El Deportivo Liceo afronta su tercera bola de partido. Salió airoso de las dos primeras, ambas en el Palacio de Riazor. Esta es la definitiva. También para el Noia. Con 2-2 en el global de la serie, el ganador en el Ateneu de Sant Sadurní (hoy, 20.30 horas) acompañará al Barça en la final por el título de la OK Liga.
El equipo coruñés no sólo jugará contra al Noia, tendrá que lidiar con el factor ambiental y el peso de la historia y las estadísticas. “Dicen que están para romperlas, ¿no?”, lanzó después del cuarto partido el técnico Juan Copa, más preocupado por el plan en la pista y el estado de sus jugadores que por el histórico de los quintos partidos o la mala racha del Liceo en el Ateneu.
Sólo dos equipos remontaron un 0-2 en contra desde que se instauraron los playoffs en la OK Liga a finales de los 80 –curiosamente el Noia en 2003 y el Igualada en 2004– y ya son seis las derrotas que encadena el conjunto verdiblanco en el Pabellón Olímpico. La última victoria data del 2019, aunque en 2020 ya le ganó al anfitrión en Torrelavit.
“El equipo ya fue capaz de igualar un 0-2 en contra y eso ejemplifica ese ADN liceísta del que se habla tanto”, avisó el capitán Dava Torres, que anotó cinco goles en los dos partidos de la serie en Riazor. “Disfruto mucho jugando al hockey en A Coruña y marcar un gol en el Palacio es muy bonito”, reconoció el ‘8’, que espera mejorar sus números en el Ateneu, sólo un tanto en los dos primeros encuentros de la serie. “Habrá que intentar que sea como aquí [en casa]. Cuando juegas al futbolín, dicen que el que empata, desempata”, confió.
El Liceo se agarra precisamente a las victorias en el tercer y cuarto partido, un cambio de dinámica en la eliminatoria después de empezar con sendas derrotas en Sant Sadurní. “Mentalmente vamos a llegar muy bien porque hemos salvado dos ‘match-balls’ y ahora el Noia tiene que salvar la suya con la presión de jugar en su casa”, comentó Copa, que tiene claras las líneas maestras a seguir en el quinto.
“Tenemos que estar tranquilos, ser inteligentes y jugar a lo que sabemos: defender bien, ser sólidos, trabajar muy bien la transición y aprovechar nuestras ocasiones”, detalló el entrenador coruñés, que se entrega al trabajo de Marc Godayol (preparador físico y su mano derecha en el cuerpo técnico) para mantener a la plantilla con chispa después de jugar cuatro partidos en los últimos diez días, seis en doce con el de hoy.
“Llevamos mucho tiempo fuera de casa y esta vez viajaremos el mismo día del partido. Físicamente estamos como estamos, pero Gudy es un fenómeno y viendo las caras en el vestuario, por ellos saldrían a jugar otro partido ahora mismo”, reveló Copa nada más acabar el duelo del domingo en Riazor.
La única duda para el quinto y decisivo encuentro de la serie en el Ateneu es el portugués Tomás Pereira, descarte forzado el domingo por unas molestias físicas. Ocupó su sitio en la convocatoria el argentino Guido Pellizzari.
El Liceo regresa a una pista maldita y con la memoria de que nunca antes ha ganado un quinto partido fuera de casa. Las tres victorias en un desempate sucedieron en Riazor: contra el Reus (5-2) en las semifinales de la temporada 1995/95, ante el Blanes (6-0) en los cuartos de final de la 2007/08 y precisamente frente al Noia (4-2) en la 2021/22, cuando se proclamó campeón de la OK Liga.
A los números del Liceo en los quintos partidos hay que añadir la fiabilidad del equipo que dirige Pere Varias como local. Sólo ha perdido dos partidos esta temporada, el 4 de noviembre contra el Tomar (4-6), en la fase previa de la WSE Champions, y el 20 de enero ante el Monza (3-6), partido de vuelta de los dieciseisavos de final de la Copa WSE (antigua CERS). En la OK Liga sigue invicto: suma once victorias (tres en los playoffs) y cuatro empates.
“Sabemos que vamos a sufrir, pero nos llevaremos la energía de Riazor para intentar meternos en la final”, proclamó Juan. “En su pista tienen algo bonito, como en Riazor, un ambiente deportivo que no hay en otros sitios. Sentiremos a los nuestros desde la distancia”, añadió Dava.
El factor cancha, la historia y las estadísticas juegan en contra, pero el técnico y el capitán, los dos pilares del actual Liceo, creen en el cambio de rumbo en la eliminatoria y, ¿por qué no?, en la remontada.
El Noia resistió 16 minutos con nueve faltas –a una de la directa– en el desenlace del segundo partido y el equipo coruñés aguantó 19 con catorce –también a una del castigo– en la resolución del cuarto. La presión de los banquillos, los jugadores y la grada sobre los árbitros, será otra de las claves en la final del Ateneu.
“En ataque, es más fácil que te piten una falta cuando juegas en sistema de bloqueos, y en defensa, tienes la oportunidad de saltar los bloqueos por delante o de cambiar. Jugamos con ese riesgo, nos solemos cargar al principio del partido porque somos muy bruscos en los contactos, pero cuando nos cargamos tratamos de evitar los bloqueos y nos concentramos en cada acción para no meter el palo. Pienso que nos salió bien, pero también al Noia, que en el segundo partido estuvo 16 minutos sin hacer la décima. Son acciones de juego y los árbitros lo hacen lo mejor que pueden”, analizó el capitán.
Las faltas de equipo derivan en la bola parada, un ‘must’ en el hockey patines moderno, aunque en esta eliminatoria no está sirviendo para marcar las diferencias. El Noia ha transformado 1 de 6 (cuatro en casa y todas en el stick de Martí Gabarró) y el Liceo sólo ha convertido 1 de 9 (siete como local, cinco en las manos de Dava, una de César Carballeira, otra de Tomás y otra de Bruno Saavedra).
Números, precedentes, sensaciones y dinámicas que palidecen ante dos palabras: quinto partido. La historia y la lógica desaparecerán cuando rueden la bola y los patines. Sólo 50 minutos separan al Liceo de otra final, la décima en la era de Juan Copa, y al Noia de la segunda en su historia, la primera desde la temporada 2002/03.