Hay equipos que convierten su estadio en una fortaleza inexpugnable, un refugio donde cada rival se siente pequeño y donde los aficionados, con su aliento, empujan hacia la victoria. Otros, sin embargo, parecen encontrar en la carretera, en los campos ajenos, un escenario más propicio para desplegar su mejor versión. Es extraño e improbable, sí, pero no imposible. Y si hay un club que está rompiendo este año la lógica tradicional del fútbol es el Deportivo.
Lo llamativo no es solo que el primer equipo masculino esté logrando mejores resultados fuera de Riazor que en su propio feudo. Lo realmente singular es que este patrón se repite en el Deportivo femenino y en el Fabril. Tres equipos, tres competiciones distintas, un mismo club y un denominador común: cuando el Dépor juega lejos de casa, parece sentirse más cómodo y consigue mejores resultados.
El primer equipo masculino es el tercer mejor visitante de Segunda División, con 23 puntos en 16 encuentros fuera de casa (seis victorias, cinco empates y cinco derrotas). En esos partidos ha anotado 25 goles y encajado 20. En contraste, en Riazor los números son preocupantes: el Deportivo es el cuarto peor local de la categoría de plata, con solo 18 puntos en 15 partidos (cuatro victorias, seis empates y cinco derrotas) y un balance goleador negativo (16 tantos a favor, 17 en contra).
Óscar Gilsanz, entrenador del equipo, intentó restarle importancia a la diferencia de rendimiento en casa y fuera, tras perder a domicilio frente al Levante (2-1) el pasado mes de enero: “Siempre que se encara un partido, en casa o fuera, se buscan debilidades y fortalezas del rival y las propias. Todos los campos hoy son muy similares. Muchas veces no hay diferencia en cuanto a casa y fuera. Sí la hay en los puntos, y nos fastidia, porque delante de nuestra gente, con el apoyo que recibimos cada semana, pero la marcha de los partidos no es tan diferente”, admitió el técnico betanceiro.
Sin embargo, los números no engañan: el Dépor saca más puntos como visitante y, en muchas ocasiones, se siente más suelto en ese contexto. Una posible explicación radica en las características de jugadores como Yeremay y Mella, cuyas cualidades se potencian a campo abierto. Este curso, el Deportivo ha marcado 15 goles en transiciones, lo que demuestra su capacidad para hacer daño a la contra, una situación más propicia cuando los equipos juegan fuera de casa.
De hecho, de los últimos cinco encuentros en casa, el conjunto coruñés solo logró una victoria ante el Almería (3-1). Protagonizó una buena actuación en el empate contra el Huesca (0-0), tuvo su momento en el 1-1 ante el Córdoba y, eso sí, fue víctima de sus errores frente al Levante (1-2) y el Mirandés (0-4).
El Deportivo femenino continúa luchando por la permanencia en la Liga F y, pese a las dificultades, los buenos resultados a domicilio han permitido al equipo mantenerse fuera de los puestos de descenso en las últimas semanas. Bajo la dirección de Fran Alonso, el equipo ha mostrado una cara más competitiva lejos de Riazor, mientras que en casa los puntos se resisten.
El empate ante el Real Madrid (2-2) en el Alfredo Di Stéfano es el mejor ejemplo de la solidez blanquiazul como visitante. En total, el Dépor femenino ha sumado 12 puntos en 11 partidos fuera de casa (tres victorias, tres empates y cinco derrotas), con un balance de 12 goles a favor y 19 en contra. En cambio, en Riazor los números son de equipo en apuros: solo 10 puntos en 11 partidos, con dos victorias, cuatro empates y cinco derrotas.
El contraste se evidenció en sus dos últimos compromisos: derrota en casa ante el Eibar (0-1), rival directo en la lucha por la salvación, y un meritorio empate en Madrid ante uno de los mejores equipos de Europa, que, de hecho, ganó entre semana al Arsenal en la Champions League.
“Es un puntazo para nosotras. Nos hemos enfrentado a uno de los mejores equipos de Europa, en su campo. Hemos planteado muy bien el partido, hemos sabido sufrir cuando tocaba y aprovechado las pocas ocasiones que tuvimos”, celebró Fran Alonso tras el encuentro en la capital.
El filial del Deportivo, dirigido por Manuel Pablo, ha experimentado una transformación notable en las últimas jornadas. Si en la primera mitad de la temporada mantenía un equilibrio entre los puntos obtenidos en casa y fuera, la racha reciente como visitante ha cambiado la tendencia: cuatro victorias consecutivas a domicilio han consolidado al Fabril en los puestos de playoff de ascenso a Primera Federación.
El reciente 0-3 ante el Compostela en el Verónica Boquete –en un partido que había sido aplazado por inclemencias meteorológicas– confirmó la fortaleza del equipo lejos de Abegondo. Esta victoria se suma a las logradas en las últimas salidas contra Guijuelo (0-1), Escobedo (0-1) y Langreo (0-3). En total, el Fabril ha sumado 24 puntos en 14 partidos fuera de casa (siete victorias, tres empates y cuatro derrotas), con 19 goles a favor y solo siete en contra, lo que lo convierte en el equipo menos goleado como visitante.
En casa, el filial también es sólido, pero con registros ligeramente inferiores: 21 puntos en 13 partidos (seis victorias, tres empates y cuatro derrotas). Aun así, Manuel Pablo se mostró crítico tras la última derrota en Abegondo ante el Rayo Cantabria (0-1), donde el equipo acabó indignado con la actuación arbitral, y la utilizó para destacar el temple demostrado a domicilio en los últimos tiempos. “Los momentos de tensión son situaciones que nos van a pasar más veces. Alguna vez lo hemos manejado bien en los últimos partidos fuera de casa. Tenemos que intentar que no nos frustren situaciones adversas. Lo estábamos manejando bien fuera de casa, pero este fin de semana se nos fue y hay que aprender de esas situaciones”, explicó el técnico canario tras el citado duelo ante el filial del Racing de Santander.
Que un equipo se sienta más cómodo como visitante que como local es raro, pero que esto suceda en tres categorías distintas dentro del mismo club lo convierte en un caso digno de análisis. Ya sea por cuestiones tácticas, por la presión añadida de jugar en casa o por una simple coincidencia estadística, el Deportivo, en todas sus versiones, ha encontrado en los viajes un refugio inesperado. Mientras Riazor y Abegondo buscan recuperar su mística, los equipos blanquiazules siguen sumando puntos lejos de casa, desafiando la tradición y la lógica.