Saltó a la pista cuando faltaban 3:19 para el final del primer cuarto del Andorra-Leyma. Tardó 25 segundos en recibir su primer balón más allá desde la línea de tres. Se cuadró y tiró. Hierro. No se le encogió la muñeca. Lo intentó dos veces más. A la tercera fue la vencida. El debut de Trey Thompkins con la camiseta del Básquet Coruña se resume en tres puntos y dos rebotes. Poco más en casi nueve minutos de juego –8:58 según la estadística oficial–, suficiente para alimentar las esperanzas de la ‘marea naranja’ a solo unos días de recibir al Unicaja.
La afición tuvo que esperar 72 días desde que se anunció el fichaje del ala-pívot estadounidense hasta que pisó el parqué del Pavelló de Govern. Algo más, 131 días, aguardó el propio jugador desde su último partido, con su anterior equipo, el Estrella Roja. Fue el 3 de junio contra el Partizan de Belgrado en los playoffs de la liga serbia. Curiosamente también se quedó en tres puntos con solo cuatro minutos de juego. Una despedida gris para una temporada con doce partidos en sus piernas.
Thompkins llegó a A Coruña con “unos problemas del pasado en su rodilla izquierda”, desveló durante la pretemporada en una entrevista para DXT Campeón, pero se mostró optimista acerca de su regreso: “Mi plan es jugar todos los partidos”. Algo más cautos fueron los servicios médicos y el cuerpo técnico del equipo, que no le dieron el OK para debutar hasta la tercera jornada.
“Lo que no vamos a hacer es forzar su vuelta por las lesiones de sus compañeros. Confío mucho en los servicios médicos y ellos son los que nos marcan los plazos. Mi experiencia con ellos me dice que siempre aciertan, por eso no podemos ponernos nerviosos”, apuntó el entrenador Diego Epifanio.
La paciencia ya funcionó la pasada temporada con Beqa Burjanadze, que llegó lesionado en verano y no debutó hasta el 19 de noviembre. El georgiano jugó entonces 16 minutos y anotó 7 puntos, doblando las prestaciones de Thompkins en su estreno, pero la exigencia es otra: la ACB y la LEB Oro son ligas con dos velocidades diferentes.
“En mi caso seguí la planificación del club y creo que con Trey están pensando lo mismo. En verano se entrenaba con nosotros, pero decidieron esperar a que esté aún mejor y que cuando entre en la rotación sea para no volver a salir”, rebeló en una conversación con este diario el propio Beqa, que completó una pasada temporada de menos a más y acabó siendo una de las figuras claves en el histórico ascenso a la ACB.
El club anhela una evolución similar en el caso del estadounidense, fichaje estrella, un ala-pívot contrastado en la élite, más de 300 partidos y trece títulos en sus siete temporadas como jugador del Real Madrid. “Sus cualidades son de sobra conocidas. Solo con que esté a un 60 o 70% de su nivel nos va a ayudar muchísimo para asaltar el reto de la permanencia”, se sinceró el director Charly Uzal antes de empezar la temporada.
En el Principado no se acercó ni al 50% de lo que puede llegar a ofrecer. Además de lanzar tres triples, con solo un acierto, probó otros dos tiros cerca de la canasta. Agua. Sin acierto en ataque y superado atrás por el enchufadísimo Nikos Chougkaz (26 puntos, cinco delante de Thompkins), aportó dos rebotes, uno de ellos en ataque.
Epi alineó al norteamericano en el quinteto que empezó la segunda mitad y las cámaras le captaron arengando a sus compañeros en el centro de la pista. Las horas de vuelo le confieren madera de líder en un vestuario que necesita tanto de sus triples como de su ascendencia.
La entrada de Thompkins y Olle Lundqvist en la convocatoria –el sueco vio el partido desde el banquillo– dejaron en A Coruña a dos jugadores que habían participado contra el Real Madrid y el Gran Canaria: el capitán Álex Hernández y el jugador del equipo vinculado, Omar Thiam. Volverán a tener sus oportunidades. Ahora es el momento de Thompkins.