Sólo fue fútbol para la afición blanquiazul. Más de 19.000 presenciaron el triunfo ante el Fuenlabrada, que en sus redes sociales había instado a que el partido solo fuese fútbol.

Como si en A Coruña, a pesar del pasado, el Depor y su afición estuviesen para ‘vendettas’ más allá del rectángulo de juego. Mandaba el balón y él pondría a cada uno en su sitio. La hinchada es soberana y el divorcio con Óscar Cano es vidente, como así se hizo notar con la ‘música de viento’ con la que fue recibido, al escucharse su nombre por la megafonía del estadio.

El granadino lo asume como parte de su cargo, espera que se revierta y afirma que no se va a enfrentar a alguien que lleva su misma camiseta. Y camisetas no faltaron este sábado en las gradas. Ya en los prolegómenos del encuentro, en una jornada soledada, muchos aprovechaban para pasear y lucir orgullosos sus elásticas blanquiazules. De camino al estadio, por el paseo marítimo la estampa se repetía y teñía de esos mismos colores las gradas. No era bienvenido el cuadro madrileño, al que se le recibía con una sonora pitada, pero no gastaba mucha energía la afición en el adversario.

Tampoco cuando Iban Salvador celebraba, simulando llevar una mascarilla, su tanto. Era mucho más importante rugir con cada gol del Depor, que acaba dando la vuelta al partido. Perdonado el descalabro ante Unionistas, a la hinchada herculina solo le restó el disfrutar de la victoria.