El Depor no espera a la bocina
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17º-23º

El Depor no espera a la bocina

El Depor no espera a la bocina
Davo, lamentándose durante el encuentro con el Fuenlanbrada. Foto: Alfaquí.

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Todos los que hemos practicado o nos apasiona el deporte sabemos que, para bien o para mal, los partidos no se acaban hasta que suena la bocina, hasta el pitido final (y más ahora que los descuentos en fútbol se están convirtiendo en mini encuentros).


El Deportivo se topó con esta premisa incontestable este domingo en su partido contra el Fuenlabrada, en el que perdió por 2-1 un choque que en el minuto 92 tenía ganado por 0-1. 


No es, sin embargo, la primera vez que los blanquiazules dejan escapar los puntos en el añadido, ‘pecado’ que ya cometieron en numerosas ocasiones la pasada campaña. En el Fernando Torres Sergio Benito en el 93 y en el 94 daba la vuelta al choque. Sendos errores de los coruñeses, el primero en una marca tras un centro lateral y el segundo siendo incapaces de frenar con una contra al delantero del Fuenlabrada, que acabó por rematar a placer en el área, tras recibir el balón en la medular, ya en campo del Depor.
Un jarro de agua fría para un equipo que ya sabe lo que es dejarse puntos y llevarse disgustos. El curso pasado le ocurrió en diferentes choques.

 

Desconexión


El último mal recuerdo había sido en la vuelta de semifinales de playoff contra el CD Castellón. El cuadro blanquiazul, que había igualado un 0-2 adverso y acariciaba el pase a la final, sufría un latigazo desde fuera del área de Indias que mandaba el partido a la prórroga. No acabaría ahí el surrealismo, con la expulsión de Mackay por agresión en el 94 y un penalti señalado que Pablo Hernández lanzaba, ya con Edu Sousa bajo palos, y que el veterano jugador mandaba fuera. Quedaban 30 minutos de prórroga y el Depor necesitaba un gol para el pase. A pesar de estar con un menos, Kuki Zalazar avivaba la esperanza con su diana pero Cubillas, ex del Depor, marcaba el definitivo 4-3 en el 107.


Antes de ese agónico final el Depor ya había perdido en la campaña 2022-23 puntos en otros duelos: cediendo dos puntos ante el San Fernando, que marcaba el 2-2 en el 95, perdiendo los tres con el Alcorcón, al que ganaban 2-1 en el 86 y con el que claudicaban por 3-1 en el 96, eso sí, con uno menos en el campo y rompiendo las tablas en el 90, en el Nuevo Vivero (1-0), en uno de los peores partidos del Depor, contra el CD Badajoz.


El curso 2021-22 también tenía un final amargo, cuando el Depor se quedaba sin el ascenso con el Albacete en Riazor, con todo a favor. Los coruñeses pasaban de tener amarrado el subir con el 1-1 en el 83 al 1-2 en el 112, que daba daba el billete a Segunda a la escuadra de Rubén de la Barrera. Para iniciar ese año, el equipo había perdido en el 87 ante el Celta B, con el que empataba hasta entonces 1-1 en inferioridad numérica. Una prueba más de que el Depor no espera a la bocina y tiene que hacerlo para no lamentarse.

 

 

Veteranía para gestionar
Un plantel nada bisoño que, pese a su experiencia, no estuvo bien en el descuento
 

“Tenemos que estar más expeditivos. Tenemos jugadores con experiencia, hay que aprender”, se lamentaba Pablo Vázquez en zona mixta tras la derrota contra el Fuenlabrada.


Y es que el Deportivo cuenta ahora mismo con un plantel más maduro, con jugadores contrastados y más años de experiencia, algo que ponía en valor Fernando Soriano en sala de prensa al hablar de la configuración de la plantilla.


El problema fue que en el Fernando Torres el Deportivo pecó de falta de oficio, como reconocía Imanol Idiakez. En sendos goles de Sergio Benito hubo fallos en defensa, en las marcas en el primero, con el delantero del Fuenlabrada rematando a placer. En el segundo, iniciado debido a una pérdida de Salva Sevilla, tras un córner a favor, con una de Sergio Benito, recorriendo el campo del Depor sin que Jaime Sánchez ni Paris Adot fuesen capaces de frenarle en su carrera. 


Los goles en contra y a favor son siempre una responsabilidad colectiva, pero a un equipo como el Depor, para nada bisoño en esta campaña, se le presupone otro tipo de gestión de esos minutos y sangre fría para jugar estos finales. 

 

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