La historia de los Liceo-Barça se escribe sola. Desde el primer cara a cara, en octavos de final de la Copa del Rey de 1978, hasta el último, hace solo unas semanas, en las semifinales de la Supercopa, coruñeses y barcelonistas se han visto las caras 78 veces en el Palacio de los Deportes de Riazor. Este domingo se volverán a cruzar sus caminos, esta vez en la jornada 4 de la OK Liga, y con un aliciente añadido. La enconada rivalidad llega empatada en A Coruña: 32 victorias para cada uno y 14 empates.
El relato del Clásico se inicia con una eliminatoria desigual en la temporada 1977-78, cuando el equipo verdiblanco todavía no había llegado a la División de Honor y Carlos Gil aún era jugador. Entonces en Primera División, en octavos de final de la Copa del Rey recibe al poderoso Barcelona. “El encuentro de ida desborda las previsiones más optimistas. En la Polideportiva de Riazor no cabe ni un alfiler. La recaudación rebasa las 250.000 pesetas”, narra el libro Visten de verde y blanco. Ganan 3-8 los visitantes, que en la vuelta arrollan por un insólito 23-2.
Dos años después, el Liceo ya juega en la élite y en el Palacio de los Deportes. En la segunda vuelta de la División de Honor espera la visita del tricampeón (Liga, Copa del Rey y Copa de Europa, que no pasa del empate (1-1). Es el germen de una íntima enemistad que 24 años después sigue vigente cada vez que los catalanes se acercan por A Coruña.
La temporada siguiente, en año de Mundial que corta la fase regular por la mitad, Riazor celebra el primer triunfo liceísta sobre el Barça (3-2), con dos goles de Zabalía y uno de Torner, y el tercer puesto, un aviso de lo que estaba por venir en los años 80 y 90, escritos con letras de oro en la historia del club.
La época del esplendor liceísta, con 24 títulos en trece temporadas, coincide con la mejor racha en los Clásicos: 19 partidos sin perder, desde el severo 2-7 de 1983 hasta el más ajustado 2-4 en 1985. Por el medio, 15 victorias: las finales de la Copa del Rey (4-2, inusual partido único para la época) y la Copa de Europa (3-2, inerte triunfo, pues el título viaja a la Ciudad Condal), ambas en A Coruña y en 1984, el 7-3 en 1986 o el 6-0 en 1987, un encuentro que bate el récord de afluencia en el Palacio, con cerca de 10.000 espectadores volcados con su equipo.
“Sabíamos que iban a poner gradas supletorias, pero nadie podía imaginar que se iba a montar aquello. A ellos les impresionó aquel ambiente y seguramente les superó. Además de abarrotado, y de quedarse muchísima gente fuera, en las puertas del Palacio, todo el mundo tenía una pequeña bandera verdiblanca, con el palo de plástico”, rememoraba José Luis Huelves en Visten de verde y blanco.
Son unos años en los que el Liceo parece invencible en Riazor. Tanto es así que aquel equipo liderado por Andrés Caramés en el banquillo y por el propio Huelves, Daniel Martinazzo o Fernando Pujalte, entre otros, encadena diez victorias contra su eterno rival en casa, desde la final de la Supercopa de Europa (4-1) de 1987 hasta el 5-4 en la División de Honor de 1993, pasando por el 9-2 del año anterior en las semifinales por el título, la mayor goleada en los clásicos hasta la fecha.
No solo de buenos recuerdos vive el liceísmo, que pese al cambio generacional en la plantilla mantuvo el tipo en los cara a cara contra el Barça hasta el cambio de siglo. La marcha de Augusto César Lendoiro, en el año 2000 tras 28 como presidente, abrió un periodo complicado y las prestaciones del equipo coruñés en los duelos de máxima rivalidad se resintieron.
El peor lapso fue entre 2004 y 2014, una década con solo dos victorias en 18 duelos directos. El final de un ciclo perdedor como local contra el poderoso Barcelona coincidió con la explosión del Liceo que entonces dirigía Carlos Gil en la banda y comandaban Jordi Bargalló y Josep Lamas en la pista, que levantó dos Copas de Europa en 2011 y 2012 y una OK Liga en 2013.
Las diferencias económicas han acercado al equipo catalán al anecdótico liderato en los duelos particulares, pero los de verde y blanco mantienen el tipo bajo la batuta de Juan Copa, que presenta un meritorio registro personal como local ante el eterno rival: cuatro victorias, una con el último título de la Copa del Rey en 2021, un empate y seis derrotas. El domingo a las 12.00 horas toca un nuevo capítulo del Clásico de los Clásicos. ¿Habrá desempate? ¿Quién sumará la número 33?