José Ángel Jurado no lleva batuta ni se alza sobre un atril, pero cada vez que el balón pasa por sus pies, el Deportivo sigue su melodía. Es el director de orquesta de un equipo que busca armonía en el caos de Segunda División, un mediocampista que dicta los tiempos con precisión de metrónomo. Si hay que acelerar, sube el ritmo; si toca contener, baja el volumen. Su gran partido ante el Almería no ha hecho más que confirmar lo que ya se intuía desde principios de 2025: es, quizá con el permiso de Ximo Navarro, el mejor jugador del Deportivo en lo que va de año. Y ante el conjunto andaluz, además, lo refrendó con su primera asistencia de la temporada, otra nota más en una partitura que ejemplifica que su influencia en el juego blanquiazul sigue un crecimiento exponencial.
A pesar de ser un futbolista centrado en la construcción del juego, José Ángel también tiene en su repertorio la capacidad de generar peligro en los metros finales. Lo demostró ante el Almería, cuando encontró a Zakaria Eddahchouri en la frontal del área con un pase que bien pudo haber sido dirigido a Mario Soriano, quien también estaba en la trayectoria. No era un pase apto para cualquier mediocentro. Fue un envío que superó la línea de centrocampista del equipo rival, una acción marca de la casa del sevillano. Acto seguido, el delantero neerlandés hizo lo suyo para convertirlo en gol, pero la jugada ya llevaba el sello de un futbolista que entiende el juego como pocos en la plantilla herculina.
Si hay algo que está potenciando a José Ángel en este 2025 es la capacidad de jugar de cara, de ver el fútbol de frente y dirigir la orquesta desde la base. Se ha convertido en el metrónomo del equipo, en el futbolista por el que pasan todos los balones en la gestación de juego. Tiene libertad para incrustarse entre los centrales y ser el primero en dirigir la jugada. Su incidencia en el juego es tal que, en la derrota ante el Levante en Riazor (1-2), batió un récord del Deportivo en la temporada con 104 pases intentados, de los cuales 96 fueron exitosos. Una muestra de su influencia y su fiabilidad.
“Me siento cómodo con este rol y con la nuevas instrucciones que me da el míster. Los mediocentros tienen que ser los que marquen las pautas del ritmo de juego. En esa posición, un poco más retrasada a la hora de recibir el balón, incluso se puede orquestar mejor la jugada”, afirmó el dueño de la batuta del Dépor en declaraciones recientes a la Radio Galega.
Pero no se trata solo de acumular pases. No es un futbolista que se limite a tocar sin sentido, a mover el balón de un lado a otro sin que el equipo avance. José Ángel sabe cuándo acelerar el juego y cuándo pausarlo. Sabe cuándo romper una línea con un pase vertical y cuándo reciclar la jugada para volver a empezar. Su inteligencia para dirigir el juego es una de sus principales virtudes, aunque no siempre haya sido plenamente reconocida.
De hecho, él mismo bromeó sobre esto en la celebración del ascenso en el balcón de María Pita: “Me han pintado ‘asesino’ en la parte de atrás del coche”, dijo entre risas, en referencia a su contundencia defensiva. Idiakez, con ironía, se encargó de puntualizar: “A José no le gusta que le llamen asesino, se cree que es más de tocarla”. Y el sevillano tenía razón.
Entre las muchas conexiones que ha desarrollado en el campo, la más especial es la que tiene con Mario Soriano. El madrileño se ha convertido en su socio ideal. El mediocentro recibe el balón, otea el horizonte en busca de Mario y casi siempre es su primera opción de pase, ya que el ex del Atlético también posee una calidad innata para ofrecer líneas de pase alejado de la presencia de los centrocampistas rivales.
Cada partido deja múltiples ejemplos de cómo José Ángel busca a Soriano, ya asentado en la mediapunta tras la salida de Lucas Pérez, tratando de romper la presión rival con un pase preciso. Su entendimiento con él quedó reflejado, por ejemplo, en el gol del empate en Granada, donde desactivó la presión nazarí con un pase filtrado al alcalaíno, clave en la acción del tanto de Lucas.
La llegada de Óscar Gilsanz ha sido un factor fundamental en la mejoría del andaluz. Bajo su dirección, el Deportivo ya no exige a sus mediocentros esfuerzos tan largos en una presión alta y agresiva. Ahora, José Ángel no está tan expuesto en las transiciones rivales y tiene que abarcar menos terreno de juego. Esto le permite elegir mejor cuándo salir de zona para hacer coberturas o presionar y, por lo tanto, el ex del Tenerife puede concentrarse más en su labor de organizador.
Aunque José Ángel se ha erigido en este 2025 en el mediocentro encargado de construir el juego y dotar de sentido a los primeros pasos de los ataques del Deportivo, el sevillano se ha adaptado a distintas sociedades en el doble pivote. En los primeros partidos de 2025 formó una pareja sólida con Nuke Mfulu, cuya presencia liberaba al andaluz de gran parte de sus obligaciones defensivas.
Posteriormente, tras la lesión sufrida por Mfulu, volvió a compartir medular con Diego Villares, como en el curso pasado, donde ambos dotaron a la medular del equilibrio necesario para que pudiesen brillar atacantes como Mella, Yeremay, Lucas o Barbero. Y ahora, con la llegada de Denis Genreau, un mediocentro más ofensivo, tendrá la oportunidad de demostrar nuevamente su capacidad de adaptación.
El peso de José Ángel en el juego del Deportivo también ha aumentado en las acciones a balón parado. La salida de Lucas Pérez y la lesión de Escudero dejaron un vacío en este aspecto, y el sevillano ha asumido esa responsabilidad, ya que ya lo había hecho en equipos anteriores en los que había militado, como es el caso del Tenerife.
Fernando Soriano, director de fútbol del Dépor, reconoció que Genreau, refuerzo invernal, podría también aportar en esta faceta: “Además nos puede aportar en el balón parado, que con la salida de Lucas y la baja de Escudero perdimos un poco de eficacia”. No obstante, por ahora el encargado sigue siendo José Ángel.
El pivote firmó por el Deportivo en 2023 hasta junio de 2025. No obstante, su contrato ya experimentó la primera de las renovaciones automáticas, hasta 2026, tras la consecución del ascenso a Segunda. La segunda extensión automática también está al caer. Su contrato se ampliará hasta 2027 cuando cumpla 50 partidos con la camiseta blanquiazul, aunque para que se contabilice como válido cada encuentro tiene que jugar al menos 45 minutos en cada uno. Además, si el club asciende a Primera antes del final de su contrato, su vinculación se prolongará un año más, hasta 2028.
Su gran estado de forma en 2025 cobra todavía más valor si se tiene en cuenta que estuvo casi dos meses fuera, desde el 13 de octubre hasta el 7 de diciembre, por una pubalgia. “Personalmente estoy muy contento, sobre todo por dejar atrás esa lesión tan jodida. Es importante sentirse bien y que el cuerpo te responda. Además, estoy gozando de muchos minutos y de la confianza del entrenador. Es una alegría”, apuntó la pasada semana a la Radio Galega.
Desde su reaparición como titular ante el Málaga el 11 de enero, José Ángel ha rendido a un nivel sobresaliente, consolidándose como el líder silencioso del Deportivo, el hombre con una batuta en su pierna zurda que ha encontrado en este 2025 su mejor versión.
Premio al mejor jugador de enero |
A falta de confirmación oficial por parte del Deportivo, José Ángel se llevará el premio Estrella Galicia al mejor jugador del mes de enero por sus actuaciones en los partidos contra el Málaga (1-1), Burgos (0-1), Levante (1-2) y Tenerife (0-0).
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