“Soy el clásico madrileño de ‘Galifornia’, al que me llamarían ‘fodechincho’”. Autor de aquel Informe Robinson, “SuperDépor, te quiero igual”, que era sobre todo un homenaje a la figura del ya fallecido Arsenio Iglesias, Raúl Román (Madrid, 1972) habla con orgullo de sus conexiones gallegas y del Deportivo.
¿Cuál es su primer recuerdo del Deportivo?
Como tantos aficionados al fútbol me remito mucho a los cromos. Recuerdo al Dépor de pequeño, sobre todo en Segunda. Se le veía menos por televisión pero me despertaba curiosidad y me gustaban sus colores, blanco y azul. Me viene a la memoria un futbolista, José Luis (Vara), que era del Dépor, que tenía en los cromos, que fue máximo realizador de Segunda y que después jugó en el Betis. Le tengo mucho cariño a Galicia y a Coruña. Mi abuelo era camionero y su lugar favorito para ir era Galicia. Recuerdo que cuando era niño se iba en Navidad a Galicia el 24 por la mañana y regresaba con percebes. Para mi Galicia era como un lugar mitológico. Traía un cubo de percebes frescos, algo que para un niño madrileño como yo era una marcianada (risas).Y después también me acuerdo de aquellos Teresa Herrera y los equipazos que jugaban.
¿El más feliz?
Hay muchos, posiblemente sea poco original, pero la final de la Copa del Rey con el Valencia, el día del diluvio. Se jugó un fin de semana, que no era lo habitual. Salí de marcha con mis amigos por Malasaña y estaba todo lleno de aficionados del Dépor y del Valencia. Como estaban empatados había muy buen rollo y estaban unos y otros vacilándose. Y cuando se jugaron los minutos que quedaban (de la final) recuerdo la sensación de felicidad de que al menos el Dépor logró ganarle la Copa al Valencia y sacarse una espina.
¿El más triste?
¡Quien me iba a decir que iba hacer el Informe del SuperDépor! No soy original pero el día del penalti de Djukic. Te diría que la mitad de España o incluso dos tercios no querían que ganara esa Liga el Barça, querían que fuese para el Dépor, que se había ganado el cariño de todo Dios. Recuerdo verlo en el piso de unos amigos por la tele y acabar todos de bajón. Éramos de Madrid y más que tener el deseo de que perdiese el Barça lo que sentíamos era la pena de que no ganase el Dépor, lo merecía. Y uno que tengo más fresco es esa final de playoff contra el Albacete. Yo iba en el coche, lo estaba escuchando por la radio y no es que tuviese nada contra ellos, pero quería que ganase el Dépor. No quería aparcar y me puse a dar vueltas cerca de mi casa esperando a que pitase el final. Y cuando marcó el Albacete no me lo podía creer, me quedé descompuesto. Yo estaba haciendo tiempo para bajar con alegría del coche y me apeé destruido
Firmó hace años un documental sobre el SuperDépor, que era sobre todo un homenaje a Arsenio Iglesias, ¿cómo recuerda su grabación?
Muy intensa. En esos días recorrimos toda la ciudad, subimos a la torre de Hércules, fuimos a los dólmenes con Djukic, estuvimos con Fran, Donato... Vimos como la gran mayoría de la gente no le guardaba rencor a Djukic por irse al Valencia y lo recordaban con cariño. Lo que más me marcó fue encontrarnos con Arsenio. Siempre recordaré cuando empezamos a gestionar el Informe, pensamos que él tenía que estar pero sabíamos que no estaba bien y hablamos con su hijo. Queríamos buscar la forma de protegerlo, no queríamos hacer la típica entrevista. Fuimos por el lado afectivo y lo juntamos con Donato, Djukic y Fran y fue muy bonito. También con su segundo, Ballesta. Lo llevamos a su estatua y nos dio las gracias... Se me pone la piel de gallina, son de esas cosas de las que te acordarás de mayor. Y recuerdo también el preestreno del documental, las luces estaban atenuadas y vi los rostros de emoción de la mayoría de la gente... En mi biografía de Twitter tengo puesto Madrid, Galicia y Argentina. Son dos lugares donde me identifico, por la cultura, el aspecto futbolístico... Me siento uno más de allí. Tengo ido muchos veranos a A Coruña y cuando hicimos el Informe Fran nos llevó un par de veces a un restaurante que se llamaba “El Rincón del Reino”, que era de comida muy casera y a buen precio. Volvimos dos o tres veces más (risas).
¿Es Arsenio la figura más importante de la historia del club, por encima de los jugadores?
Ha sido una figura troncal en el Deportivo. Su filosofía futbolística y vital impregna todo el club. Lo que fue Cruyff en el Barça lo fue Arsenio en el Dépor. Aparte de todos los años ligado al club estaban su caballerosidad, sorna, retranca... Incluso su cierto fatalismo, esa nube negra encima que a veces le acompañaba, el no fiarse de que todo saliese bien. Esa forma de ver la vida empapa como el orballo el club. Dejó una huella en esa generación de aficionados, jugadores y periodistas. La masa social es un gran valor en el club, es un sentimiento enraizado con la ciudad. Además, siempre ha habido grandes firmas hablando del Dépor: Juan Luis Cudeiro, Nacho Carretero, Arturo Lezcano...”.