Dos partes muy diferenciadas para el estreno del nuevo Dépor de Óscar Gilsanz en Riazor. El Dépor consiguió entrar en el partido con energía, bien plantado y limitando la distancia entre líneas, lo que posibilitaba la recuperación tras pérdida.
De este modo, el equipo lograba generar ocasiones en continuaciones de jugadas lanzadas al espacio por medio de Barbero y Lucas, pero en las que Mella no era capaz de atinar en varias ocasiones, incluidos sendos mano a mano.
Con esto, el Dépor era superior durante la primera parte más por las ocasiones que generaba y que desperdiciaba que por juego, pero sí que era capaz de anular todas esas acciones ofensivas del Eibar.
Al paso por vestuarios parecía que la tónica iba a ser la misma, con la primera llegada de Yeremay, que por desgracia no lograba finalizar con claridad.
Pero cambiaban las tornas en este segundo acto y era entonces el Eibar el que metía a los blanquiazules en su área, a base de centros laterales y acciones a balón parado, dos problemas para el Dépor en esta temporada. Y fue justamente ahí donde se erigió para mí la figura del mejor jugador del equipo, que no fue otro más que Helton Leite.
Tres jugadas defensivas del portero brasileño, con tres grandes paradas que salvaron los muebles y permitieron al Deportivo seguir con vida cuando justamente más flaqueaban las fuerzas en la escuadra blanquiazul.
Y para contrarrestar la parcela defensiva, en la ofensiva David Mella logró sacudir al equipo del asedio armero con dos acciones personales suyas, una de ellas incluso reclamando un penalti.
No se señaló nada punible finalmente. En el tiempo añadido la calidad de Mario Soriano y el buen trabajo de Óscar Gilsanz en el apartado del balón parado supusieron el tanto de la victoria.
Supone esta importante diana una victoria balsámica para asentar la nueva etapa de Gilsanz en el banquillo herculino. Segundo partido y segundo triunfo del técnico.