El destino (y el gran desempeño del equipo durante 31 jornadas) han querido que fuera un domingo de Resurrección cuando el Montañeros volviera a una categoría estatal.
Trece años han tenido que pasar para que el Montañeros superara el escalón de Preferente. Tras el descenso desde Segunda B, el club desapareció, para volver unos años después de la mano del Atlético Coruña y el y Sporting Universidad, dando lugar al Atlético Coruña Montañeros. Tras varios años entre Primera Galicia y Preferente, el club coruñés tenía hoy la oportunidad de volver a escalar una categoría y subir a Tercera Federación dependiendo de sí mismo. Si ganaba al Miño en Gallamonde, coseguirían el ansiado ascenso a falta de tres jornadas para el final de la liga regular.
Primera parte marcada por la lluvia y el estado del campo, muy rápido por el agua e incluso encharcado en algunas zonas. Esto favoreció nada más empezar al Miño, que aprovechó la coyuntura para adelantarse gracias a un disparo lejano. El balón botaba antes de llegar a los dominios de Marcos Moreno, que no era capaz de evitar que entrase en su portería.
Se le ponía difícil la gesta al Montañeros, que la tenía poco después para el empate en un mano a mano de Álex Suárez que el diez enviaba por encima del travesaño. Los coruñeses dominaban el encuentro, teniendo la mayor parte de las ocasiones, pero se topaban con un inspirado Javier García bajo palos. El partido iba a cambiar rondada la media hora de juego con la expulsión de Martín Herguedas. El Miño se quedaba con diez jugadores con una hora por delante de encuentro tras una falta sobre Álex Suárez en la que el jugador local era el último hombre.
El dominio del Monta se volvió aún mayor y Mario David ajustó a su equipo introduciendo un cambio para apuntalar la parcela defensiva. En el tramo final de la primera parte le dio resultado, ya que los visitantes no fueron capaces de crear ninguna ocasión clara de peligro y se llegó al descanso en Gallamonde con uno a cero en el marcador.
El Montañeros salía de los vestuarios dominando de nuevo, sin variar el guion, pero con una nueva amenaza en los disparos lejanos, obligando a trabajar a Javier García desde bien temprano. Poco tardaba en agitar el árbol Jairo Arias, dando entrada a Jonathan Rodríguez y André Poses antes del minuto sesenta en busca de piernas e ideas frescas para su equipo. El Miño se volvía peligroso a la contra, en una de ellas llegaba una opción clara para los locales con un disparo lejano que forzaba a Marcos Moreno a esforzarse al máximo para evitar el segundo.
El Monta la volvía a tener a balón parado, una de sus armas persistentes durante todo el partido. El centro de Cano desde una esquina del área lo remataba André Poses por encima del larguero. En la acción de respuesta Marcos Moreno volvía a salvar a los visitantes, sacándole un mano a mano a Thiago Pérez. Seguían moviendo el banquillo en busca del empate los coruñeses, entrando al campo Miguel Real y Rubén Sande.
No tardaban en dar frutos los cambios, un centro lateral desde la derecha lo peinaba Jorge Otero para la entrada desde segunda línea de Rubén Sande, que empataba el partido con una buena definición ante Javier García. Era el primer paso para la remontada, pero no suficiente para sellar el ascenso, el Monta necesitaba los tres puntos si no quería esperar hasta el partido del Negreira.
Era de nuevo Rubén Sande el protagonista de la jugada. El dieciséis del Montañeros se atrevía con una falta lejanísima que se estrellaba en el larguero. El rechace quedaba dentro del área, donde el más listo de la clase fue Unai Peón para poner por delante a su equipo a doce minutos para el final.
El partido cambiaba drásticamente. El Monta buscaba tener más control y jugar con más calma, buscando asegurar la victoria y el ascenso. Era ahora el Miño quien jugaba con urgencia, aunque mermado por estar con un jugador menos. Con los locales volcados y con las líneas adelantadas, el Montañeros aprovechaba a la perfección los espacios para sentenciar el encuentro en el 89. Jorge Otero recibía una pase en profundidad para quedarse solo con Javier García, a quien batía por debajo de las piernas para hacer el tres a uno y sellar el ascenso de su equipo por encima de Preferente trece años después.