La puesta de largo del Deportivo en su regreso a Segunda División ha difuminado el optimismo de la afición y la inercia positiva del equipo tras lograr el ascenso el pasado mayo. Después de cinco jornadas de probaturas e intentos fallidos por hacer encajar a Mario Soriano junto a los cuatro indiscutibles del ataque de la pasada campaña, el Dépor está en la zona baja y con la moral tocada. La derrota en El Arcángel (2-0), la tercera en lo que va de liga, fue especialmente dolorosa por el cómo. El conjunto de Imanol Idiakez sufrió de lo lindo ante el esperado planteamiento atrevido del Córdoba en la presión y, cuando fue capaz de llegar al área rival, se estrelló una y otra vez contra una falta de puntería que se viene repitiendo en este arranque de campeonato.
Sin embargo, el Dépor tan solo ha superado el 11,9% del campeonato y todavía le quedan 111 puntos en juego. Un margen suficiente para que la Segunda División vuelva a hacer de las suyas y se refuerce una vez más su sobrenombre de Liga Hipertensión (Liga Hypermotion). “Se empieza a hablar de urgencias muy rápido. No podemos olvidar de dónde venimos y que estamos debutando otra vez en esta categoría. La Segunda es la competición más igualada del fútbol europeo. En cada partido hay siete ataques al corazón”, aseguró Idiakez tras el único triunfo del Dépor hasta el momento, frente al Racing de Ferrol en Riazor (1-0). La categoría de plata no es apta para personas con problemas cardiovasculares por su condición de campeonato con múltiples sorpresas y sin apenas certezas.
En ese contexto es necesario recuperar la clasificación de la pasada temporada tras la disputa de la quinta jornada. El Eibar era el colista con tres puntos, el Oviedo también ocupaba zona de descenso en la décimo novena plaza (3 puntos) y el Valladolid marcaba los puestos de permanencia en la décimo octava posición con cuatro puntos. Tres arranques dubitativos que no sepultaron a sus protagonistas.
En primer lugar, el Eibar de Mario Soriano, titular indiscutible en su año de cesión en el club de Ipurua, luchó por el ascenso directo hasta la última jornada de la liga regular y cayó en la primera eliminatoria del playoff. Precisamente sucumbió ante el Real Oviedo. El equipo asturiano remontó en la tabla después de su mal inicio y a las órdenes de Luis Carrión consiguió jugar la promoción tras acabar la liga en la sexta plaza. Ya en el playoff, superó al mencionado Eibar, pero cayó contra el Espanyol en la eliminatoria final. Por último, el Valladolid atravesó una auténtica montaña rusa durante la pasada temporada. Con la afición cargando constantemente contra su entrenador, el uruguayo Paulo Pezzolano, el Pucela consiguió hacerse fuerte sobre todo en defensa y alcanzó el ascenso directo a pesar del clima enrarecido entre club y grada. Son tres ejemplos de clubes que el pasado curso lograron darle la vuelta a un mal inicio de liga.
En el otro extremo se encuentra el Zaragoza. El equipo de Fran Escribá comenzó el campeonato como un tiro, con pleno de victorias en las primeras cinco jornadas, pero tiró por la borda el buen inicio durante el resto de la primera vuelta. Los malos resultados (una victoria en los siguientes doce partidos) se llevaron por delante a Escribá, la llegada del técnico Julio Velázquez tampoco enderezó el rumbo del equipo y finalmente el club maño recurrió a Víctor Fernández para tratar de tener un final de temporada tranquilo. Lo tuvo, a medias. Afrontó la penúltima jornada a tres puntos del descenso, pero el triunfo ante el Racing de Santander le otorgó la salvación.
Lo sucedido el pasado curso no es un caso aislado en la Segunda División. En la temporada 2021-22, el Girona de Míchel Sánchez comenzó la liga con un cuatro de quince, la misma puntuación que el actual Dépor, que le hizo colocarse en la vigésima posición. De hecho, el conjunto catalán no consiguió salir de los puestos de descenso definitivamente hasta la jornada 13. A partir de ese momento, Míchel logró levantar al equipo gracias en buena medida a los goles del uruguayo Christian Stuani, que acabó con 24 tantos, hasta meterse en la promoción de ascenso como sexto clasificado. Ya en el playoff, el Girona eliminó a Eibar y Tenerife para conseguir el ascenso a Primera División. Un punto de inflexión para un Girona que en 2017 fue adquirido a partes iguales por el City Football Group y el Girona Football Group y que en la presente temporada competirá en la Liga de Campeones.
A pesar de los cambios que se suelen producir a lo largo de una temporada con 42 partidos en Segunda División, la campaña 2022-23 no contó con una remontada espectacular de ningún club como sí sucedió en las mencionadas 2023-24 y 2021-22.
Los seis equipos que estaban situados en las primeras plazas después de la disputa de las cinco primeras jornadas finalizaron la liga en el top 6. Ninguno de ellos se derrumbó hasta el punto de salir de la zona de playoff ni el resto de clubes pudieron romper ese techo. La imprevisibilidad de la Segunda División también tiene estas cosas.
La UD Las Palmas, líder tras la quinta jornada, consiguió mantener plaza de ascenso directo por detrás de un Granada que pasó de la sexta a la primera posición. Por su parte, el Deportivo Alavés, que era segundo al inicio de campeonato, también logró subir a Primera tras un playoff agónico.
El Dépor no es ajeno a cambios, remontadas, caídas sonadas y rachas inesperadas. Sin ir más lejos, el Dépor de Idiakez ya protagonizó durante la pasada campaña un cambio radical en los resultados. Después de una primera vuelta con varios contratiempos y altibajos en los marcadores, el equipo coruñés puso velocidad de crucero y completó una segunda vuelta invicto (quince victorias y cuatro derrotas) para lograr el ascenso a Segunda División.
La anterior campaña del Dépor en la categoría de plata (2019-20) también es un perfecto ejemplo de la capacidad del conjunto coruñés para convertirse en un equipo de rachas, para lo bueno y para lo malo. El Dépor ganó en el debut y después se pasó 19 jornadas sin conocer la victoria. Consiguió encadenar siete triunfos seguidos que le sacaron del descenso, pero volvió a caer en picado en el tramo final de liga y se fue a Segunda B. Una locura acorde a la inestabilidad e imprevisibilidad de la Segunda División.