Posiblemente a muchos de nosotros no nos suene de nada la palabra pulpo, más allá de ser uno de los platos estrella de la gastronomía gallega. Pero en el vestuario del Deportivo el mote del octópodo es como los compañeros blanquiazules denominan a Diego Villares, por su capacidad para recuperar balones y abarcar muchas posiciones del campo, como si contase con ocho extremidades.
El de Vilalba, que volvía al once después de cuatro partidos en sustitución del sancionado Roberto Olabe, no desaprovechó la oportunidad que le brindó Óscar Cano y brilló a gran nivel, opositando para regresar a la medular. Villares fue un pulmón en el centro del campo, robando balones, distribuyendo el juego y ayudando a los centrales a sacar el esférico controlado desde atrás para salvar la presión adelantada del Racing de Ferrol.
Un trabajo gris que permitía a Isi Gómez y a Rubén Díez mayor libertad en la creación del juego, sabiendo que detrás de ellos estaba un fiel escudero, un muro en el que se iban estrellando, una otras otra, las acometidas verdiblancas.
Pero no se iban a quedar las prestaciones de Villares en su contención y criterio en la medular, porque el chairego tenía concertada, además, una cita con el gol.
Un tanto obra de la pillería, el ver a Bernal descolocado, ‘robarle la cartera’ y conseguir regatear a Gazzaniga para, a puerta vacía, y para delirio de la grada hacer el primero de los coruñeses.
Tercer tanto en la cuenta de Villares, que ya le había marcado al Celta B en Balaídos (1-1) y había contribuido a la victoria ajustada contra el Talavera de la Reina (3-2).
El mediocentro coruñés regresaba así por la puerta grande a la titularidad y se marchaba ovacionado de un abarrotado Abanca Riazor. Bendito problema tiene ahora Óscar Cano que, de cara al último compromiso del año, este domingo ante el AD Ceuta, tendrá que decidir si vuelve a darle la alternativa a Diego Villares o recupera a Roberto Olabe, que había sido baja por sanción.
El salmantino estaba aprovechando bien la ausencia, debido a una lesión de Villares, para sumar minutos en la medular. Una demarcación en la que apenas está apareciendo esta campaña Bergantiños, que apenas ha disputado 633 minutos, los últimos contra el conjunto de Cristóbal Parralo este domingo, en el tramo final del choque.
Y es que, todo parece indicar a la vista de sus credenciales, que el centro del campo es ahora cosa del ‘pulpo-Diego Villares’, que demostró de nuevo que brilla y tiene gol
Dos piedras en el camino |
La única mancha en la hoja de servicios de Villares está en el apartado de las lesiones. Terminó el curso pasado, tras el fatídico con el Albacete jugando infiltrado, teniendo que recuperarse de un esquince del ligamento lateral interno de su rodilla izquierda.
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