Confianza ciega en el Liceo
lll
17º-23º

Confianza ciega en el Liceo

Confianza ciega en el Liceo
Archivo el Ideal Gallego

Usuario

Noche grande de hockey patines en el Palacio. El Liceo recibe al Quévert francés, a priori un rival no demasiado atractivo. Una victoria verdiblanca unida a un triunfo o un empate del Oliveirense en la pista del Valongo clasificaría matemáticamente a los chavales de Juan Copa para los cuartos de final. Tampoco es que se sea un hecho histórico alcanzar la ronda de los ocho mejores. Pero sí supone dar un paso adelante después de unos cuantos hacia atrás, puesto que hace siete años que el Liceo no supera la fase de grupos y se suma al baile del top-8.


Solo el Barça, con sus inalcanzables 22 títulos, y el Reus Deportiu, con 8, tienen más Copas de Europa que el Liceo. Sí, digo Copa de Europa porque la antigua denominación es la que tiene más sentido. Si había una Champions era la de los 80 y 90, que solo la disputaba el campeón de cada país, y no la de ahora. El formato, eso sí, es mucho más atractivo y concede opciones a grandes equipos que no siempre tienen la oportunidad de conquistar la corona nacional. De hecho, el equipo coruñés ganó sus tres últimas Ligas Europeas (2003, 2011 y 2012) sin haberse proclamado campeón de la OK Liga el curso anterior.


Hablamos de que solo barcelonistas y reusenses superan al Liceo. ¿Y qué ocurre con los portugueses? ¿Y con los italianos? Pues ahí radica otra de las heroicidades herculinas. Entre los transatlánticos Oporto (3) y Benfica (2) suman menos coronas continentales que los verdiblancos. El otro buque blanquiverde de gran tonelaje, el Sporting de Lisboa, la ha levantado en 4 ocasiones. Todos por detrás del Liceo. El caso de Italia es alucinante. Solo Follonica (2006) y Trissino (2022) tienen una Champions. Ni aquel Giovinazzo de Pino Marzella. Ni el Vercelli que se llevó a Martinazzo de A Coruña. Ni el Novara de Massimo Mariotti y el propio Marzella. Tampoco el posterior de Roberto Crudeli, Franco Amato, el malogrado —trágicamente fallecido en la cancha— Stefano Dal Lago y Pablo Cairo. Ninguno de aquellos fantásticos equipos italianos fue capaz de levantar el principal trofeo del hockey de clubes. Es más, desde la final que perdió el Bassano frente al Barcelona en 2007, los transalpinos no han vuelto a plantarse en una final más que en el triunfo del Trissino hace tres campañas.


Y después del pasado, el presente. El Liceo parece haber alcanzado velocidad de crucero. El récord histórico de cuatro partidos consecutivos sin encajar —visto lo visto, no vamos a descartar que hoy llegue el quinto— habla a las claras del estado de forma de un equipo que parece no tener techo.


A principio de temporada todos sabíamos que no iba a ser fácil. Y efectivamente, la cosa no empezó bien. Por las bajas, por el calendario, por la bisoñez o por la pretemporada. Por lo que sea. Pero el Liceo se levantó y enderezó el rumbo. ¡Y cómo lo ha hecho! ¿Cómo no íbamos a confiar? Había que confiar en ese gen competitivo y ganador. Y seguimos confiando.

Confianza ciega en el Liceo

Te puede interesar