Pablo Martínez mostró el pasado domingo sus credenciales en el empate ante el Sporting de Gijón y dejó claro que la inactividad no le ha pasado facturas. Hacía más de dos meses que no era titular. La última vez fue contra el Córdoba, el pasado 13 de septiembre, en la quinta jornada del campeonato liguero, en un encuentro que se saldó con derrota blanquiazul (2-0).
El pasado domingo, ante la lesión de Dani Barcia, volvió al once y jugó el partido íntegro contra el cuadro asturiano, con Pablo Vázquez como pareja en el eje de la zaga. Una dupla que parecía indivisible el curso pasado, pero en la que esta temporada pide paso el canterano Dani Barcia.
Ante su baja, Martínez no desperdició su oportunidad de reivindicarse como una alternativa en la defensa y un recurso también en la faceta ofensiva. Precisamente, lamentó con rabia cuando en el minuto 24 su cabezazo en el segundo palo se encontró con las manos de Yáñez.
No pudo festejar la diana “haciendo el cangrejo”, su celebración más recordada, pero sí que vitoreó hacia la grada, cada una de sus interceptaciones y cortes a los rivales. Si nos vamos a los datos, más allá de lo que transmitía y el feedback con la hinchada, realizó un total de cinco despejes, dos interceptaciones y una entrada. Ganó todos los duelos que disputó (un total de cinco) y recibió tres faltas.
Realizó 66 toques durante el choque y el 79% de sus pases fueron precisos (41/52). Su aportación en ataque se resumió en un remate, según datos de la web especializada sofascore. com. La plantilla descansará hoy y este miércoles retomará el trabajo con dos sesiones más por delante, todas a partir de las 11.00 horas en Abegondo, antes de visitar al Cádiz.
Tiempo prudencial para ver cómo evolucionan los ‘tocados’ y los lesionados. En el caso de Jaime entra en la parte final de su recuperación. En ese mismo camino se encuentra Jose Ángel, que trabajó este lunes una parte con el grupo y otra con los readaptadores.
Este lunes estuvieron con entrenamiento personalizado Yeremay, Dani Barcia y Bouldini. Charlie Patiño, aquejado con una viriasis, tuvo que marchase a su domicilio.