El Liceo, santo y seña del deporte gallego, inicia esta semana su participación en la Liga Europea de hockey sobre patines. La cuestión nada tiene de novedad, pero sí conlleva una lectura algo más amplia que va indisolublemente unida a la importancia de tamaño logro. Con esta serán 32 participaciones en la máxima competición continental en las últimas 41 ediciones. Desde la creación del actual formato, en el curso 1996-97, los verdiblancos únicamente han estado ausentes en siete ediciones. Las seis primeras (1998-99, 2001-02, 2004-05, 2005-06, 2006-07 y 2009-10) por motivos clasificatorios. La última, por decisión propia, cuando los doce equipos de la Asociación Europea de Clubes se desmarcaron del CERH y lucharon por una corona continental oficiosa en la Golden Cup del 50 aniversario liceísta, en 2022.
Antes de seguir, vamos a poner freno a los haters. A estas alturas del artículo, seguro que abundan los detractores, los que hablan despectivamente de los logros de los deportes minoritarios. Que si el hockey patines solo se practica a alto nivel en unas regiones muy concretas de España, Italia, Portugal y Argentina. Que si es relativamente sencillo ganar trofeos. Que si el Liceo siempre fichaba a los mejores jugadores catalanes y argentinos y así cualquiera. Y toda esa habitual retahíla de menosprecios sin sentido. Porque compitan dos millones de clubes o compitan doscientos, compitan once contra once o cinco contra cinco, campeón solo hay uno.
Y de salir campeón, el Liceo sabe un rato largo. El club colegial ha conquistado la principal competición continental en seis ocasiones. En el palmarés de la suma Copa de Europa-Liga Europa solamente le superan el Barcelona (22) y el Reus Deportiu (8). Si trasladamos la comparativa a deportes más amplificados, los clubes que superan los seis títulos en el principal torneo europeo masculino también se cuentan con los dedos de una mano. En fútbol lo han conseguido dos: Real Madrid (15) y Milan (7). En baloncesto, uno más: Real Madrid (11), CSKA (8) y Panathinaikos (7). Esos números prácticamente se calcan en waterpolo, con Pro Recco (11), Mladost Zagreb (7) y Partizan de Belgrado (7). En balonmano, solamente ha alcanzado esa cifra el Barça (12). En voleibol también lo ha logrado un solo equipo, el CSKA (13). En hockey sobre hierba, nadie supera a los liceístas. El Bloemendaal neerlandés los iguala con 6 cetros continentales. Lo mismo sucede en rugby. El Stade Toulousain suma los mismos entorchados que el Liceo pese a la juventud del torneo continental, nacido en la temporada 1995-96.
El reto 2024-25 es, una vez más, mayúsculo. La última vez que los verdiblancos se ciñeron la corona europea fue en 2012. Ya han pasado doce años de aquella memorable victoria ante el Barça en Lodi, que también, ojo, supone la última presencia verdiblanca en la lucha por el título. El Liceo no ha vuelto a pisar una final four. Desde entonces, acumula seis eliminaciones consecutivas en el cruce intermedio de cuartos de final y cuatro en la liguilla de octavos de final. La plantilla de Juan Copa acumula tanta calidad como inexperiencia. Para varios de sus elementos será su debut en el gran escenario del hockey rodado mundial, donde se juntan los mejores clubes y jugadores de cuatro grandes países y de alguno más. Que nada tiene de poca cosa.