El Fabril levanta un muro: es el equipo menos goleado de la segunda vuelta
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El Fabril levanta un muro: es el equipo menos goleado de la segunda vuelta

El Fabril levanta un muro: es el equipo menos goleado de la segunda vuelta
Alberto Sánchez, portero del Fabril, bloca el balón durante la clara victoria del Fabril ante el Pontevedra en Riazor (3-0) | Foto: Quintana

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El Fabril continúa cimentando su solidez en la segunda vuelta con una seguridad defensiva digna de elogio. Su última exhibición, un contundente 0-3 ante el Compostela, no solo reafirmó su poderío ofensivo, sino que también sumó otra portería a cero a su ya impresionante registro. Con diez partidos disputados en este tramo de la competición, el equipo dirigido por Manuel Pablo es el menos goleado, habiendo encajado únicamente cuatro tantos, una cifra que solo igualan Ávila y Escobedo. Sin embargo, la comparación lo favorece aún más, ya que el filial deportivista ha logrado ser más efectivo en ataque que estos dos competidores.


Estilo de juego atrevido

Lo realmente meritorio de este dato radica en el contexto en el que se ha logrado. Varios factores refuerzan el valor de las cifras defensivas del filial en la segunda vuelta. En primer lugar, el Fabril no es un equipo que base su fortaleza en un repliegue intensivo cerca de su área. Al contrario, su sistema defensivo se apoya en una presión alta y en una defensa adelantada, lo que implica asumir riesgos constantes con muchos metros a la espalda de los zagueros. Esta valentía táctica se traduce en una primera línea de presión activa, donde los atacantes marcan el camino y los centrocampistas secundan el esfuerzo con una intensidad que incomoda la salida del rival. En este sentido, el juvenil Manu Ferreiro se ha asentado como una pieza clave en el centro del campo gracias, en parte, a su capacidad para orientar la presión y recuperar balones con inteligencia.


Los defensas, fieles a esta filosofía, asumen con naturalidad la responsabilidad de anticiparse, salir al corte y ejecutar el fuera de juego con precisión, a pesar de la constante amenaza de los espacios que dejan a su espalda. Para cerrar el círculo, el portero, generalmente Alberto Sánchez, actúa como un guardián adelantado, siempre atento para interceptar cualquier balón en profundidad que busque sorprender a la zaga.

 

Problemas de efectivos

En segundo lugar, otro aspecto que realza aún más la solidez del Fabril es la dificultad añadida con la que ha tenido que lidiar en términos de efectivos. Las bajas han sido una constante en los últimos meses, lo que ha obligado al cuerpo técnico a reajustar su once en numerosas ocasiones. En el lateral derecho, la salida de Quique Teijo rumbo al Ourense CF en enero y la lesión de Pablo García desde la jornada 24 dejaron un vacío que ha sido cubierto con solvencia por Mardones. En el centro de la defensa, Aarón Sánchez está en la recta final de su proceso de recuperación desde la lesión sufrida tras la jornada 20, mientras que Óscar Marotías, otro pilar del equipo, se perdió los dos últimos encuentros por sanción. Estas ausencias han convertido a Damián Canedo en un fijo en la zaga, y el pasado miércoles tuvo como compañero a Samu Fernández, otro juvenil que ha tenido que superar problemas físicos recientes. En el lateral izquierdo, Iker Vidal ha sido una garantía, consolidándose como una pieza imprescindible.

 

Siete porterías a cero

Por otro lado, la solidez del Fabril también se refleja en su impresionante capacidad para dejar la portería a cero. En los diez partidos disputados en esta segunda vuelta, solo ha encajado goles en tres encuentros: ante el Ávila (1-0), el Numancia (0-2) y el Rayo Cantabria (0-1). Esto significa que en siete de los diez compromisos, el rival se marchó sin poder batir a la defensa blanquiazul. Un dato revelador que refleja la consistencia de su propuesta defensiva.

 

¿Cómo fue cada gol?

Por último, también es necesario analizar en detalle los cuatro goles encajados para averiguar que la estadística resulta aún más llamativa. Tres de ellos llegaron en acciones a balón parado y el único tanto en jugada corrida, contra el Ávila, estuvo marcado por la polémica, ya que Jorge Campos se encontraba en fuera de juego en el momento del centro que acabó en gol. Contra el Numancia, los dos goles encajados en Abegondo también fueron consecuencia de jugadas a balón parado: el primero, tras un barullo en el área a la salida de una falta lateral, y el segundo, con un cabezazo tras un saque de esquina. Por su parte, el Rayo Cantabria se llevó la victoria en otro córner. Con un Fabril con diez jugadores, Izan Yurrieta cazó un rechace desde la frontal, disparó y Alfaro desvió el balón.


Es decir, hasta el momento, el Fabril no ha concedido ni un solo gol en juego ininterrumpido de forma legal durante la segunda vuelta. El filial ha conseguido construir un entramado defensivo que combina intensidad, valentía y disciplina táctica, y lo ha hecho superando adversidades y condicionantes que, lejos de debilitarle, han reforzado su carácter competitivo. En un tramo clave de la temporada, el cuadro dirigido por el tándem Manuel Pablo-Juan Villamisar se ha convertido en un equipo difícil de batir y en uno de los conjuntos más compactos y fiables de la categoría. 

 

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