El Deportivo volvió a lamerse las heridas en Riazor, al abrigo de su afición, que respondió, con más de 25.000 hinchas en sus gradas.
Los coruñeses ganaron al Celta B, el filial del eterno rival, por 2-0 y pusieron fin a tres semanas sin vencer, con dos empates, ante la RB Linense (0-0) y el Real Madrid Castilla (1-1), este en casa, y una dolorosa derrota contra la Cultural Leonesa (1-0).
Un triunfo contra el cuadro olívico que estuvo marcado por la expulsión de Medrano al filo del descanso, por doble amonestación.
Hasta ese momento ambos equipos habían propuesto un partido muy táctico, que se estaba jugando prácticamente solo en el medio campo y en el que apenas estaban asumiendo riesgos ninguno de los dos contendientes. No cometer errores y tratar de aprovechar los del adversario parecían ser las premisas, si bien al Celta B se le vio más suelto la primera media hora ante un Depor marcado por la necesidad de ganar.
Todo cambió con los de Claudio Giráldez en inferioridad, ya que los blanquiazules dieron un paso al frente y acabaron de decantar el campo hacia los dominios de Joel.
Lucas Pérez atrapó un balón que no había podido rematar correctamente Mario Soriano y abrió la lata.
El segundo tanto lo fabricó Max Svensson, objeto de un penalti cometido por el cancerbero celeste y que transformó, como suele ser habitual, Alberto Quiles.
El onubense no falló desde los once metros y logró precisamente su undécimo gol en lo que llevamos de campaña.
Una victoria balsámica para el Depor de cara al próximo compromiso fuera, el sábado ante Unionistas.