El Deportivo afronta un nuevo reto ante una defensa de tres centrales con la visita del Huesca a Riazor. El conjunto de Antonio Hidalgo se ha consolidado como una de las zagas más sólidas de la categoría, siendo el segundo equipo menos goleado de la competición. En la primera vuelta, la ausencia del gallego Miguel Loureiro empujó al Huesca a jugar con una defensa de cuatro en El Alcoraz (2-1), pero el engranaje defensivo del equipo oscense ha vuelto a su versión más reconocible.
Para el Dépor, este no será un desafío desconocido. A lo largo de la 2024-25, el equipo coruñés ya se ha medido en seis ocasiones contra rivales que apostaron por una zaga de tres centrales y dos carrileros. El balance es positivo, con dos victorias, tres empates y una única derrota, sumando 9 puntos de 18 posibles y un saldo goleador favorable (12 a favor, 8 en contra). Sin embargo, estas cifras esconden realidades distintas según el partido, con goleadas brillantes ante Cartagena (1-5) y Castellón (5-1), pero también enfrentamientos en los que el Dépor sufrió mucho, sobre todo ante Mirandés (0-4) y Zaragoza (1-1), y en ciertas fases contra Granada (1-1) y Elche (0-0).
Con Imanol Idiakez en el banquillo, el Deportivo se enfrentó dos veces a equipos con defensa de tres centrales y ambos duelos acabaron en tablas.
El primero fue ante el Granada de Guille Abascal, en un partido donde la presión de ambos equipos fue un despropósito. La salida de tres centrales y la movilidad de los atacantes Pablo Sáenz y Reinier descolocó al Dépor. Eso sí, el cuadro coruñés respondió en la segunda mitad y aprovechó la desorganización defensiva del Granada para generar peligro. Pese a los desajustes de ambos, el marcador quedó en 1-1 debido a la falta de acierto en las áreas.
El segundo empate llegó contra el Elche de Eder Sarabia, un equipo que alternó entre dos estructuras: salida de tres centrales en fase ofensiva y un repliegue con línea de cuatro en defensa al ajustar las posiciones de sus carrileros. Salinas retrasaba su posición a lateral izquierdo y Yago Santiago se situaba como extremo derecho. El Elche llevó el peso del partido gracias a su calidad en la posesión, pero el Dépor supo competir y tuvo opciones de ganar, aunque se topó con un inspirado Matías Dituro bajo palos.
Desde la llegada de Óscar Gilsanz, el Dépor ha mostrado dos caras opuestas ante defensas de tres centrales: partidos con una superioridad manifiesta y otros en los que fue desbordado.
El debut del técnico betanceiro fue precisamente contra el Cartagena. Aquel día, el colista de la categoría fue un desastre defensivo y el Dépor lo aprovechó con un vendaval liderado por Mella y Yeremay. La zaga cartagenera, con cinco atrás, sufrió en cada transición y no pudo frenar ni las conducciones de los canteranos ni los envíos a la espalda de su línea de cobertura. El resultado (1-5) pudo haber sido aún más abultado.
La historia fue muy diferente ante el Zaragoza en Riazor. El equipo dirigido entonces por Víctor Fernández dio una lección táctica en Riazor. El carrilero Marcos Luna castigó constantemente el espacio dejado en banda derecha por Ager Aketxe, que partía pegado a la línea de cal para irse hacia dentro. El Dépor marcó pronto y resistió como pudo ante las constantes llegadas visitantes, pero el empate (1-1) se produjo en el tiempo añadido en el enésimo ataque por el flanco derecho del cuadro maño.
Una jornada más tarde, la respuesta del Dépor fue inmediata con un contundente 5-1 al Castellón de Dick Schreuder, otro entrenador que posteriormente fue destituido. Gilsanz acertó con los ajustes tras el 0-1 inicial y supo contrarrestar el plan kamikaze del técnico neerlandés. Escudero lideró la salida de balón, Barbero brilló en el juego directo y Mella castigó con su velocidad al equipo castellonense. 5-1 y la goleada pudo ser todavía mayor.
De nuevo el contraste fue brutal en la siguiente jornada contra el Mirandés. Un penalti tempranero inclinó el partido a favor del equipo visitante y, a partir de ahí, el Dépor se estrelló una y otra vez contra un bloque bajo bien organizado. Urko Izeta, en una actuación estelar, firmó un hat-trick y fue un suplicio en las rápidas transiciones del conjunto de Alessio Lisci, que dejó al Dépor sin respuesta en Riazor.
Ante tanto contraste, es complicado tratar de predecir qué versión del Dépor se verá ante el Huesca, uno de los equipos que mejor ejecuta el sistema de tres centrales en la categoría de plata. Con una estructura bien trabajada, el equipo de Antonio Hidalgo pondrá a prueba la capacidad del Dépor para encontrar soluciones ante este tipo de murallas. El equipo coruñés necesita aunar fluidez y precisión en campo rival para tratar de romper el entramado defensivo de un rival que sabe cerrar espacios y penalizar cualquier error. El reto está servido.