decido hacerlo e irme de forma progresiva. Nadie te prepara para retirarte. Creo que en alguna administración hay algún asesor o mentor que te guía un poco en el proceso, pero hace 20 años nadie te lo explicaba y nadie te preparaba”, reconoce.


Admite que se viven momentos de dudas. “Era consciente de que me tenía que preparar física y mentalmente. Todos nos encontramos en ese momento un poco desorientados, con mucha incertidumbre por lo que vas a hacer. De repente pasas de un día a otro de lo que era tu pasión y trabajo de muchos años a no saber que es lo qué vas a hacer”, subraya.


Retomar la carrera de INEF fue una de las cosas que tuvo claro: “Tenía bastantes avanzados mis estadios universitarios, aunque los había aparcado un poco. Decidí venirme el último año a Coruña y empezar a adaptarme físicamente, bajando gradualmente los entrenamientos. Me retiré de la competición internacional y empecé a competir a nivel nacional, pensando el año siguiente en dejarlo del todo. Me volqué en los estudios y me los tomé como si fuesen mi final olímpica. Quería una cualificación profesional que me capacitase para seguir vinculado al mundo del deporte”.


Su retiro deportivo fue escalonado para que no hubiese “peligro a nivel de salud”. “Has estado sometiendo al cuerpo a unas cargas extremas durante 20 años y si te paras de golpe es algo peligroso para la salud”. Y la otra pata de esta retirada implicó el aspecto psicológico. “Acudí a un terapeuta para que me ayudase un poco en este proceso, que me sirvió de mucho y reorganicé mi esfera de motivaciones, que es muy difícil. Tienes que cambiar de una rutina muy estricta, en la que tus objetivos son pelear a un altísimo nivel por una medalla olímpica en unos Juegos, a empezar a disfrutar de cosas que no tienen repercusión social”, aclara.


Tuvo que aprender a “alimentarse de pequeñas cosas: más tiempo de disfrutar de los amigos, de la familia...” Ahora, 20 años después, ejerce de entrenador personal, un trabajo que le está dando muchas satisfacciones a nivel personal y que le permite trasladar su amplio conocimiento a sus alumnos. Un conocimiento que sigue nutriendo, pues reconoce que no ha dejado de formarse.


“Disfruto mucho ahora cuando me viene un alumno con una patología y entre el fisioterapeuta y yo conseguimos recuperarlo, no tiene dolor y viene contento a entrenar. Para mí es un éxito y disfruto lo mismo que cuando conseguía un resultado deportivo importante. Soy entrenador personal, pero me considero también educador físico. El gran objetivo de mi labor es que el alumno consiga el hábito de la práctica del ejercicio físico, un estilo de vida saludable para alcanzar bienestar y mejorar su salud”, explica. A su centro de entrenamiento, situado en A Grela, acuden desde deportistas semi profesionales hasta todo tipo de alumnos de muy diferentes edades y con necesidades a las que se adaptan los entrenamientos personalizados. Aunque cree que siempre hay margen de mejora, hoy en día “la sociedad ya está concienciada y sabe que la práctica del ejercicio físico es esencial”.


Tiene muchas cosas que agradecer al deporte, más allá de los éxitos cosechados: “Tengo una disciplina aprendida de mi época deportiva, un compromiso e implicación con mis alumnos y su objetivo, que también es el mío. Quince años te sirven para el trabajo, esa resiliencia. Son herramientas de tu etapa deportiva aplicables al mundo laboral. Lo percibo porque soy autónomo, soy mi empleado, soy mi jefe y veo que todo eso es una herencia de esa etapa deportiva. La mejor herencia que me ha dejado el deporte”. 

 

Un récord de 22 años

Récordman de Europa de 1.500 metros en pista cubierta en 1999 en El Pireo, ostentó ese honor durante 22 años, hasta que se lo arrebató Jakob Ingebrigtsen en Liévin en 2021.


Del Agra del Orzán, Andrés Manuel Díaz (A Coruña,1969) comenzó con 17 años en el Club Atletismo Coruña y entrenaba en la pista cubierta y en la desaparecida pista del estadio de Riazor. Participante en dos Juegos Olímpicos, seis Campeonatos del Mundo y cinco Campeonatos de Europa, hay varios recuerdos que se han marcado en su memoria. Formó parte de aquella generación de oro del 1.500 español. Fue bronce en el Campeonato del Mundo bajo techo de 1.500, séptimo en los Juegos de Sídney y primero en el ránking mundial de la distancia en pista cubierta en 1999. Una lesión en el tendón de Aquiles marcó su retirada.

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