Arturo Rodríguez (Cartagena, 1989) es el segundo y último cartagenero que ha defendido la camiseta del Deportivo. El delantero, sobrino del escritor Arturo Pérez-Reverte, recaló en el club coruñés el 31 de enero de 2023, procedente del San Sebastián de los Reyes. Firmó por lo que restaba de aquel curso y una campaña más, pero el 7 de agosto de ese año rescindió su contrato tras haber jugado 164 minutos en ocho partidos de Primera RFEF, uno como titular, y no haber estrenado su cuenta realizadora. A la campaña siguiente, recuperó su olfato goleador en el UCAM Murcia, en Segunda RFEF, al anotar diez dianas, y en la presente campaña continúa en la cuarta categoría, pero en las filas de la Deportiva Minera, de Cartagena, donde suma dos tantos en 17 jornadas.
¿Qué tal en su club actual?
Hasta hace un mes estábamos bastante bien, pero ahohora atravesamos un bache y llevamos cuatro derrotas consecutivas.
A nivel individual tiene bastante protagonismo.
Esta temporada estoy bien, aunque en noviembre tuve un problema en el menisco y estuve tres meses parado, pero ahora estoy volviendo y contento. Lo único, que nunca había sufrido ninguna lesión y justo este año me ha tocado estar parado tres meses.
¿Sabría decirme qué cartagenero vistió de blanquiazul antes que usted?
Sí, hombre, Juanmi. Le conozco desde hace unos años porque, además, coincidí con él en el Cartagena porque era el preparador de porteros e hicimos buena amistad.
El guardameta jugó 42 partidos en el Dépor entre Liga, Copa del Rey y Champions, durante la campaña 2002-03.
Cuando firmé con el Deportivo luego charlé con él y hablamos de eso, de que él estuvo jugando en un SuperDépor, no en cualquier categoría, sino en un Dépor que luchaba por todo.
Como natural de Cartagena y exjugador del club, ¿sigue mucho la actualidad del equipo blanquinegro?
Por supuesto, y está siendo un año muy difícil.
Está a 21 puntos de la salvación, así que la cosa pinta muy mal. ¿Cómo se ve allí la situación del equipo?
La gente está un poco enfadada con el club porque parece que lo han dejado ir esta temporada. El año pasado ya fue una mala primera vuelta y la arreglaron en diciembre, pero este año no han podido meterle mano al equipo y parece que ya están contando las horas para certificar el descenso.
Llevan tres técnicos y el último, Guillermo Fernández Romo, que ascendió a Segunda con en Racing de Santander en el curso 2021-22 con una segunda vuelta espectacular, no ha sumado ni un punto en nueve partidos con el Cartagena.
Está siendo un año muy complicado con ese baile de entrenadores y con el último no han podido ni siquiera sacar un punto... Es difícil de explicar.
¿Alguna vez le ha tocado sufrir una situación tan dura como la del Efesé?
Por suerte, jamás. Desde fuera se ve que el equipo no termina de funcionar nunca. Luego, creo que también la afición ha empezado a desengancharse porque ya hace cuatro o cinco jornadas que va poca gente al estadio. Entonces, todo suma y al final es complicado cambiar la situación.
Pasó por la cantera cartagenera, pero solo jugó una temporada en el primer equipo, en la 2016-17. ¿No tuvo más oportunidades?
Estuve un año, aunque también en una época anterior yo era del filial y tuve la oportunidad de jugar con el primer equipo, pero durante años el Cartagena no tuvo la estabilidad que tiene ahora y por suerte hubo una época en la que yo estuve en categorías superiores a las que estaba el club. Después, hubo un momento en el que cruzamos los caminos, pero nadie es profeta en su tierra y es complicado también afianzarse en casa y estar muchos años, pero estoy contento de haber estado durante esa temporada 2016-17. Son situaciones del fútbol.
Si el Deportivo mejorara un poco en casa, estaría mirando mucho más arriba
¿Le recuerdan mucho lo de ser sobrino del escritor Arturo Pérez-Reverte?
Es una pregunta que siempre va adjunta al apellido, pero es un orgullo tener un referente, aunque sea en otro campo, y estoy muy contento.
¿Es futbolero su tío?
No mucho, la verdad.
Será fan de sus libros.
Es obligatorio casi (risas).
¿Cuál es su favorito?
La saga de El capitán Alatriste fue la primera que leí y es una de mis favoritas.
Tras su breve paso por el Dépor, se marchó al UCAM Murcia y allí marcó diez goles. ¿Lo necesitaba?
Sí. Opté por venirme cerca de casa y creo que hice un muy buen año. Es verdad que no se consiguió el objetivo, que era ascender, pero me vino bien.
¿Cómo ve al conjunto coruñés en Segunda División?
Creo que empezó el año dudando con todo, pero a partir de venir a Cartagena, que fue el debut de Gilsanz, hicieron un cambio de dinámica y es un equipo que tiene jugadores con mucho talento, como Mella, Yeremay y Mario Soriano. Al final, es lo que le diferencia de los equipos que están sufriendo más, como sucedió en Castellón, donde ves que Yeremay coge el balón y hace una jugada que te mete un gol que está al alcance de muy pocos jugadores. Eso ha hecho que al final el equipo esté pasando un año que si mejorara un poco en casa, estaría mirando mucho más arriba.
Me quedo con la experiencia de jugar en Riazor y tener cada domingo a 20.000 espectadores
Yeremay y Mella, que casi empezaban durante aquella campaña 2022-23, son dos pilares ahora en Segunda. ¿Le sorprende su nivel actual?
Con Mella coincidí poco, sobre todo al final con Rubén de la Barrera, pero ya era un jugador que le veías que tenía un talento. Y con Yeremay pasaba igual, que le veías y decías ‘este chico tiene algo diferente’, pero le faltó que el entrenador le diera confianza, como sí hizo luego Rubén. La pasada temporada cuajó un año estupendo y al final, con esa confianza, ha terminado de sacar el jugador que llevaba dentro porque el talento que tenía era de otra categoría.
Llama la atención que al Dépor le esté costando tanto sacar los partidos de Riazor.
Sí, son momentos, temporadas y este año, por unas cosas u otras, en casa no terminan de funcionar, pero es un año atípico, porque no es normal que el Dépor saque tan pocos puntos en Riazor. Es algo que no tiene mucha explicación.
¿Cómo ve el duelo del domingo entre sus exequipos?
El Cartagena no es un equipo fácil de calibrar. Ahora han traído a gente nueva que está intentando disfrutar de la categoría y, en principio, puede sorprenderte pero debería ser un partido en el que el Dépor fuera dominador y acabara ganando con claridad.
¿Qué enseñanza se llevó de su estancia en A Coruña?
Me quedo con la posibilidad de jugar en un Dépor con una plantilla como la que tenía, que era top de la categoría, y decir ‘mira, yo tengo el nivel de poder estar en este tipo de equipos’. Y me quedo con la experiencia de jugar en Riazor, un estadio donde se ha jugado la Champions y tener cada domingo a 20.000 espectadores, como teníamos nosotros, que eso es muy complicado hacerlo en Primera RFEF.
Con Lucas nos podíamos haber compenetrado bien
¿Cómo se sintió cuando le llamó el Dépor?
Aunque estuviera en Primera RFEF, no deja de ser el Dépor, no todo el mundo tiene la oportunidad de jugar y yo sí la tuve. Es verdad que en ese momento no lo esperaba, pero muy contento de haber tenido la oportunidad de haber jugado en un club muy grande.
Alberto Quiles, Kuki Zalazar, Max Svensson y Lucas Pérez, que también fichó en invierno. ¿Demasiada competencia para hacerse un hueco en el equipo?
La competencia era muy dura, pero a mí me firmaron como un perfil de delantero que podía darle otras cosas al equipo, pero luego al entrenador le costó meter a un delantero como yo, que era más de área y al final casi todas las veces que pude jugar fueron lejos de Riazor. También la competencia era muy dura, competir con Lucas, que jugaba casi todos los minutos, y era difícil entrar. Pero los momentos que tuve, lo intenté hacer lo mejor posible.
¿No encajaba con el estilo de Cano y De la Barrera?
No es tanto que no encajara, sino que en ese momento jugábamos con un solo delantero. No fue como el año pasado, que Lucas jugaba como segundo punta y en esa posición era complicado entrar porque Max, por ejemplo, sí entró más porque podía jugar en una banda. Con un jugador como Lucas yo creo que nos podíamos haber compenetrado bien y, como se vio el año pasado, con un delantero referencia ahí, lució mucho, pero son decisiones de los entrenadores y a mí me tocó eso.
¿No le dieron la oportunidad de mostrar su fútbol?
Uno siempre piensa que podía haber tenido más chance, sobre todo porque creo que podía haber dado otro tipo de juego al equipo que nos habría venido muy bien, sobre todo en partidos en los que los rivales se nos encerraban mucho y yo podía dar otro tipo de salidas que no daban los otros delanteros.
En agosto de 2023, se vio obligado a rescindir su contrato con la entidad blanquiazul.
El club toma la decisión de hacer un cambio radical, no te sé decir cuántos jugadores siguieron de un año para otro, pero ellos toman la decisión de hacer un cambio con todo, dirección deportiva, el entrenador y los jugadores, y a mí me también me tocó esa situación.
¿Qué le dolió más?
No conseguir el objetivo. Dado como se dio también el partido de Castellón. Me quedé con la espina de no poder vivir un ascenso con el Dépor.
Estuvo siete meses en A Coruña, pero guarda un recuerdo “muy bueno” de su etapa blanquiazul, “aunque deportivamente podía haber sido de otra manera, pero el paso por el Deportivo nunca puede ser malo. Fue una experiencia estupenda jugar en Riazor y vivir el Dépor por dentro, ya que no todo el mundo presumir de ello”.
Para Arturo, lo mejor de haber formado parte del club herculino fue “vivir el deportivismo por dentro. Desde fuera se ve de una manera, pero cuando llegas al club, te das cuenta de cómo la ciudad siente el deportivismo y eso es algo de las cosas más importantes que tiene el club”.