Hay futbolistas que parecen tocados por una especie de maldición o ‘mano negra’, sobrados de talento, pero que van enlazando lesiones y no terminan de levantar cabeza. Eso es precisamente lo que le está pasando al exblanquiazul Carlos Fernández, actualmente en las filas de la Real Sociedad.

El habilidoso delantero blanquiazul, campeón de Europa sub-19 y que llegó a la entidad ‘txuri-urdin’ en enero de 2021, suma ya ocho lesiones y más de 600 días de baja. Una larga travesía en el desierto para un jugador con un doble talón de Aquiles: sendas rodillas y los problemas musculares.

Su última dolencia, el pasado mes de abril según informaba el club realista, un problema muscular en el sóleo derecho. Un nuevo contratiempo para el ariete, que apenas ha tenido oportunidades desde su llegada a Donosti, con menos de 1.800 minutos disputados.

Esta campaña su último partido fue el pasado 21 de diciembre, en el duelo a domicilio ante el Cádiz, que se saldó con tablas sin goles. Desde ese encuentro, todo han sido malas noticias para el ‘nueve’, tras pasar por quirófano para recuperar su menisco y en los campos de entrenamiento de Zubieta.

Fue el pasado 1 de febrero, cuando era intervenido quirúrgicamente de una lesión meniscal en su rodilla derecha. Era precisamente la misma articulación de la que ya había sido tratado: una rotura  del ligamento cruzado anterior el 11 de agosto de 2021, en un amistoso ante el amistoso frente al AZ Alkmaar, que le hacía perderse toda esa campaña. 

De la otra rodilla ya había sido operado el 25 de octubre de 2016, para someterse a una reconstrucción del ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda. En ese curso Carlos, que estaba enrolado en las filas del Sevilla Atlético, trabajaba ya también con el primer equipo hispalense.

No acababan ahí los problemas para el atacante, que volvía a ponerse en las manos de los médicos para ser operado del menisco interno de la rodilla izquierda a mediados del mes de julio de 2018. 

La decisión se tomaba después de que fuese revisado en Barcelona por el doctor que le había intervenido en octubre de 2016. Le aconsejaba una artroscopia para reparar el daño encontrado en la articulación antes de ser operado.

Ese verano fichaba por el Deportivo, asegurando que ya estaba recuperado. Se convertía en uno de los jugadores más queridos ese curso. Marcaba ocho goles, uno de ellos, ante el Mallorca, que le permitía al Depor colarse ‘in extremis en el 'playoff', pero de nuevo varias dolencias musculares le mermaban. Una penitencia de lesiones que no termina para Carlos.