“Te recomiendo ir a ver un posible juego brusco grave”. “Vale, veo impacto, veo los tacos, va por detrás... Es roja. Para mí llega tarde, le impacta con los tacos en el gemelo con superficie y con intensidad. Voy a expulsarlo”. Esta conversación podría describir perfectamente la acción que Eneko Jauregi cometió sobre Mario Soriano nada más salir al terreno de juego el sábado. “Te recomiendo ir a ver un posible juego brusco grave”. “Hay impacto en una zona alta y hay juego brusco grave. Voy a expulsarlo”. Con esta otra, la mente se va a la dura entrada de Puric a Yeremay poco después.
Pero no. Ninguno de los dos lances acabó castigándose con sanción. No son tampoco palabras imaginarias. Son llamadas del VAR que esta misma temporada ha sufrido el Deportivo para ver cómo Diego Villares y Ximo Navarro tomaban el camino de vestuarios antes de tiempo tras ver sendas rojas ante Mirandés y Cartagena. Ambas alertas, curiosamente, con López Toca como actor protagonista.
El vaso de la paciencia blanquiazul estaba rebosante y lo que ocurrió en A Malata no viene más que a constatar el agravio que la plantilla deportivista está sintiendo esta temporada. “Criterios dispares”, señaló Pablo Vázquez en zona mixta tratando de mantener la diplomacia. Es esa doble vara de medir la que más está molestando a un grupo de futbolistas que ha sufrido en lo que va de Liga tres expulsiones a pesar de ser, junto al Albacete, el equipo que menos faltas comete en la categoría a una distancia sideral del resto. La ecuación se completa con un dato todavía más incomprensible: ningún rival ha visto la roja esta temporada contra el Deportivo.
En un fútbol de hoy que está sometido al análisis pormenorizado con un sinfín de cámaras, lo que se suma a que el equipo coruñés cuenta con dos jugadores en el top 20 de futbolistas que más faltas reciben (Yeremay y Mella), resulta que no ha habido en 33 jornadas acciones merecedoras del castigo mayor por parte de los colegiados. Es un dato difícil de asimilar por más que semana tras semana se repitan situaciones como las que el Racing de Ferrol llevó al extremo en el derbi. Además de las citadas a Mario Soriano y Yeremay, hubo dos más sobre David Mella y Diego Gómez que cuanto menos rozaron la naranja.
Pero no pasó nada porque esta campaña pegarle al Deportivo está de oferta. Eso mismo debió pensar en su casa Ximo Navarro, que mostró su incredulidad a través de las redes sociales después de haber visto la roja unos días antes por una acción igual de temeraria, pero desde luego mucho menos alevosa.
Es una tendencia que se viene repitiendo si tenemos en cuenta la clasificación de amarillas provocas este curso en Segunda. El Dépor ha forzado 81 tarjetas para sus rivales, pero la puntería de los colegiados ha llevado a que ninguna fuera repetida en el mismo adversario. Solo cinco equipos sacan más amonestaciones, con un saldo de expulsiones a favor que se mueve en unas cifras mucho más coherentes con la situación. En este grupo, el equipo que se ha beneficiado con menos rojas es el Racing de Santander con cinco, aunque cuatro de ellas llegaron por doble amarilla como era de esperar del conjunto que más cartulinas le arranca a los adversarios. Albacete, Málaga, Elche, Zaragoza o Mirandés, estos dos últimos encabezando la tabla de equipos que más tajada han sacado con ocho, ocupan todos puestos en la mitad alta de la tabla como le corresponde a los equipos que sufren castigo continuo.
La anomalía en este caso es el Deportivo, que tiene nueve jornadas por delante para seguir recibiendo golpes y esperar que, por fin, algún colegiado decida que es un buen momento para inaugurar su casillero de expulsiones.