Al margen del evidente, el nefasto día del Leyma Básquet Coruña desde la línea de tiros libres (11 de 24), el duelo contra el Unicaja, colíder –junto con el Barça– el sábado y líder en solitario e invicto el domingo, tuvo otros aspectos destacables. Para bien y para mal.
La influencia de los tiros libres en el partido es evidente, a pesar de que el Unicaja estuvo delante en el marcador desde la canasta inicial hasta el bocinazo final. Empezando porque los de Epi desperdiciaron 13 en un partido cuya diferencia final fue de siete puntos (83-90).
Y aunque esto no sea una ciencia exacta, lo que sí es impepinable es que los naranjas llegaban a su cuarto compromiso en la ACB con un más que notable 79,7% de acierto en los lanzamientos desde 4,60 metros, la quinta mejor marca de la competición.
Al lado de esta lacra –cabe pensar que circunstancial– hay que situar otro aspecto negativo: las pérdidas de balón. No solo por las posesiones desperdiciadas por el Leyma sin lanzar a canasta, que fueron 14, casi una menos del promedio de la temporada –solo siete equipos han perdido menos–, sino porque también apenas penalizó los turnovers del conjunto malagueño: cuatro puntos fue el magro botín de los naranjas tras los ocho balones regalados por el Unicaja. Además, los de Ibon Navarro sacaron nueve tantos de las pelotas cedidas por el anfitrión del Coliseum.
A nivel individual pesó, además del 1 de 7 de Atoumane Diagne en libres, la escasa aportación de los bases. Brandon Taylor, máximo anotador del equipo tras tres jornadas, no convirtió un solo tiro de campo. Metió dos libres, ya en los últimos segundos del encuentro. Por su parte, Ingus Jakovics anotó un triple –de seis tiros de campo– y perdió cuatro balones, la cifra más alta del conjunto naranja.
En el lado positivo está la batería de larga duración. El Leyma no entregó la cuchara ni con -18 mediado el tercer acto, asustó a Navarro en el inicio del cuarto –tuvo que pedir tiempo muerto tras encajar un parcial de 6-0– y acabó ganando los 10 minutos finales (21-16), manteniendo así el pleno en las cuatro jornadas: 26-22 contra el Real Madrid (86-85), 20-24 en la cancha del Gran Canaria (80-72) y 30-31 en la del Andorra, a pesar del chaparrón que le cayó durante los tres primeros (82-54). Buena señal, aunque hasta ahora solo haya valido un triunfo.