Manolo Planas: “Cuando competía todo era yo, yo, yo. Ahora hago cosas para los demás”
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Manolo Planas: “Cuando competía todo era yo, yo, yo. Ahora hago cosas para los demás”

El excampeón del mundo de kick-boxing rememora para este diario la transición desde el deporte profesional hasta su actual dedicación, como presidente de la Federación Gallega de Boxeo
Manolo Planas: “Cuando competía todo era yo, yo, yo. Ahora hago cosas para los demás”
Manolo Planas posa ayer en las instalaciones de su gimnasio, Fight Factory, en A Coruña | javier alborés

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“Siempre he dicho que a los deportistas no se les prepara mentalmente para después del deporte. No se dice ‘caballero, su vida deportiva es muy corta’”. Así de contundente se muestra Manolo Planas (Madrid, 1969). 

 

El excampeón Mundial de kick-boxing, que subraya con orgullo que es coruñés, sigue ligado al boxeo, una disciplina deportiva que ama y que liga a un mantra que repite varias veces: “El boxeo es un deporte”.
Lleva 14 años siendo presidente de la Federación Gallega de Boxeo y se sincera sobre cómo se ve este momento vital, tras bajarse del ring: “Quizá la etapa de mi vida fuera del deporte haya sido mucho mejor que la deportiva, en el aspecto en el que he hecho muchas más cosas que cuando estaba compitiendo”.

 

 Aún así, admite que el proceso de transición fue duro. “Hay mucha gente que se jubila a los 65 y entran en depresión porque se ven inútiles. Imagínate en el deporte, con treinta y pico, cuarenta años, depende de lo que te respeten las lesiones. Estás fuera de los focos y a todos nos ha pasado el sentirnos así (inútiles)”, reconoce.

 

Dos décadas después


Para él la clave fue “luchar, ser fuerte mentalmente y ponerte otras metas”. Hizo este verano veinte años que se retiró y recuerda que al principio lo llevó “muy mal”. “En tu cabeza piensas que puedes seguir, a pesar de las lesiones, de todo, que puedes ir para adelante, pero no estás bien”, aclara.


Una vez llegó la hora del adiós rememora las dificultades con las que se encontró:  “Cuando competía todo era boxear y yo, yo, yo y ahora hago cosas para el deporte, he conseguido muchas y ahora también hago cosas para los demás. Me encuentro muy bien en esta fase.”


Pero, no siempre es fácil saber cuándo parar y asomarse al abismo que viene después. “En deportes como este es mejor retirarte a tiempo que te jubilen”, asegura. El problema es que no existe un plan para los deportistas y falta ayuda: “Instituciones como el COI, el CSD o la Xunta deberían de ayudar a integrar a los deportistas en la vida laboral. En el momento en el que tienes la cabeza ocupada y trabajas se te olvida todo muy rápido. El problema es no tener la cabeza ocupada, sentirte inútil es lo peor”, advierte.


“Cuando eres deportista te pasas toda la vida haciendo una cosa y a una persona que se retira con 35 años, ¿dónde la metes, cómo haces? Ahí está el problema”, apunta. En su caso, estudiar fue la clave. “No sabía nada, sólo sabía boxear. Me he tenido que formar. Sé hasta donde puedo llegar, he aprendido mucho a base de trabajar, formarme y equivocarme mucho. Esto es como en el deporte. El fracaso al final es un triunfo. Tú fracasas pero si sigues luchando al final se convertirá en un triunfo. Pasa lo mismo en la vida laboral, comienzas un negocio, no sabes, te equivocas, pero si persistes y trabajas acabas triunfando. Me he tenido que formar y creo que todo el mundo lo tiene que hacer”, reseña.


Se muestra orgulloso de lo conseguido y dice entender ahora lo difícil que es conseguir las cosas, algo que como deportista a veces no veía. “Tienes una parte que es la política deportiva, que es más compleja y otra es la del deportista. Cuando lo eres te quejas y dices ‘¿por qué no hacen esto?’ Y parece todo más fácil. Cuando llegas a un despacho y tienes que trabajar con un presupuesto ves que no lo es. Llegué con una deuda brutal a la Federación y la saneé. Teníamos poco más de 70 licencias, acabamos el año pasado con 7.000. Se hacían siete eventos al año y el pasado, más de 70. Tenemos un olímpico por primera vez en la historia en Galicia (Enmanuel Reyes), este año la selección gallega élite ha quedado segunda por equipos, a un punto de la primera, la selección femenina de school boys fue campeona de España por equipos y por cada diez licencias de boxeo en España cuatro son gallegas. Hemos trabajado mucho, estoy muy orgulloso y el boxeo se está expandiendo mucho”. 


Reivindica que “el boxeo es un deporte que te da muchísimas cosas. No es sólo subir a un ring y pegarse golpes”. Celebra que la percepción que se tenía de él haya cambiado: “Cuando era niño decías ‘voy a hacer boxeo al Palacio de los Deportes’ y era poco menos que decir voy con los malos del barrio. Nadie quería saber nada de ti, tenía una leyenda negra muy grande. Quizás una parte fuese real, pero hoy en día no. La gente ya no se esconde como antes". 

 

 

Ascenso fulgurante

Manolo Planas tuvo un ascenso fulgurante. Con 20 años fue campeón de España aficionado de kick-boxing. Luego dio el salto a profesional. A los 26 logró su primer gran cinturón, el Europeo. Y sin haber cumplido los 30 ganaba el Mundial, que revalidaría hasta en cuatro ocasiones. Fue también subcampeón del mundo de savate (un deporte de combate de origen galo) y es entrenador nacional de boxeo. 


Es desde hace 14 años presidente de la Federación Gallega de Boxeo y ha conseguido impulsar este deporte en Galicia, llevándolo al programa Xogade de la Xunta de Galicia, que combina el deporte escolar y el federado. Galicia cuenta actualmente con alrededor de 7.000 licencias y en su gimnasio se forjó Enmanuel Reyes, flamante medalla de bronce olímpico en los pasados Juegos de París 2024. 

Manolo Planas: “Cuando competía todo era yo, yo, yo. Ahora hago cosas para los demás”

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