Para Chris Ramos (Cádiz, 1997) jugar en el equipo de su ciudad no es solo un sueño cumplido. Es un compromiso con su tierra, con su infancia. “Siempre quise jugar en el Cádiz. Era algo que tenía clavado dentro”, confesó el delantero en su presentación con el equipo gaditano. No lo decía por decir. Lo decía porque lo siente. Porque sabe lo que es estar en la grada del antiguo Carranza soñando con estar abajo, en el césped, con la camiseta amarilla.

Su llegada al Cádiz en el mercado de invierno de la temporada 2023-24 cerró un círculo vital. Antes tuvo que recorrer mucho camino. Después de militar en el San Fernando, el Valladolid se hizo con sus servicios y encadenó cesiones en el Sevilla Atlético, el Badajoz y el Lugo, donde, ya en propiedad del club gallego, explotó con buenos números goleadores en Segunda División. Se curtió lejos de su gente. Pero siempre tuvo en la cabeza volver. Y cuando llegó su oportunidad, no la desaprovechó.

Ahora no es solo un jugador más. Es una pieza imprescindible para el Cádiz. Es su referencia ofensiva y el segundo máximo anotador del equipo, con nueve goles, solo por detrás de los diez de Ontiveros. Además, es su talismán. Cada vez que Chris Ramos marca, el Cádiz gana. Así de simple. Hasta ahora, sus goles han sido sinónimo de victoria. 

Pero su aportación va más allá del gol. Chris Ramos es también un delantero clave en el juego aéreo. Es un especialista en las alturas. Ya la temporada pasada fue uno de los jugadores que más duelos ganó por arriba en Primera División, compitiendo con especialistas como Budimir, Muriqi o Mikel Merino. Este curso, pese a no haber sido siempre titular, también se encuentra en la zona noble de los jugadores que más duelos aéreos han ganado en Segunda División. Y en Riazor se las verá con Pablo Vázquez, otro futbolista que destaca en ese apartado estadístico. Además, tres de sus nueve goles han llegado precisamente por arriba: en Cartagena, ante el Oviedo y frente al Albacete en el Nuevo Mirandilla.

Amistad con Marco, un niño con un linfoma

Pero si algo explica quién es Chris Ramos es lo que transmite fuera del campo. Su historia con Marco, un niño gaditano de 9 años que padece un linfoma linfoblástico, ha conmovido a todo el mundo. Todo empezó con un vídeo de ánimo. Luego vino un encuentro. Y después nació una amistad sincera. “Era como una conexión mágica”, admitió el delantero. Desde entonces, Chris Ramos ha estado cerca de Marco en los momentos más difíciles, visitándole en casa, acompañándole al hospital y devolviéndole la sonrisa en sus días más grises. “Somos bros, somos como hermanos”, decía Marco. Una relación que también ayudó al propio jugador a superar momentos complicados, como la pérdida de su abuelo, al que estaba muy unido.

Chris Ramos representa más que goles para el Cádiz. Es el delantero de su tierra. El que soñó con vestir esta camiseta y ahora lo hace dejándose todo en cada partido. Es el jugador que da oxígeno al Cádiz en el campo y luz fuera de él. Un símbolo de identidad para un equipo que se agarra a su zancada, a su salto, a su capacidad de sacrificio y a su condición de talismán para soñar con el regreso, tarde o temprano, a Primera.