El Deportivo acumula una decena de ascensos a la máxima categoría. Los más recordados, por ser los cuatro más recientes y por producirse en Riazor, son los logrados ante el Rayo en 1971, Murcia en 1991, el Huesca en 2012 y el Jaén en 2014. También el primero, histórico, en 1941, con el conjunto pimentonero en campo neutral, en el madrileño Vallecas. Su segundo salto a la división de honor, uno de los menos mentados a lo largo de los años, tuvo como escenario Ferrol, ciudad que el Dépor vuelve a visitar este sábado.
24 de marzo de 1946. El Racing de Ferrol recibe al Deportivo en la penúltima jornada de Segunda División. Los blanquiazules son segundos en la tabla con 30 puntos, dos por detrás del Sabadell y tres por delante del RCD Córdoba. Los verdes, con 24 puntos, tienen garantizada la permanencia, pero aún no han evitado el puesto de promoción.
Hilario Marrero, el técnico del primer ascenso, está de nuevo a los mandos del Dépor, que comienza la temporada con el pie izquierdo. Cinco derrotas en las ocho primeras jornadas dejan a los coruñeses undécimos, con 6 puntos, a solo uno del descenso. Curiosamente, el conjunto ferrolano es líder con 13 puntos, después ganar 6 encuentros consecutivos. Sin embargo, hasta su visita al Inferniño, el Deportivo solo pierde dos encuentros más, en Tarragona (2-0 en la 16ª jornada) y en Heliópolis frente al Betis (1-0 en la 18ª jornada). El resto, 10 victorias y 4 empates.
El Racing hace el camino inverso. Solo suma dos victorias entre la 13ª jornada y la 24ª, en la que derrota al Zaragoza (1-0) El conjunto verde solo suma 7 puntos de 22 posibles, pero le son suficientes para evitar el descenso directo a Tercera.
El Deportivo se concentra desde el jueves en Pontedeume. En aras de evitar altercados, el club ferrolano emite un comunicado, publicado en diversos medios escritos, recordando “la calurosa y cordial acogida” que la afición coruñesa dispensa a los hinchas ferrolanos en el partido de la primera vuelta. Porque se cuentan por millares los seguidores coruñeses que se desplazan, por mar y tierra, a la ciudad naval. Incluso el polideportista coruñés Jorge Doncel lo hace sobre sus patines. El Inferniño —al que todavía le falta una década para recibir el nombre de Manuel Rivera— se llena ya a las dos de la tarde, cuando el inicio del partido está marcado para las cuatro.
El Racing, que dirige Amadeo Sánchez, forma con Moreno; Caliche, Sobrino; Malet, Fontela, Alonso; Ortiz, Barón, Caeiro, Porta y Landeta. El Deportivo juega con Acuña; Ponte, Portugués; Molaza, Bienzobas, Reboredo; Marquínez, Guimeráns, Mijares, Fabeiro y Chao. Imparte justicia el legendario Pedro Escartín, árbitro olímpico y mundialista, miembro del Comité Disciplinario de la FIFA durante casi tres décadas, seleccionador español en 1952, 1953 y 1961 y célebre periodista desde esa fecha hasta su fallecimiento en 1998.
El partido no tiene demasiada historia hasta que un disparo seco y a bote pronto desde fuera del área de Fabeiro adelanta al Deportivo. Corre el minuto 19 de la segunda mitad, 64 de partido. A partir de ese momento, el equipo coruñés maneja el choque a su antojo, apoyado en su poderoso trío defensivo, con el único fin de acelerar las manillas del reloj. El Deportivo cierra la temporada de su primer descenso a Segunda con el ascenso.
Fabeiro es un héroe. El interior izquierdo padronés de nacimiento pero criado en A Coruña, solo marca 3 goles con la camiseta blanquiazul. El del Inferniño es el último. Es su única campaña en el Dépor. Al acabar la temporada pone regresa al Racing de Ferrol, desde donde había llegado doce meses antes. Después juega en Castellón (1948-49) y Orensana (1949-50) antes de regresar al Inferniño (1950-1952).
A Coruña es una fiesta. La expedición deportivista llega a la ciudad alrededor de las diez de noche, previa parada en Pontedeume. En la localidad eumesa los blanquiazules son agasajados con una copiosa merienda. En medio de la misma, el presidente Virgilio Rodríguez Rincón, uno de los socios fundadores del Deportivo, pronuncia un vibrante brindis exaltando el esfuerzo de los jugadores, el acierto del entrenador y las esperanzas de los aficionados. Son muchos los deportivistas que se concentran a esperar al bus blanquiazul frente al local del club. La hinchada corea del pasodoble ‘Islas Canarias’ en honor a Hilario. Los entusiastas buscan y encuentran a Fabeiro, al que levantan a hombros cual torero.
El “gol de Fabeiro en el Inferniño” retumbó en los transistores coruñeses. Una alegría en medio del primer Dépor ascensor, que cambió de categoría en cuatro campañas consecutivas, entre 1944 y 1948, antes de acariciar la Liga en 1950.