“Llevo aquí tres días y hay que poner en valor a los futbolistas, un grupo que tuvo una actitud a lo largo de la semana muy buena”. Tres sesiones de entrenamiento tuvo solo Óscar Gilsanz al frente del Deportivo antes del partido de este sábado ante el Cartagena. Todavía es pronto, pero aunque el once fue similar al último de Imanol Idiakez sí que se vieron cambios en la disposición de algunos futbolistas.
Se notó, por ejemplo, en la colocación de los jugadores en la medular. Cuando el Deportivo atacaba optó por un 4-3-3. La línea de centro contaba con Soriano algo más atrasado y por delante Diego Villares y Lucas Pérez, por derecha e izquierda, respectivamente.
En esta disposición ofensiva jugaban más altos los extremos, tanto David Mella como Yeremay, aunque este último aprovechaba el espacio entre Soriano y la dupla Villares-Lucas para meterse más por dentro.
Una disposición más escalonada, que favoreció a futbolistas como Diego Villares. Al jugar más alto tuvo ocasiones de recuperar balones y robar a la espalda, uno de sus puntos fuertes.
Además, con la ubicación más baja de los laterales estos no tenían que realizar tantos esfuerzos en recuperación si el Dépor perdía el esférico. Mientras, en defensa el equipo optó por un 4-4-2, en el que los extremos estaban más altos, lo que ayudaba a la hora de robar el esférico en campo rival. Gracias a esto, el Dépor tenía menos metros que recorrer para armar ataques rápidos, aprovechando la velocidad de Yeremay y Mella.
Pequeños ajustes por parte de Óscar Gilsanz, que en apenas tres días de entrenamiento, que pudo tocar un poco el dibujo del Dépor. El míster tendrá ahora, en principio, más días por delante para trabajar, en una semana larga de entrenamientos, al jugar el próximo lunes.