Papá, ¿por qué somos del Liceo? Se preguntan niños y niñas cada vez que ven a su equipo perder una final. Para ganarlas, hay que jugarlas. Y el Liceo siempre está donde se reparten los títulos. Otra vez más cayó en la orilla contra el Barça, campeón de la Supercopa trece veces, pero la imagen de los verdes dice más que la derrota. La eterna reinvención y el rejuvenecimiento de la plantilla no cambian ese ADN tan característico, el de competir por todo y luchar hasta el final. Y hasta el último segundo estuvo vivo sobre la pista, orgullo eterno.

El renovado Liceo juega a toda mecha. La consigna de Juan Copa está clara: robar y correr. Y por ahí llegaron sus primeras ocasiones: una transición que culminó César Carballeira, pero que desvió el exliceísta Carles Grau, y una contra de manual en la que participaron los cuatro jugadores de pista, Dava Torres, César, Sito Ricart y Pablo Cancela, que a bocajarro se topó con el casco de Grau.

 El Barça tardó en encontrar los huecos en la defensa liceísta. Fue Pau Bargalló el primero que probó los reflejos de Tiago Rodrigues, otra vez titular bajo palos. De área a área, Cancela tuvo una más tras un buen servicio de Dava. Cuando el Liceo abrió la pista, el Barça respondió y el partido tornó en un vertiginoso ida y vuelta, con la mejor para João Rodrigues ante Tiago.

Rotaciones y un golazo

Copa pidió calma desde el banquillo y empezó con las rotaciones. Los cambios le sentaron bien a su equipo, que no rebajó la intensidad. Para muestra, un botón: el eminentemente ofensivo Fabri Ciocale mordió en defensa hasta robar en media pista y se la cedió a Dava, que clavó un potente disparo arriba, imparable para Grau, un auténtico golazo

El 1-0 dio paso a unos minutos de hockey control que desembocaron en el extraño empate de Marc Grau. El otro hermano, también exliceísta, sorprendió a Rodrigues con una cuchara cuando Sergi Panadero pasaba por el área. El 1-1 le sentó mejor a los azulgrana. Tiago evitó el segundo en un remate franco de Rodrigues, pero no pudo hacer nada ante el coruñés Ignacio Alabart, que definió libre de marca tras un bloqueo y continuación con Pau Bargalló, que asistió detrás de la portería (1-2).

Poco necesita el ‘8’ barcelonista para definir un partido. MVP de la última OK Liga y también del reciente Europeo, nada más empezar la segunda mitad abrió brecha en el marcador con un palazo al ángulo de Rodrigues. 1-3 y jarro de agua fría para el Liceo, que resistió cuando el partido parecía inclinarse irremediablemente a favor de su rival.

Se levantó el equipo coruñés, como siempre, para meterse otra vez en la final. Lo intentó Bruno Saavedra, joven y atrevido, que se hizo un hueco para probar los reflejos de Carles Grau. Y la tuvo el capitán: en la décima falta del Barça, Dava asumió la directa y repitió la maniobra que acabó en gol contra el Reus. No picó el portero, que aguantó los amagos y tapó todos los huecos.

Final de vértigo

El Barça echó a correr después de la pelota parada y Sergi Panadero exigió de nuevo a Tiago. De portería a portería,  Grau estiró la guarda para frenar un bolazo de Tomás Pereira. El vértigo volvió al Pavelló Olímpic de Reus hasta la décima del Liceo. No se lo pensó Bargalló, que la mandó directamente fuera, inusual en él.

Con el reloj en contra, Copa pidió riesgo. Se abrió la pista y el Barça pudo matar, pero Rodrigues y Bargalló se volvieron a topar con el meta portugués del Liceo, que acabó con más de 20 paradas, un fichaje de altura. En la contra, César llevó la bola hasta Sito, que se perfiló y definió a la escuadra. 2-3 y un minuto para el final.

Más riesgo: el Liceo acabó sin portero y la tuvo a unos segundos de la bocina con un palazo escorado de César que atrapó Grau con suspense. Lo celebraron los coruñeses, pero los árbitros señalaron booling. No hay una toma que permita ver si la bola rebasó la línea.

Sin más tiempo, el equipo coruñés cayó en su primera final del curso, tercera seguida y novena de la era Copa. Seguirá tocando la puerta hasta derribarla. Por eso somos del Liceo.