Celso Emilio Ferreiro escribió Longa noite de pedra en 1962, una de las obras más importantes de la poesía en gallego, un combativo canto sobre la dura realidad social de la época. El deportivismo acuñó el famoso título del poeta ourensano para simbolizar sus casi dos décadas sin jugar en Primera División, desde el descenso en 1973 hasta el ascenso en 1991, ambos con Arsenio en el banquillo. También el Liceo tiene su particular Longa noite de pedra, al menos en Europa. El club con más títulos de nuestra comunidad suma siete años sin jugar las eliminatorias de la Champions. La victoria contra el Quévert, unida a la derrota del Valongo, certificaron la clasificación matemática para cuartos de final.
La última vez que el Liceo jugó los cruces fue en la Liga Europea 2017-18, curiosamente en la primera temporada con Juan Copa al frente del banquillo. De aquel equipo también sobreviven los capitanes Dava Torres y César Carballeira, aunque el ‘5’ dejó A Coruña ese mismo verano, precisamente con destino al Reus (volvió en 2020), verdugo liceísta en aquella eliminatoria.
Y eso que el conjunto herculino logró una buena renta el 25 de marzo de 2018 en el partido de ida: 4-1 con goles de Edu Lamas, Miras por partida doble (los dos de penalti) y Carlo Di Benedetto. Dos semanas después, el 8 de abril, se pegó el batacazo en el Palau d’Esports de Reus: 7-2 con doblete de Payero.
El año siguiente, ya sin Carballeira, empezó la Longa noite de pedra europea de los verdiblancos. Tres derrotas consecutivas en la liguilla, contra el Forte dei Marmi en Italia (5-2) y ante el Sporting de Portugal (1-4 en casa y 6-4 en Lisboa) dieron al traste con las esperanzas de alcanzar los cruces.
De las seis temporadas sin jugar las eliminatorias en la máxima competición continental, al menos dos e incluso tres llevan un asterisco. El Liceo ya estaba clasificado en la 2019-20 a falta de un partido para terminar la fase de grupos cuando el mundo se paró por la pandemia.
Aquella Liga Europea nunca se reanudó. “Creo que podríamos haber llegado a la Final Four porque teníamos cruces favorables y estábamos en una dinámica muy buena”, lamentaba el argentino Fabri Ciocale en una entrevista con este diario.
La resaca del covid privó al hockey europeo de una Champions al uso en el curso 2020-21. Solo nueve equipos, portugueses y españoles, se reunieron en Luso bajo un formato exprés. El equipo coruñés cayó en el grupo de la muerte: un empate contra el Barça (2-2) y una derrota ante el Benfica (7-2) le dejaron fuera.
Aquella plantilla con los Adroher, Roberto Di Benedetto, Platero, Carles y Marc Grau, además de Dava o César, levantó ese mismo verano la Copa del Rey y, meses después (ya sin Platero, pero con Àlex Rodríguez y Burgaya), la Supercopa de España, ambos ante el Barça en la final.
En esa campaña 2021-22 estalló el conflicto entre la Asociación Europea de Clubes y la World Skate Europe por el formato de la máxima competición continental. Sin acuerdo, los grandes del Viejo Continente se plantaron y comparecieron en A Coruña para jugar la Golden Cup, una suerte de Champions oficiosa.
El anfitrión llegó a semis y demostró que estaba preparado para luchar por todo y contra todos. La prueba definitiva fue el octavo título de la OK Liga, que conquistó en junio ante el Reus (la venganza se sirve en plato bien frío).
El cambio de ciclo, con cinco bajas de la plantilla campeona, afectó al rendimiento en la temporada 2022-23, pero peleó la clasificación hasta el último y desgraciado partido de la liguilla, en Riazor contra el Oliveirense. Salió cruz (2-3). Peor fue en la 2023-24, eliminado sin ganar un solo partido del grupo. Todo pasa. Y el Liceo ya está otra vez entre los mejores. Siempre vuelve.