A orillas del Adriático, en la turística localidad italiana de Rímini, la cuna del genial cineasta Federico Fellini y donde se abandonó hasta la muerte la leyenda del ciclismo Marco Pantani, dos coruñeses patinan por un mismo sueño. Lucas Yáñez (Oleiros, 19 años) y Unai Cereijo (Arteixo, 17) persiguen la corona mundial de artístico en los World Skate Games, una suerte de Juegos Mundiales de los deportes de patín, denostados injustamente por el programa olímpico, con la excepción del skateboarding.
Los dos niños prodigio del Club Maxia aspiran a todo en una ciudad que ya acogió el Campeonato del Mundo de la especialidad en 1985 y que alumbró a los nueve veces campeones universales por parejas, Beatrice Palazzi y Patrick Venerucci. La rica historia y el patrimonio cultural de Rímini realzan su gusto por el arte. Y pocos deportes representan mejor la excelencia y la belleza.
Ajenos a Fellini, Pantani y el carácter histórico del escenario, los dos coruñeses se centran en patinar, que es lo suyo. De su pista de entrenamientos, en el Palacio de Riazor, con una ventana al Atlántico, a la Fiera de Rímini, a sólo unos minutos de las kilométricas y masificadas playas del Adriático, Lucas y Unai llegan con la confianza que les dan los resultados en el último Europeo de Fafe (Portugal), el pasado julio. El oleirense se subió a su primer podio sénior con un bronce y el arteixán se proclamó campeón júnior.
“Aquí están los mejores del mundo, pero hay muchas opciones de medalla para los dos. Sólo tenemos que hacer lo que sabemos y tener la suerte necesaria”, confía su entrenadora, la laureada Rosa García, que se ha ganado prestigio internacional con su escuela de talentos, el Club Maxia, tan reconocida lejos de A Coruña como olvidada indebidamente en nuestra ciudad.
El primero en saltar al parqué italiano será Unai (este martes, 18.55 horas), de timidez exagerada hasta que se calza los patines y se transforma en el Dark Angel de su programa corto. “Siempre ha sido un niño muy tímido, le da coraje hablar de sus propias expectativas, pero si es el mejor de Europa y Europa es potencia mundial del patinaje…”, advierte su orgullosa entrenadora y madrina.
“Ahora que vamos a probar la pista sí que estoy un poco más nervioso”, se sincera el arteixán, de camino al recinto donde intentará emular a su compañero Lucas, bicampeón mundial júnior, en la edición del año 2021 en Asunción (Paraguay) y en la de 2022 en Buenos Aires (Argentina).
“Estar en un Mundial es lo que siempre quise, desde pequeñito, estoy emocionado y con muchas ganas. Intentaré hacerlo lo mejor posible y conseguir una medalla”, recita Cereijo con humildad, aunque sabe que si clava el combinado de tres triples que ejecuta en su ángel caído –“el programa corto está basado en el cuadro de Miguel Ángel”, detalla– y las “difíciles piruetas” del largo, insipirado en la Pasión de Cristo, sólo tiene un rival por el oro, el madrileño Guillermo Gómez, que en junio le arrebató el título nacional, pero en julio no compareció en el Europeo.
Desde que se proclamó campeón continental, Unai sólo ha tenido dos días de vacaciones: “Los parones largos no son buenos en este deporte, luego te notas oxidado en los saltos”, valora el coruñés, que se entrena dos horas y media diarias de lunes a viernes y, en las últimas semanas, también se calzó los patines en los fines de semana.
La dedicación no es exclusiva en un deporte tan minoritario, sin el respaldo mediático ni las cuantiosas ayudas que sí reciben las disciplinas olímpicas. Cereijo cursa un ciclo medio en Auxiliar de Enfermería y, cuando termine el Mundial, empezará con las prácticas aprovechando la pretemporada.
Pensando en la pretemporada estaba Lucas cuando recibió la llamada para ocupar la baja de Killian Gomis. El oleirense cambió el chip con sólo unos días para ponerse a tono después de 15 días de vacaciones y preparar su primer Mundial sénior, que arranca el viernes.
“Después del Europeo pensaba que se había terminado mi temporada, aunque sabía que uno de los convocados podía ser baja por lesión y estuve entrenando en casa hasta el 15 de agosto. Cuando vi que no me comunicaban nada, decidí parar y me fui de vacaciones”, recuerda Yáñez, que después de unos días en la playa recibió la llamada de la seleccionadora: “Me preguntó cómo estaba y si me veía capacitado para estar en los World Skate Games”.
Será su segunda experiencia en el Mundial de Mundiales, donde hace dos años, en Argentina 2022, logró su segundo cetro júnior universal ante una gran expectación en Buenos Aires: “No esperaba volver a los World Skate Games y además en categoría absoluta. Estoy muy contento. Es un sueño estar aquí”.
Lucas se empleó a fondo para recuperar en una semana la forma perdida durante sus vacaciones: “Mentalmente me costó mucho cambiar el chip. De estar tan relajado, a levantarme a las ocho de la mañana para hacer dos entrenamientos al día. Sufrí mucho, pero ya noto el cuerpo mucho mejor”.
Campeón de todo en etapa júnior, ha tenido que lidiar con el difícil cambio a sénior mientras cursa el grado superior en TAFAD (Técnico Superior en Enseñanza y Animación Sociodeportiva). “Acostumbrarse a ganar es bonito, pero no es real. Ahora compito contra patinadores bastante mayores, más hechos y con más flexibilidad, yo soy un patinador a la antigua, con más fuerza y potencia”, analiza Yáñez, que presentará un disco corto con un tema de Eminem –“de patinador callejero, un poco malote”– y un programa largo inspirado en la mitología griega.
“Pasó de competir con niños de su edad a medirse con tíos de 27 y 28 años, tiene que pelear mucho más, es el pipiolo del grupo, pero ha hecho muy buena temporada y tiene posibilidades”, afirma Rosa,
Lucas confía en su potencia de salto para realizar sus espectaculares combinaciones triples, pero es consciente de la feroz competencia: “El objetivo siempre es ganar, pero con una visión más realista, creo que si me sale bien puedo subir al podio”, admite. Entre sus rivales destacan los españoles Héctor Díez y Arnau Pérez, los italianos Alessandro Liberatore y Alex Chimetto y el portugués Diogo Antonio Craveiro. Todos quieren el trono del tricampeón y ya retirado Pau García. Por amor al arte.