La emoción de Eddahchouri que no tuvo sanción: ¿Era tarjeta amarilla su celebración con la afición?
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La emoción de Eddahchouri que no tuvo sanción: ¿Era tarjeta amarilla su celebración con la afición?

El árbitro Xabier Rodríguez analiza la jugada con la normativa en la mano
La emoción de Eddahchouri que no tuvo sanción: ¿Era tarjeta amarilla su celebración con la afición?
Eddahchouri celebró su gol con la grada | Cedida

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Uno de los protagonistas destacados de la victoria del Dépor ante el Almería (3-1) fue Zakaria Eddahchouri. El neerlandés, que había jugado los últimos minutos del encuentro anterior ante el Eibar, se estrenaba como titular en Riazor. Y apenas necesitó unos minutos para anotar su primer tanto. El ariete recibió en la frontal, se giró y puso el balón lejos del alcance de Maximiano. Era un gol especial y lo celebró a lo grande: se dirigió a la grada de Maratón y se abrazó con algunos aficionados de las primeras filas, pero sin llegar a subir a la grada. Y ese pequeño detalle le libró de la expulsión, pues hacerlo habría supuesto una tarjeta amarilla (en la segunda parte sí recibió una cartulina, por lo que, de tener una previa, se hubiese ido a la caseta).

 

Y es que subir a la grada sí que conlleva amonestación. "En caso de haber saltado a la grada, no habría ninguna duda: sería tarjeta amarilla", explica Xabier Rodríguez, árbitro consultado por dxt campeón. La norma tiene un objetivo: proteger la integridad de los aficionados. "Cuando hay un gol y el jugador sube a la grada, el éxtasis de los aficionados durante la celebración puede provocar alguna situación de peligro, como una avalancha", justifica el colegiado.

 

Así, las Reglas del Juego 2023-24, publicadas por IFAB, establecen que los jugadores no pueden extralimitarse en la celebración de un tanto y, más concretamente, lo siguiente: "Incluso si el gol se anulara, se deberá amonestar al jugador (... ) que trepe a las vallas perimetrales o se acerque a los espectadores generando problemas de seguridad". En este caso, Eddahchouri no trepa la valla, aunque el colegiado podría haber interpretado que sí que se acercó a los aficionados lo suficiente como para generar problemas de seguridad. Por suerte para los intereses blanquiazules, no fue así.

 

La lesión de Palermo, clave

 

Existen precedentes en el fútbol español que justifican la existencia de esta norma. Así, en la retina de los aficionados está un gol anotado por Martín Palermo con la camiseta del Villarreal en un encuentro de Copa ante el Levante. El argentino se acercó a la grada para celebrar su tanto, la valla cedió y varios aficionados se fueron al suelo. En el impacto, Palermo sufrió una grave lesión que le mantuvo varios meses alejado de los terrenos de juego. "En una acción que ejemplifica muy bien el sentido de la norma", asegura al respecto Rodríguez.

 

 

 

En A Coruña también tenemos precedentes. Uno de ellos (quizás el más similar al de Eddahchouri) es el tanto que anotó Lassad en la campaña 2011-12 ante el Celta en Riazor, tan solo un minuto después de que Orellana anotase para los vigueses. El tunecino conectó un trallazo histórico a la escuadra y se fue a celebrarlo al mismo fondo que el neerlandés, aunque tampoco llegó a subir a la grada. No recibió amonestación.

 

 

 

Quien si recibió la cartulina fue Emre Colak en la campaña 2019-20, en plena pandemia y con partidos a puerta cerrada. El turco marcó en un estadio vacío y subió a la grada. No había peligro para nadie porque, literalmente, no había aficionados a los que poner en riesgo. Pero había subido a la grada. Y eso siempre es tarjeta, como ya refirió Xabier Rodríguez.

 

 

 

Más reciente, en concreto la temporada pasada, está el gol de penalti de Lucas en Sestao que dejaba muy cerca el ascenso. En un estadio con la grada casi pegada al campo, sin apenas distancia entre la línea de fondo y los aficionados, el de Monelos se acercó a los hinchas blanquiazules y se abrazó a ellos. Por fortuna, el entonces jugador del Dépor, Berto Cayarga, estuvo hábil y retiró rápidamente de la zona al capitán blanquiazul, que no vio tarjeta. De haberlo hecho, hubiese sido la quinta y se habría perdido por sanción el siguiente encuentro: el del ascenso ante el Barcelona B en el que su golazo de falta certificó el tan ansiado regreso al fútbol profesional.

 

 

 

 

 

 

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