El Deportivo afronta este domingo (18.30 horas) en Anduva un reto mayúsculo. El Mirandés, cuarto clasificado y en plena pelea por el ascenso directo, no solo es el segundo mejor local de la categoría, sino también un rival maldito para el conjunto coruñés en los últimos tiempos. Ingredientes de sobra para que el equipo de Óscar Gilsanz encare el enfrentamiento con la máxima atención y respeto.
Porque más allá de su buen momento competitivo, el Mirandés se ha convertido en los últimos tiempos en una auténtica bestia negra para el Deportivo. Desde el inicio del siglo XXI se han enfrentado en siete ocasiones y el balance es demoledor: cuatro derrotas y tres empates para los blanquiazules, que no han sido capaces de derrotar al conjunto burgalés en este periodo.
Y no solo son números. La historia reciente entre ambos está marcada por episodios especialmente dolorosos para el deportivismo. Desde la humillante eliminación en la Copa del Rey de la temporada 2015-16 hasta la derrota de 2020 que dejó al Dépor al borde del descenso a Segunda B y sin depender de sí mismo para evitar la catástrofe. El último capítulo de esta pesadilla se escribió hace apenas unos meses, con el contundente 0-4 encajado en Riazor en el cierre de 2024, en el que a la postre, además, fue el último encuentro de Lucas Pérez como blanquiazul en el estadio coruñés.
Antes de esta racha negra, los duelos entre ambos fueron contados. En la temporada 1980-81, en Segunda B, se repartieron una victoria por bando: 2-1 en Anduva para los locales y 3-0 en Riazor para el Deportivo. No fue hasta la década de 2010 cuando volvieron a cruzarse, y ahí comenzó la maldición coruñesa.
En la campaña 2013-14, el Deportivo de Fernando Vázquez ascendió a Primera División, pero fue incapaz de vencer al Mirandés: 0-0 en Riazor y 1-0 en Anduva con gol del mítico Pablo Infante de penalti.
Dos años más tarde llegó el desastre copero. En la ida de los octavos de final, el Deportivo logró un empate en Anduva (1-1). Alberto Lopo igualó el gol inicial de Álex Ortiz y dejó la eliminatoria abierta. Pero en la vuelta recibió un sonoro correctivo (0-3) en un Riazor atónito. El Mirandés, entonces en Segunda, arrolló a un Primera desbordado, sin tensión ni argumentos futbolísticos. Provencio marcó un doblete y Abdón Prats, que años después sería de nuevo verdugo blanquiazul con la camiseta del Mallorca, firmaron una noche negra para los coruñeses y dieron el pase a cuartos al equipo de Carlos Terrazas.
Ya en Segunda División, los siguientes enfrentamientos no mejoraron el panorama. En la temporada 2019-20, el Dépor empató 1-1 en A Coruña, pero Anduva volvió a ser un calvario en la penúltima jornada de Liga. Un solitario gol de Merquelanz condenó a un Deportivo (1-0) que venía de caer de forma estrepitosa ante el Extremadura (2-3) y que, tras la derrota en Miranda, dejó de depender de sí mismo para salvarse. El resto es historia: descenso a Segunda B y esperpento final con el aplazamiento del Dépor-Fuenlabrada por un brote de covid en el club madrileño.
El último enfrentamiento entre ambos reabrió las heridas. Fue en diciembre de 2024, en el cierre de la primera vuelta y del año. En un partido que arrancó igualado, un penalti riguroso por mano de Mario Soriano desató la tormenta. Urko Izeta, con un hat-trick, y Joel Roca firmaron un castigo abultado (0-4), la mayor derrota del conjunto coruñés en la presente temporada.
Con este historial y ante un Mirandés lanzado en la tabla, el Deportivo de Gilsanz visitará Anduva consciente de que necesitará su mejor versión para romper una maldición que ya dura demasiado.