Antón Boedo: “En el Liceo no vendemos humo, esta camiseta tira mucho”
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Antón Boedo: “En el Liceo no vendemos humo, esta camiseta tira mucho”

Antón Boedo: “En el Liceo no vendemos humo, esta camiseta tira mucho”
El director deporivo del club coruñés visitó las instalaciones de este diario en el Palacio de la Ópera | Patricia G. Fraga

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Antón Boedo Saiz (18 de septiembre del 1978) fue la mano derecha de Juan Copa en el último ciclo ganador del Deportivo Liceo. Y lo sigue siendo, pero en 2022 cambió el banquillo por los despachos para no descuidar su vida laboral y familiar. En el rol de director deportivo pretende iniciar la próxima temporada una nueva etapa gloriosa a tres años. Tonekas lleva el hockey en la sangre: su padre, Caín, fue directivo del club y su madre, Julia, fundó el Compañía de María.

 

En una distendida charla con este diario, transmite la herencia de una pasión verdadera y kilos del famoso ADN liceísta. Boedo cierra la carpeta del curso 2023/24: celebra la reacción del cuerpo técnico y los jugadores tras una primera vuelta marcada por las lesiones y mira al futuro con optimismo y un ambicioso anhelo. "Ganar la Copa de Europa no es una obligación, pero es el deseo que nos hace caminar", dice convencido. No vende humo.

 

Se termina una temporada de altibajos: fuera de la Copa del Rey y sin victorias en la Champions, pero con una gran segunda vuelta y unas semifinales por el título en la OK Liga, ¿qué balance hace usted?
Ha sido súper difícil. Las lesiones nos cogieron en una temporada que no empezábamos de la mejor manera por cómo se fueron haciendo las cosas en los últimos años. Aún así, valoramos muy mucho la tercera plaza y las semifinales, de la manera que las jugamos: igualando un 2-0 con dos partidos en casa en los que se vio a ese Liceo que todos los coruñeses quieren, un equipo luchador y al ataque. Otro cualquiera, en las mismas circunstancias, se hubiese abandonado.

En semifinales se vio a ese Liceo luchador y al ataque, el equipo que quieren los coruñeses


La derrota contra el Noia que os dejó fuera de la Copa por primera vez en 18 años fue el peor momento.

Sí, fue el peor partido de la temporada y el peor en mucho tiempo para el club. Somos muy exigentes y hacemos autocrítica, desde la directiva hasta la parcela deportiva. No nos duelen prendas reconocer cuando algo no se hace bien. El Liceo no se puede permitir no jugar la Copa del Rey. 

 

Cinco meses después volvieron al Ateneu de Sant Sadurní para luchar por otra final.

Por eso le doy mucho valor a este equipo. En cuartos de final ganamos en dos partidos al rival más complicado de los que no eran cabezas de serie, el Voltregà, con las circunstancias especiales que sufrimos siempre en Sant Hipòlit. Y en semifinales llegamos hasta el quinto contra el Noia, que es un equipazo y está en la final merecidamente.

 

Hablemos de las circunstancias especiales en el Oliveras de la Riva.
No estuve en el primer partido, pero sí en contacto con Juan y el equipo por teléfono cuando fue todo el lío [el Liceo abandonó la pista antes de terminar y denunció insultos racistas, amenazas e intentos de agresión desde la grada]. No quiero darle más vueltas. Para nosotros ya pasó. Nos gusta ir a competir a todas las pistas y entendemos que haya un recibimiento caliente, pero que no pase de ahí. Por ejemplo, en Sant Sadurní, la gente del club y el pueblo nos recibió de una manera fantástica y en partidos muy duros, pero es un hecho que en Sant Hipólit se rebasaron ciertos límites que en el deporte no se pueden cruzar. El hockey es un deporte familiar y todo el mundo debería poder ir a la pista con la camiseta de su equipo.
 

En Sant Hipólit se rebasaron ciertos límites que en el deporte no se pueden cruzar


No es lo habitual.

Normalmente nos tratan con máximo respeto. La gente del hockey conoce nuestra historia y sabe las dificultades que pasamos y nos felicitan por la gestión económica de los viajes, el pan nuestro cada día...

Segundo entrenador al lado de Juan Copa en los éxitos de la Copa del Rey y la Supercopa en 2021 y la OK Liga en 2022, ¿qué le empujó a dejar el banquillo?

Lo disfruté de una manera tan brutal, a nivel deportivo y vital, que tuve que dar un paso al lado para no descuidar otras parcelas, la profesional y, sobre todo, la personal. Si me dejase llevar estaría todo el día metido en el hockey.


¿Notó el desgaste del banquillo?

El desgaste es tremendo. Hay que vivirlo para darse cuenta de lo que realmente supone y el mérito que tienen el club, en la parte financiera y logística, y el equipo, a nivel deportivo. Los viajes son es el famoso enemigo invisible: los jugadores se levantan a las siete, cogen un bus al aeropuerto a las ocho, del aeropuerto se van a Casteldefells [lugar habitual de la expedición en Cataluña], desde ahí cogen otro bus al pabellón, al acabar el partido se comen una pizza en el bus, vuelven al hotel y a las seis de la mañana están cogiendo otro avión. Son entre 24-30 horas fuera de casa y acabas machacado. Es un hándicap tremendo y, a la vez, es una suerte tremenda. Somos un equipo único en el mundo, una isla, y es un componente muy importante de ese famoso ADN del que tanto hablamos.

 

Es una manera de mantenerme en el proyecto y era necesario para darle descnso a Juan

 

¿Cómo ha cambiado su rol dentro del club?
Yo fui muy malo como jugador, nunca llegué a Primera, y en las dos temporadas como segundo entrenador sentí lo más próximo a competir al máximo nivel. Lo disfruté más por la adrenalina de los partidos, por estar al lado de Juan, que es un maestro pero que escucha otras opiniones antes de tomar decisiones. Esto es otra cosa: estoy bastante más liberado, pero sigo en contacto diario con el equipo para palpar su estado real, no sólo el de los partidos. Es una manera de mantenerme en un proyecto que me gusta y era algo necesario para darle descanso a Juan. Seguimos de la mano, pero él se centra al 100% en la competición y yo hago ese trabajo de planificación y gestión. Sigo muy unido al equipo, pero lo miro con envidia desde el otro lado de la valla.

 

Volvamos a los viajes, ¿cómo influye el coste económico a la hora de establecer un presupuesto para fichajes?
Lo condiciona todo. Nuestra partida de viajes equivale al presupuesto total o más de casi todos los equipos de la OK Liga exceptó el Barça, el Reus y no sé si alguno más. En este nuevo ciclo se está profesionalizando la estructura del club y somos muy rigurosos en cumplir la planificación económica. Si hay diez monedas para todo, cuatro van para los viajes y dos van para cualquier otra cosa, nos quedan otras cuatro para la planificación de la plantilla.

 

Planificación, una palabra imprescindible en la dirección deportiva.

El mismo día que acepté la dirección deportiva escribí una palabra subrayada y en negrita: planificación. Creo que uno de los errores de los últimos años fue precisamente la falta de planificación. Es fundamental. Yo llevo hablando con jugadores desde septiembre del año pasado. Eso me permite ahorrar tiempo y manejar primeras y segundas opciones. Entonces no conocía el mercado como lo conozco ahora. A base de hacer mil llamadas y hablar con directivos, entrenadores, jugadores y agentes, ahora tengo una foto más real.

 

El Liceo no se puede permitir hacer un equipo nuevo cada temporada

 

¿Qué impacto tuvieron las renovaciones de César Carballeira y Dava Torres a la hora de hacer esas llamadas?
El Liceo no se puede permitir hacer un equipo nuevo cada temporada. Ese era un punto en el que Juan, el club y yo estábamos de acuerdo. Lo más importante y fundamental para hacer un proyecto robusto era renovar a nuestros capitanes. Tenemos la suerte de que son ‘koruños’ y mega liceístas. Cuando me senté para hablar con César recuerdo lo único que me pidió: “No me quiero ir en la vida de aquí, pero sí que necesito que haya un proyecto, saber hacia dónde va el club y que no llegue el 17 o 18 de junio sin saber con quién voy a jugar la temporada que viene”. Cuando empecé a hablar con otros jugadores, todos me preguntaban por Juan, César y Dava, para mí el mejor entrenador del mundo y dos jugadores ‘top’. Así es todo más fácil.

 

El Liceo estaba en su peor momento cuando se abrió la ventana de fichajes, ¿cómo convenció a los nuevos fichajes del proyecto?

Creyéndomelo. El Liceo y yo no vendemos humo, esta camiseta y este escudo tiran mucho. Es cierto que estábamos en un momento difícil, pero la gente del hockey europeo ha visto que, en un año tan complicado para nosotros, acabamos compitiendo hasta el final. Los jugadores saben que si vienen aquí va a ser para competir por todo. Creo mucho en este proyecto y no tengo que contarle una película a nadie. Es un proyecto ganador y que va a terminar ganando la Copa de Europa.

 

¿No es muy ambicioso?

Ganar la Copa de Europa no es una obligación, pero es un deseo que nos hace caminar. El objetivo es volver a ganar títulos, pero en Europa queremos estar en la Final Four porque el Liceo no está entre los cuatro mejores desde que ganó su última Champions [2011-12].
 

Si tienes a los mejores es que eres el mejor, no hace falta ir de víctima

 

¿Cuáles son sus argumentos?

Ningún club tiene una mentalidad tan competitiva como la del Liceo. Por poner un ejemplo, todo un Fútbol Club Barcelona presume de tener a los mejores del mundo, pero entona un discurso victimista cada vez que va a jugar a Portugal. Si tienes a los mejores es que eres el mejor, no hace falta ir de víctima. Yo no sé si tenemos a los mejores, pero voy a muerte con los míos y si le damos los mimbres adecuados a Juan vamos a pelear con cualquiera. El Liceo siempre lo ha hecho.

 

El Barça pierde a Pau Bargalló, João Rodrigues y a su entrenador, Edu Castro.
Sabemos los que se van, pero también los que van a llegar [Pablo Álvarez, Ferran Font y Sergi Aragonès, pendientes de oficialidad]. El Barça va a hacer un equipazo y, por estructura, siempre va a estar varios pasos por encima del resto, pero es la primera vez en mucho tiempo que tiene la obligación de reconstruir. Aquí nos ha tocado muchas veces y tiene su dificultad, lo sabemos de primera mano. Valoro mucho lo que ha hecho Edu Castro, que es un gran entrenador, y el que venga tendrá que poner la máquina a andar, un trabajo muy complejo. Nosotros vamos a apretar desde el minuto cero.

 

"Tratar con personas es lo mejor y lo peor de mi rol"

Antón Boedo no sólo es el encargao de fichar, también es la persona que le comunica a los jugadores si van a seguir o no. En la última temporada tuvo que despedirse de Tiago Rodrigues, Tomas Pereira, Sito Ricart y Guido Pellizzari. Además, dio marcha atrás ante la decisión de prescindir de Fabri Ciocale y le ha buscado a Fran Tombita un equipo donde gozar de más minutos la próxima temporada, el Lleida.

 

Es usted el responsable de dar las bajas, ¿cómo le afecta?
Tratar con personas es lo mejor y lo peor de mi rol: lo mejor porque he tenido conversaciones muy sinceras y positivas, lo peor porque hay otra gente que me ha decepcionado, no entiende ciertas situaciones y ve intenciones ocultas. En su momento me tocó hablar con Fabri [Ciocale] para decirle que no contábamos con él, los dos fuimos muy honestos y su reacción fue increíble sin esperar nada a cambio. Cuando nos volvimos a sentar le dije que, con esa versión que estaba dando en la pista, queríamos que continuase. Fue una de las grandes alegrías del año. Me la guardo para toda la vida.

 

Hábleme de Tiago Rodrigues.

Tenía contrato por tres años, pero venía de ser portero suplente cuatro años en el Porto y con la ambición de dar un salto en su carrera. Empezó muy bien y luego entendimos que Martí [Serra] era el mejor para defender nuestra portería. Nos pidió salir para darle otro rumbo a su carrera. Lo respetamos. El que esté aquí tiene que estar al 100%. Entendemos además que no es fácil estar en otro país.

El que esté aquí tiene que estar al 100%

 

Tomás Pereira.

Había una opción para ambas partes, pero él se veía volviendo a Portugal, por su hockey y su personalidad, que allí encajan mejor. Tengo que decir que es un tío cinco estrellas. En febrero ya sabía que no iba a continuar, pero siguió entrenando cada día con una sonrisa, entrega y un sacrificio enorme, hasta con lesiones. Otro en su lugar se hubiera borrado.

 

Sito Ricart.

Tiene una personalidad muy especial. Hay otros jugadores para los que el hockey es su vida al 100%, pero Sito es una persona con otras inquietudes. La relación con el club ha tenido altibajos, unas veces creíamos que debía continuar, otras que no... Al final me senté con él, nos dimos un tiempo y cuando tuvimos esa conversación, muy sincera y honesta, me comentó que prefiere orientar su vida hacia otro lado que no sea el hockey.

Sito prefiere orientar su vida hacia otro lado

 

Guido Pellizzari.

Se le ficha por una circunstancia excepcional, para cubrir las lesiones de Bruno [Saavedra] y Dava [Torres]. La relación del club siempre fue honesta. Muy agradecido porque es un soldado y un profesional como la copa de un pino que lleva viviendo fuera de casa y con su familia a cuestas desde los 20 años.
 

Fran Tombita.

Lo mejor para el club y para él es que se vaya cedido. En la progresión de todos los jugadores hay un proceso de aprendizaje. La temporada pasada dio un salto tremendo, este año ha seguido progresando pero no a la exigencia que requiere el Liceo. Entendemos que es necesario jugar muchos minutos y el Lleida es un club perfecto para él. Contamos con él para nuestro futuro.

Antón Boedo: “En el Liceo no vendemos humo, esta camiseta tira mucho”

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