Prueba de madurez
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17º-23º

Prueba de madurez

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El Deportivo afronta mañana en Anduva el examen definitivo que le permitirá saber si tiene todavía algo por lo que pelear en lo que queda de Liga, o simplemente debe limitarse a caminar hacia la orilla ahora que ya hace pie.

 

Porque el Mirandés aparece en el camino como ese mal que encarna todos los miedos del equipo blanquiazul. Un rival que no concede apenas espacios, un equipo físico y que no tiene problema en jugar directo cuando lo necesita. Y, por si fuera poco, el verdugo que le pintó la cara en la que seguramente haya sido la derrota más dolorosa de la temporada. Seguro lo ha sido de la época Gilsanz. Ese 0-4 de diciembre en el que el cuadro blanquiazul no se enteró de lo que estaba pasando hasta que ya vio una ventaja inalcanzable en el marcador debe servir al mismo tiempo de aviso y gasolina. Con poca presión y toda la ilusión que da la posibilidad de engancharse y vivir un final de curso ilusionante derrotando a un rival que además no ha causado más que pesadillas en la última década.

 

Rival y escenario, con un fortín inaccesible para buena parte de la categoría de plata, son la mejor prueba de madurez para un grupo que quizá llegue tarde hoy, pero puede empezar a sentar las tablas del mañana en encuentros como este. Siete jornadas sin perder, dos victorias consecutivas y la búsqueda de una tercera por primera vez en esta Liga... la balanza del Dépor ante el Mirandés está llena de motivos en el lado bueno y escasa de lastres en el opuesto. Cruzar este puente y salir airoso puede cambiar todo el panorama de lo que venga después.

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