“Soy un jugador técnico, ‘box to box’, dinámico, y que puede intervenir en la creación del juego desde atrás hacia adelante. Incluso dar ese pase final y esa asistencia, además de sacar el balón parado”. Así se definía el mediocentro australiano Denis Genreau en su presentación como nuevo futbolista blanquiazul el pasado 6 de febrero.
Este lunes estrenó titularidad por primera vez desde su llegada al Dépor en el mercado de invierno (hasta entonces acumulaba apenas 49 minutos como suplente en los partidos ante Almería, Eldense y Córdoba) pero no tuvo su mejor tarde.
Su primera incursión en el once vino motivada por la baja, debido a unas molestias musculares de Diego Villares, pero no se le vio del todo cómodo al ‘aussie’, situado en el doble pivote junto a José Ángel Jurado. Uno de los motivos fue que el andaluz, como en otros partidos, bajó en muchas ocasiones a incrustarse entre los centrales para ayudar en la salida de balón. Esto, sumado a que Mario Soriano estaba algo más adelantado, como enganche, hacía que Genreau tuviese que cubrir bastante campo.
A esto hubo que unir a que tuvo, pegado como si fuese su sombra al medio serbio Milos Jojic, que no le permitió en ningún momento girarse con comodidad para contribuir a la creación de juego. Anuladas estas virtudes, Genreau optó por ir a recibir el balón en posiciones más cercanas a su área, como muestra el mapa de calor. Y es que, aunque se movió por prácticamente todo el pasillo central, tuvo una presencia muy importante en campo propio blanquiazul.
El problema vino derivado de que precisamente esa parcela del terreno de juego era también la del área de influencia de José Ángel y a veces se encontraban ocupando el mismo espacio. Mario Soriano, en la posición de enganche, se vio en muchas ocasiones como una isla y tuvo que recurrir a bajar para entrar en contacto con el esférico. Sin embargo, en muchos tramos del encuentro estuvo totalmente desaparecido.
Precisamente el puesto de mediapunta habría sido el más idóneo para Genreau, que no obstante el lunes ocupó el doble pivote. No obstante, fue con otro dibujo, el 4-3-3, con el que había explotado en el filial del Toulouse, en la Ligue 2, mostrándose como un interior de pocos toques, que se giraba rápido y que era capaz de atacar de forma inteligente los espacios.
No pudo desplegar apenas ese juego en los 68 minutos que estuvo sobre el tapete de juego, con buenas y malas acciones. En una, llegó a pisar área rival, aunque fue derribado por Juan Escobar, en una situación controvertida, dentro de las muchas que hubo en la contienda. Hasta 9 pérdidas de balón, por 14 de José Ángel evidencian la endeblez que por momentos sufrió el equipo en el centro del campo. Mejor estuvo a la hora de repartir juego, con el 73% de los pases precisos (16/22).
Y, a pesar de que su físico no es su mayor virtud ganó 7 de los 11 duelos en el suelo en los que se vio inmerso. Cometió tres faltas y fue objeto de una. Un resumen de una aportación discreta para un futbolista al que quizá habría que ver más arropado por jugadores de mayor contundencia defensiva para que pudiese explotar sus cualidades.
José Ángel, el capitán este lunes del Deportivo y compañero de Genreau en el doble pivote, tampoco tuvo su mejor tarde. Además de las ya citadas 14 pérdidas, solo ganó 4 de los 7 duelos que protagonizó. Como contrapartida, su eficacia en los pases fue del 86%, 59 de los 69 realizados llegaron a buen puerto.
La peor cara en la creación la puso Mario Soriano, que tradicionalmente es siempre de los destacados en el Deportivo y que cuajó una actuación gris contra el Castellón.
Cometió 7 pérdidas, no ganó ningún duelo y no cometió ni recibió ninguna falta durante el encuentro. En lo que no erró fue en las entregas, con un 96% de efectividad, con 23 de 24 pases certeros.
Pero el hecho de que el de Alcalá de Henares no funcionase y que en la sala de máquinas Genreau y José Ángel no se terminasen de entender condicionó en gran medida el juego del Dépor.
Acostumbrado en los últimos partidos a conducir más por dentro, con Yeremay y David Mella en posiciones más interiores, el atasco que hubo en la medular derivó en que muchas veces el Dépor abusase de juego directo, adoleciendo en ocasiones de falta de precisión.
“Se vio un partido intenso, con mucho ida y vuelta y con opciones para ambos. En la primera parte hemos tenido muchos errores individuales que han propiciado muchas ocasiones de ellos. El balance es que el punto es justo”, comentó José Ángel tras el choque. Después de más de una semana sin competición los blanquiazules volverán a jugar este domingo, ante el Cartagena, en Riazor.
De cara a ese choque Óscar Gilsanz puede recuperar a Diego Villares, compañero habitual de José Ángel en la medular. Aunque el técnico betanceiro ha demostrado que da oportunidades (no dudó en optar por Eddahchouri ante su buen rendimiento) es probable que, si Villares está listo, reaparezca el domingo en la medular.