Siguiendo los pasos de José, su hermano mayor, Pedro (23 años) y Juan (21) empezaron a jugar al balonmano en las escuelas del Xiria, en Carballo, su pueblo natal. “Cuando mi madre les llevaba a entrenar yo me quedaba en la puerta llorando. El entrenador se debió hartar de escucharme y un día me dejó pasar”, recuerda entre risas el pequeño de los Pereira, protagonistas en el derbi coruñés Culleredo-OAR (hoy, 19.30 horas) que abre la nueva temporada en Primera Nacional en el pabellón municipal de Tarrío.
Juan y Pedro compartieron equipo, primero en el Xiria y luego en el OAR, hasta hace dos temporadas, cuando el mediano dejó el balonmano por los estudios. Solo paró un año: “Echaba de menos la rutina, engancha”, admite. Volvió con una oferta del Culleredo, recién ascendido, y en el último partido del curso ya se vieron las caras.
“Fue la primera vez que jugábamos el uno contra el otro y como los dos somos primeras líneas y defendemos en el centro nos acabamos encontrando”, recuerda Juan. “Nos mandaron entrar a la vez. Fue como si los dos entrenadores se pusieran de acuerdo, fue gracioso. Era un partido un poco desigual, con menos trascedencia y nos pudimos buscar uno al otro para pasárnoslo bien”, añade Juan.
Ganó el OAR (44-28), que ya tenía asegurada la fase de ascenso, mientras que el Culleredo ya estaba descendido, aunque posteriormente recuperó la plaza. Hoy será otra historia, o eso espera el mediano de los hermanos Pereira: “El año pasado se notaba que era un equipo recién ascendido, pero ahora tenemos otra solidez defensiva y más experiencia en Primera. En los tres partidos que hemos jugador notamos mucha mejoría”.
“Simplemente por los resultados que están cosechando, contra equipos de media tabla como el Bueu, el Carballal o el Xiria, se ve que esa mejoría es más que notable. No nos confiamos y Nando [González, nuevo entrenador del OAR] nos aprieta para sacar el máximo”, arguye Juan, que ha encontrado su sitio en una plantilla muy cambiada, pero igual de ambiciosa después de tres fases de ascenso consecutivas.
“La apuesta del club es fuerte y clara: quieren volver a una fase y esta vez conseguir el deseado ascenso. Nando ya lo logró cuando entrenaba al Mallorca y además tenemos a varios jugadores que también saben lo que es ascender, lo que es jugar en Plata o incluso en ASOBAL. Hay un salto de calidad”, reconoce el pequeño de los Pereira.
Pedro ya pudo comprobar el potencial del nuevo proyecto del OAR en la la final de la Copa Galicia, con victoria ante el Reconquista de Vigo. "Va a ser complicado que algún equipo se acerque a su nivel, pero creo que si van muy sobrados les podría afectar en la fase”, avisa. “Vamos a tener que luchar todos los fines de semana y seguro que nos encontramos piedras en el camino. No podemos pensar que vamos a ganar todos los partidos porque no hemos jugado ni el primero”, responde Juan.
El objetivo del Culleredo es más modesto: “Con los resultados de pretemporada los jugadores queremos pelear por la zona media de la tabla, pero lo primero es la permanencia y, sobre todo, competir todos los partidos, desde el primero, aunque el OAR sea el rival más fuerte”, analiza Pedro, que ha apostado con su hermano una comida en el partido de hoy: “Un buen chuletón”, ríe.
Los Pereira ya no pasan tanto tiempo juntos. El jugador del Culleredo dejó la casa familiar de Carballo para irse a Santiago, donde estudia Química, y el del OAR reside en A Coruña, donde acabó un ciclo superior en Acondicionamiento Físico y ahora cursa otro en Asistencia a la Dirección, pero se ven cada fin de semana.
“Durante la semana no me acuerdo de nadie, ya tengo suficiente con las clases y los entrenamientos, si algún día llego un poco antes le llamo y nos tomamos algo. Y si no hablamos sabemos que los dos estamos bien”, desvela el mediano, que no siempre se llevó tan bien con su hermano pequeño.
“Hace poco se lo comentaba a mamá. No sé en qué momento pasó de ser mi enemigo, con los míticos roces de hermano pequeño, a ser un amigo más”, se sincera. “Cuando éramos pequeños no teníamos buena relación, nos peleábamos mucho y nos llegaron a echar de algún entrenamiento”, confirma el pequeño.
Se conocen de sobra, fuera y dentro de la pista: “Juan es un jugador defensivo muy completo. Mis compañeros me decían en la grada el otro día: ‘Oye, tu hermano ya defiende mejor que tú’. Yo le digo que la intensidad que tiene atrás le falta en ataque”, le describe Pedro, que en palabras de su hermano es “un jugador que no se amedrenta en defensa y que en ataque sí tiene ese plus: mayor confianza para hacer lanzamientos lejanos o asumir más reponsabilidad”.
Hoy se buscarán con las mismas ganas de siempre, sin miedo al contacto en un deporte muy físico: “Los árbitros marcan la intensidad o la dureza del partido. Cansa muchísimo porque estás todo el partido chocando una y otra vez contra tíos de 90-100 kilos”, reconoce el central del Culleredo. “Si le das de frente y en el aire, es falta y a seguir, pero los golpes por detrás, en la cara o a destiempo ya se sancionan más fuerte”, le sigue el del OAR, que no bajará el brazo si tiene que frenar a su hermano.
Duros, pero nobles, se encontrarán en el pabellón de Tarrío con un mismo objetivo, una victoria para empezar la temporada de la mejor manera posible, pero metas distintas en el balonmano: “Con el proyecto que tenemos aquí, me haría mucha ilusión ascender y poder jugar un año en División de Honor Plata. Cuestiones como la ASOBAL ya son palabras mayores”, asume Juan.
“Yo estoy muy cómodo en esta categoria. Los viajes a Canarias ya nos quitan mucho tiempo. Imagina en Plata, que viajas cada dos fines de semana. Ahora mismo lo pienso y digo ‘no lo quiero ni para atrás’. Habría que verlo”, difiere Pedro.
Con la ilusión de aquellos dos chavales de Carballo que empezaron a jugar en la cantera del Xiria, hoy protagonizan el derbi de los Pereira en Primera Nacional.