El 2-0 logrado por el Deportivo en la victoria ante el Almería (3-1) puede ser explicado con multitud de símiles y metáforas relacionadas con otras disciplinas. En términos culinarios, fue un gol cocinado a fuego lento, de elaboración gourmet, una receta preparada con mimo y servida al punto. El tanto anotado por Yeremay, si se compara con el mundo de la música, fue una sinfonía interpretada por una orquesta afinada y sincronizada. Un gol que, en términos tecnológicos, podría ser considerado un ejercicio de precisión en el ensamblaje de las piezas de un mecanismo minucioso y efectivo.
La comparación es lo de menos. El 2-0 conseguido en Riazor ante uno de los mejores equipos más potentes de la categoría, en el plano deportivo y en el económico, fue una muestra de paciencia, control y aceleración en el momento oportuno. Una acción colectiva que duró exactamente 95 segundos desde que José Ángel Jurado robó el cuero a Luis Suárez en la frontal del área propia hasta que Yeremay envió con delicadeza el esférico a la red. Entre medias, un total de 30 pases, 72 toques y la participación de los diez jugadores de campo, con especial mención para un José Ángel que fue el futbolista que más veces (7) intervino en la jugada.
Tras la recuperación del mediocentro, Yeremay lleva el balón hasta el campo rival, donde se asienta el equipo, tras esquivar a Lopy y Bruno Langa. Mario Soriano, Eddahchouri y Ximo entran en la ecuación, con varios pases cerca de la zona del banquillo blanquiazul, hasta que la jugada se reinicia con un envío de Zaka al círculo central. Pablo Vázquez y Pablo Martínez entran en escena, así como un José Ángel que se convierte en un apoyo permanente en el transcurso de esta acción.
Pablo Martínez oxigena la jugada en un momento dado con una apertura a la banda izquierda donde Mella interviene por primera y última vez para devolver el balón a José Ángel. El mediocentro sevillano, Yeremay, Pablo Vázquez y Villares combinan en el centro del campo hasta que de nuevo aparece en escena Ximo Navarro en la banda derecha. La jugada se vuelve a calmar ante la pasividad del Almería en la presión y Pablo Vázquez reanuda el juego combinando de nuevo con un José Ángel incrustado entre centrales.
El ex del Tenerife traza un pase por alto, el único en toda la acción colectiva, en busca de Yeremay en la línea divisoria. El canario controla con el pecho y abre de nuevo el juego a la banda hacia Ximo con un taconazo. Villares recibe el cuero, gira sobre sí mismo para deshacerse de Nico Melamed y encuentra otra vez al faro José Ángel, que decide acelerar la jugada buscando un pase tenso, raso y largo hacia Obrador, libre de marca pegado a la línea de cal de la banda izquierda.
En ese momento, el lateral tiene vía libre por delante, se planta en el vértice del área, levanta la cabeza para buscar un compañero y ve a Yeremay pidiendo el esférico en la frontal del área. El jugador cedido por el Real Madrid realiza un pase preciso al ‘10’, que hace un control ligeramente adelantado. Sin embargo, Eddahchouri, con un desmarque hacia el primer palo, se lleva consigo la marca de Edgar. El central del Almería, además, resbala en su intención de cambiar de dirección para frenar el avance de Yeremay. Así que el canario se planta casi en el área pequeña en un mano a mano contra Luís Maximiano. El remate final, sin ser demasiado ajustado, sirvió para superar al portero portugués y poner la pincelada final a un cuadro convertido en obra maestra coral.
Óscar Gilsanz, tras el partido, destacó el “trabajo colectivo” realizado por sus jugadores durante la victoria ante el Almería y también recalcó las “buenas decisiones tomadas en el último tercio”. El Dépor fue letal en esa zona del campo, pero también tuvo paciencia en la creación del juego, a pesar de ciertos sustos en los primeros compases del partido.
De hecho, Rubi, entrenador del Almería, elogió al equipo coruñés: “Quiero felicitar a nuestro rival porque ha hecho cosas muy buenas, ha sacado el balón bien desde atrás y, con tres zarpazos y efectividad, ha hecho goles de bella factura”. Como ese 2-0 que ya queda para el recuerdo.
El Deportivo ha demostrado, en múltiples ocasiones a lo largo de la temporada, que disfruta corriendo. La verticalidad y explosividad de Mella y Yeremay, además de la capacidad de Lucas Pérez para lanzar contragolpes y de Mario Soriano para acelerar la jugada, son algunas de las armas principales de un equipo que, sin embargo, también ha probado recientemente que tiene mimbres para ser dañino en un ataque posicional.
Los dos primeros goles logrados ante el Almería son otra prueba de ello. En el 1-0, el Dépor hunde a su rival poco a poco y José Ángel encuentra a Eddahchouri en la frontal para que el neerlandés haga lo que ha venido a hacer. Y en el 2-0, los diez jugadores de campo entran en sintonía para elaborar una acción colectiva cargada de tranquilidad, control e inteligencia. Son dos zarpazos en una primera mitad de clara superioridad sobre el Almería gracias a la movilidad de los blanquiazules y a la alta precisión y velocidad en la circulación de balón.
No obstante, el Deportivo de Óscar Gilsanz ya demostró que puede dominar a rivales a través del balón, aunque no siempre con un resultado como el del pasado domingo. Sin ir más lejos, en la derrota sufrida recientemente en Riazor frente al Levante, el Dépor creó una ingente cantidad de llegadas al área rival ante un rival replegado a la espera de salir al contragolpe. Pero no supo concretar esa superioridad de cara a puerta y cayó derrotado por 1-2 debido a dos regalos en defensa.
El resultado fue diferente en la visita al Burgos (0-1). El equipo blanquiazul se encontró de nuevo con un adversario que se siente cómodo adoptando una versión reactiva y supo madurar el encuentro hasta ponerse por delante en una acción colectiva que a la postre fue definitiva. De hecho, el gol de Mario Soriano en El Plantío es otra muestra de la capacidad asociativa del Deportivo. El cuadro de Gilsanz desatascó el encuentro en El Plantío contra el Burgos con un ejercicio de tranquilidad. Una jugada colectiva de exactamente un minuto, con 18 pases, la participación de siete jugadores diferentes, una conducción de Ximo Navarro y el remate certero del mediapunta.
Por otro lado, esta capacidad combinativa ya estaba presente en la etapa de Imanol Idiakez en el banquillo, aunque el equipo coruñés quizá no ofreció la sensación de control en los partidos con el técnico vasco que sí mostró en la pasada campaña en Primera Federación. No obstante, a pesar de protagonizar partidos con más idas y vueltas, el Dépor de Idiakez también dejó goles tras jugadas elaboradas de forma coral. Por ejemplo, el tanto de Ximo Navarro ante el Huesca en El Alcoraz es otra muestra del potencial de la plantilla en ese sentido: una acción de 46 segundos, con participación de los diez jugadores de campo, prácticamente en su totalidad en campo contrario, con un robo inmediato tras pérdida y con una definición final perfecta del lateral derecho.