“Para mí el deporte es una forma de ver la vida en la que ella se refleja con éxitos, fracasos, caídas y alzamientos para conseguir avanzar y seguir creciendo como persona”. De esta forma es como define Isidoro Hornillos, uno de los atletas más grandes que ha dado A Coruña lo que es el deporte.
A pesar de nacer en Valladolid, el Director del Centro de Estudios e Investigación Olímpico de la Universidad de A Coruña empezó en al atletismo cuando se vino para A Coruña. Ya en tierras herculinas, descubrió este deporte gracias a dos docentes de la Universidad Laboral de Haciadama que le influenciaron mucho: Teodosio del Castillo Muñoz y Julio Sancristán.
“Yo me vine para A Coruña muy jovencito porque mis padres tuvieron que mudarse por trabajo desde un pueblo vallisoletano llamado Castronuño. Empecé jugando al voleibol en el colegio Liceo La Paz, pero cuando me cambié a la Universidad Laboral en Acea de Ama comencé con el atletismo gracias a Teodosio del Castillo Muñoz, profesor de educación física, y Julio Sacristán, que fue alcalde de Culleredo. Ellos fueron clave en descubrirme esta pasión”, indica Isidoro.
En cuanto descubrió esa pasión, rápidamente destacó como una de las mayores promesas nacionales. Su rendimiento en los Juegos Escolares de 1975, los cuales ganó, llamaron la atención de dos entidades muy importantes: el Centro de Alto Rendimiento de Madrid en la Residencia Joaquín Blume y del Real Club Deportivo de La Coruña.
Su fichaje por el Dépor se produjo, aparte de por su buen rendimiento, gracias a Emiliano Moreno, directivo del club blanquiazul y responsable de su sección de atletismo.
“Emiliano Moreno fue el culpable de que yo acabase en el Dépor porque era el delegado de la sección de atletismo. Para devolver esa confianza, cuando estaba en Madrid, siempre procuré potenciar el club. De hecho logramos fichar a Colomán Trabado, que fue campeón de Europa, y a José Casabona, que destacó mucho en 400 vallas”, asegura.
Tras mucho esfuerzo logró ir, con apenas 22 años, a los Juegos Olímpicos de Moscú 1980. Una experiencia única, pero en la que se sintió solo.
“Ir a Moscú fue un sueño cumplido porque era lo máximo para cualquier deportista. Además, iba como el récordman de España absoluto. Sin embargo, no corrí bien los 400, pero el relevo sí. Con todo, recuerdo esos Juegos con soledad porque no pudo ir nuestro entrenador por cuestiones federativas y eso se notó”, expresa con un tono amargo.
Lo que no sabía es que cuatro años después, tendría la oportunidad de ir a Los Ángeles, pero no se dio por una lesión en el pie debido a que le cayó un martillo mientras entrenaba en Santiago de Compostela. A partir de ahí, pensó en la retirada y cuando fue el momento adecuado dio un paso que para muchos es complicado.
“No me costó dar el paso, porque yo había visto muchos juguetes rotos del deporte español. Personas que tuvieron un gran protagonismo deportivo, pero luego no supieron integrarse en la sociedad. Entonces tenía esa lección aprendida. Eso hizo que mi transición del mundo deportivo al laboral fuese más fácil”, dice.
Y es que mientras era atleta de máximo nivel sacó la licenciatura en Educación Física. Esa carrera le abrió un mundo de posibilidades que aprovechó al máximo.
“Fui un privilegiado porque, al estar en la Blume y estudiar INEF, pude compaginar perfectamente mi formación deportiva con mi formación académica. Cuando acabé la carrera, quería volver a A Coruña para estar con mi familia y preparé las oposiciones y conseguí la plaza como profesor en un instituto. Más tarde surgió la oportunidad de pasarme al INEF y la aproveché”, comenta.
Aunque a Isidoro Hornillos le apasione la docencia, también le encanta el entrenamiento deportivo. Debido a que no se podía decidir, estuvo compaginando sus dos pasiones durante mucho tiempo.
“La verdad es que siempre fui muy inquieto. Me gustaba mucho la docencia y el entrenamiento deportivo. De hecho, fui entrenador de algunos atletas y hasta preparador físico en el Liceo durante dos años y pico con Andrés Caramés como entrenador. Además, tuve la suerte de que como profesor doy una materia que es avances en entrenamiento de fuerza y pude compaginar la parte deportiva con la docente”, asevera el exatleta olímpico.
Pero ahí no quedó su inquietud ya que desde 1984 ocupó distintos cargos en la Federación Gallega de Atletismo hasta ser presidente. Algo que le hace estar muy orgulloso y sentirse cerca del deporte que le ha dado tanto.
Un palmarés envidiable |
Isidoro Hornillos (Castronuño, Valladolid, 1957) es, probablemente, uno de los mejores atletas gallegos de la historia. En su palmarés destacan numerosos Campeonatos de España Escolar, Campeonatos de España Absolutos y la participación en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980.
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