Darío Quesada (Madrid, 15 de marzo de 1976), llegó en 2000 a A Coruña con un título ACB (jugó 7 partidos con el Real Madrid en la 99/00) y tres bronces (mundial sub-19, y europeos sub-18 y sub-16) bajo el brazo. Ala-pívot con muy buena mano desde el perímetro, jugó dos temporadas en el Sondeos del Norte (nombre comercial del Basquet Coruña en sus primeros años en la segunda categoría nacional), ambas a un gran nivel.
Dejó las canchas en 2006 –año en el que tuvo, como segundo entrenador, a Diego Epifanio–, con 29 años en el DNI y un largo historial de problemas de espalda. Actualmente ejerce como periodista de basket en Real Madrid TV y como entrenador de categorías de base y responsable de baloncesto en el Colegio Americano de Madrid.
¿Cómo llegó un campeón de la Liga ACB al equipo con el presupuesto más bajo de la Liga LEB?
Volví de Estados Unidos [jugó cuatro temporadas en la universidad de Texas A&M] lesionado de la espalda y, para ponerme en forma, en el Madrid se preocuparon bastante de que me recuperara, me puse a jugar partidos con los veteranos. En ese equipo estaba ‘Indio’ Díaz [hermano de Juan Díaz]. Ese año, antes de que yo fichase por el Madrid, me estuvieron vendiendo las virtudes del proyecto de Coruña. Al año siguiente me ofrecieron renovar, pero para seguir como último jugador de la plantilla. Había jugado pocos partidos y muy poco. Tenía 23 años y quería más. Ourense y Córdoba estuvieron muy interesados, pero el de Coruña me pareció un proyecto más atractivo.
Aquella plantilla tenía muy buenos mimbres. ¿Por qué no acabasteis mejor clasificados?
Aquella LEB era una liga muy potente, incluso había gente que se llenaba la boca diciendo que era la segunda mejor de Europa, detrás de la ACB. Había muchísimo dinero, pero en Coruña no. En otros sitios se pagaban auténticas barbaridades: había americanos ganando hasta 300.000 euros, y jugadores, como Calderón o Nocioni, que triunfaron en la NBA y en Europa. Coruña apostaba por talentos por descubrir.
Aquella LEB era una liga muy potente, incluso había gente que se llenaba la boca diciendo que era la segunda mejor de Europa
¿Había un objetivo definido en pretemporada? ¿Qué mensaje os trasmitía Juan Díaz?
No más allá de la permanencia. Y a partir de ahí, intentar sorprender, siendo conscientes de que manejábamos un presupuesto muy lejano al de muchos equipos.
No ganasteis hasta la quinta jornada, precisamente contigo como jugador más destacado. Y no enlazasteis más de dos triunfos seguidos en toda la temporada. ¿Tan caros estaban?
En esta temporada íbamos aún más justos que en la siguiente. Tuvimos un pequeño baile de americanos porque no acabábamos de dar con el perfil que buscábamos. Éramos un equipo con mucho talento, pero con mucho talento por desarrollar. Y sobre todo nos faltaba un ‘5’ de garantías. Creo que estábamos un peldaño por encima de los equipos de la parte baja de la tabla, pero muy lejos de los de la parte alta.
Playout contra el Ferrol Baloncesto. Y barrida. ¿Fue tan –aparentemente– sencillo?
Creo que tenían una plantilla inferior a la nuestra y que a nosotros nos ayudó el hecho de tener varios jugadores jóvenes e íbamos bien preparados físicamente.
Me pasé todo este año animando, viendo y sufriendo con el Basquet Coruña. Lo viví a tope
¿Cuál es tu mejor recuerdo de esta temporada?
Demostrarme a mí mismo que podía volver a jugar a un nivel alto. Y que me convocaron para lo que se llamaba selección española B.
¿Has seguido en algún momento de los últimos veintidós años las andanzas del Basquet Coruña?
Hombre, claro. Narro los partidos con [el gallego] Siro López y esta temporada nos confabulamos para informar mucho del baloncesto de Coruña, y nos pasamos todo el año animando, viendo y sufriendo con el Basquet Coruña. Lo vivimos a tope.
¿Es de aquellos jugadores que mantuvieron a flote el club, en las condiciones más precarias posibles, al menos una pequeñita parte del ascenso a la ACB?
Cuando eres parte de una historia muy concreta, todo suma, todo tiene un peso. No es determinante, pero el que en esos años complicados siguiera existiendo el baloncesto en Coruña y se tratase de hacer plantillas competitivas mantiene el vínculo de la ciudad con el deporte, lo mantiene vivo. Hubo un sentimiento de decepción cuando se vendió la plaza, pero cuando el club reflotó lo seguí porque tienes un vínculo especial. Todo contribuye, es parte de la historia del club.