El Dominicos-Vendrell del pasado sábado en Monte Alto no fue un partido más, al menos para la familia Villares Grela. Los hermanos coruñeses Tomás (23 años) y Gabriel (27) se reencontraron una vez más sobre el parqué. Y ya van siete duelos en su particular cara a cara. “Casi siempre gano yo: tengo cinco victorias, un empate y una derrota”, hace las cuentas el mayor, que en realidad es el mediano de la saga porque su hermano Julián (29) también juega al hockey en El Pilar madrileño. “Me da un poco de rabia porque la mayoría de los partidos han sido muy justos y siempre caen para su lado. Durante la semana nos picamos un poco y nos lanzamos nuestras pullas, pero al final me toca recoger cable”, asume el pequeño.
“Estuvo diciendo en un grupo de WhatsApp que nos iban a ganar, pero como buen hermano pequeño tendrá que esperar”, ríe Gabriel, que le desea lo mejor a Tomás y al Dominicos esta temporada, salvo cuando se lo vuelva a encontrar al otro lado de la pista. “Antes del partido nos reímos, pero cuando acaba me sabe mal por él y por su equipo. Así es el deporte”, reconoce el jugador del Vendrell, quinto clasificado de la OK Plata Norte con 12 puntos en cinco jornadas, mientras que el conjunto colegial aún no ha estrenado su casillero.
La diferencia entre los dos equipos no se reflejó sobre la pista. “Lo mejor que nos llevamos fue el resultado. El Dominicos fue superior en muchas partes del partido, pero nuestro portero lo paró todo”, detalla el mayor. “Nos lo deberíamos haber llevado nosotros, pero las dinámicas se notan. En el vestuario estamos bastante tranquilos porque estamos trabajando muchísimo y creo que tenemos muy buen equipo. Estamos muy cerca de conseguir puntos y entrar en una buena racha”, confía Tomás, que se inició en el hockey porque sus dos hermanos ya jugaban en el Santa María del Mar.
“Con dos-tres años ya iba a verlos entrenar y dicen que me ponía los patines. Yo no me acuerdo mucho la verdad, pero es cierto que empecé por ellos y siempre me he fijado en lo que hacían”, reconoce el pequeño. “Estaba siempre molestando por ahí”, recuerda entre risas Gabriel.
Los dos pasaron del Santa María del Mar al Compañía de María (CDM), donde acabaron su formación, jugaron campeonatos de España y debutaron en la OK Plata. Gabri dejó el hogar familiar con 19 años con destino a Maçanet de la Selva (Girona) para jugar con el Shum, curiosamente el actual líder del grupo Norte, mientras acababa sus estudios de Farmacia.
“El hockey es mi pasión y aquí es más fácil tener opciones para entrenar y jugar todas las semanas con mucho nivel. En cada pueblo hay un equipo y mucha afición. La diferencia principal es que en Cataluña se compite mucho más desde que son pequeños, con rivales y partidos muy igualados. Por eso el hockey gallego tiene mucho mérito: con poco siempre saca buenos jugadores”, opina el jugador del Vendrell, que tras dos temporadas en el Shum fichó por el Vilafranca.
En la capital del vino del Penedés (Barcelona) compartió equipo y piso con Tomás, que tras dos grandes campañas como rival en el CDM se unió a su hermano en la 2021-22. “Me atreví a dar el paso por el ejemplo de Gabriel, pero me costó adaptarme y entrar en la rotación porque me lesioné al principio de la temporada”, reconoce el pequeño. “La lesión fue una pena porque no acabó de estar a gusto, pero celebramos juntos el ascenso a la OK Liga y luego se fue al Sant Cugat”, añade el mayor.
Después de un año sin el ‘derbi’ de los Villares Grela, el descenso del Vilafranca les volvió a cruzar como rivales la pasada campaña, con Gabri ya enrolado en el Vendrell. “Prefiero tenerlo de compañero porque nos entendemos bien y nos ayudamos, además de por los resultados”, ríe Tomás, que lanza el órdago: “Espero que volvamos a coincidir, tengo que convencerlo como sea. Y si pudiese jugar también con Julián sería un sueño”.
“Mi hermano siempre fue más casero, pero igual que él volvió a A Coruña para jugar en el Dominicos, un proyecto bonito, con gente de la casa y para intentar subir a la OK Liga, nunca se sabe... El entrenador Manu Togores me ha llamado alguna vez, pero para mí es más una decisión vital que deportiva. Me haría ilusión, pero me tiene que acompañar algo más que el hockey”, desvela Gabri, asentado en Cataluña.
Mientras, Tomás tendrá que seguir marcándole de cerca en cada duelo directo. “Cuando coincidimos voy igual de fuerte que contra cualquier otro jugador”, desvela el pequeño, que define las cualidades de su hermano: “La potencia, sus gestos patinando y la capacidad de robar bolas. Es un hombre de equipo”.
“Tomás es completo: defiende bien, aporta goles y el hecho de salir de casa tan joven le dio madurez. Destaca por su persistencia y capacidad de mejora”, le corresponde Gabriel, que aprovechó el viaje de su equipo para pasar el fin de semana en casa y ayer volvió a su puesto de trabajo en una farmacia de Vilafranca.
Lo lleva en la sangre. Su padre tiene una farmacia en la Ronda de Outeiro y su madre otra en Vilaboa (Culleredo). “Julián también es farmacéutico y siempre bromeamos que a Tomás no le va a quedar nada”, ríe el mediano, pero sus padres no se mojan en el ‘derbi’. “Gane quien gane van a estar contentos”, desvela el pequeño, que se decantó por la Fisioterapia.