En la historia reciente del Deportivo, el éxito de los jugadores cedidos ha sido un bien escaso, una excepción más que una norma. Pero, de vez en cuando, surge un futbolista que desafía la estadística y se gana un lugar en la memoria blanquiazul. Rafa Obrador es uno de ellos. Con su desparpajo en ataque, su crecimiento en defensa y una energía inagotable en el carril izquierdo, el joven lateral mallorquín ha logrado lo que pocos antes: convencer a Riazor. Su caso recuerda, todavía con cierta distancia, al de Juergen Elitim y Mario Soriano, dos de los escasos cedidos que realmente marcaron diferencias desde que el club herculino comenzó la caída libre desde Primera División, más allá de un primer curso en Segunda (2019-20) con jugadores a préstamo que también dejaron un grato recuerdo, como Domingos Duarte, Pablo Marí o Carlos Fernández. Ahora, Obrador parece estar siguiendo ese camino, elevándose por encima de la media de los futbolistas prestados que han pasado por A Coruña en los últimos tiempos.
La lesión de larga duración de Sergio Escudero y la lenta adaptación de Nemanja Tosic desde su llegada en enero han allanado el camino para que Obrador se adueñe de la banda izquierda. Debutante en Segunda División, aunque antes se había estrenado brevemente en Primera División con el Mallorca, el balear sigue puliendo sus prestaciones defensivas mientras exhibe sus mejores virtudes ofensivas: conducción, asociación y despliegue físico en recorridos largos.
Eso sí, el deportivismo conoce bien la máxima: “nunca te enamores de un cedido”. Con su actual rendimiento, parece complicado que pueda continuar otra temporada más en A Coruña. A pesar de ello, el propio jugador dejó una pequeña puerta abierta a su continuidad, aunque sin atisbo todavía de negociaciones de ningún tipo: “De momento no hay nada. Estoy muy contento aquí, me gusta mucho la ciudad, la gente, el ambiente de los partidos, la afición... Me encantaría vivir aquí más tiempo, la verdad”, aseguró el pasado miércoles en la sala de prensa de Abegondo.
Sergio Escudero y Rafa Obrador fueron las apuestas del Deportivo para renovar el lateral izquierdo el pasado verano. Con la retirada de Mikel Balenziaga y la cesión de Iano Simao al Arenteiro, el club herculino optó por dos laterales ofensivos, aunque con perfiles diferentes. “Quizá él tenga mucho más recorrido en el campo. Es un chaval joven con mucha energía. También está dando consistencia al equipo. Somos diferentes. Yo tengo esa experiencia y veteranía, y todo se junta. Nos podemos complementar bien. Somos diferentes y le podemos dar cosas distintas al equipo dependiendo del partido”, dijo el propio Escudero el pasado mes de octubre.
Al principio, a Obrador le costó entrar en el once tras una pretemporada atípica. Primero realizó la gira americana con el primer equipo del Real Madrid y luego se entrenó en solitario antes de incorporarse al Deportivo. Necesitó un periodo de adaptación para ponerse a punto en Segunda, un salto tras su etapa en el Castilla en Primera Federación. “Ha sido una pretemporada distinta, llevaba mes y medio sin jugar un partido, me noté algo cargado al final. Pedí el cambio porque pensé que podía perjudicar al equipo”, expresó Obrador tras su primera titularidad ante el Burgos el pasado septiembre.
Imanol Idiakez gestionó con paciencia su progresión, dándole minutos de forma paulatina. “Antes no estaba preparado para jugar, ahora sí. La paciencia es clave en este deporte”, afirmó entonces el lateral. La lesión de codo de Escudero en pretemporada le dio sus primeras oportunidades. Más tarde, ambos alternaron la titularidad, hasta que la recaída del veterano, baja por tiempo prolongado, le dejó el carril zurdo en exclusiva. “Sabiendo qué clase de jugador es Escudero, lo bueno que es y la clase que tiene, sabía que no iba a ser fácil tener continuidad, pero con paciencia y trabajo se me ha dado la oportunidad y estoy contento de poder aprovecharla”, comentó en rueda de prensa esta semana. Ahora, salvo por una inoportuna lesión o por el avance sorpresa de otro cedido como Tosic, Obrador tiene vía libre en el carril izquierdo.
Hasta ahora, ha disputado 25 partidos de Liga, 18 como titular, acumulando 1.665 minutos, además de participar en el partido de Copa contra el Ourense CF. Ya ha cumplido una sanción por acumulación de tarjetas amarilla y, en la reciente victoria en Riazor ante el Almería (3-1), dio su primera asistencia del curso en el 2-0 de Yeremay. Un balance notable para su estreno en la categoría de plata con 21 años.
Desde sus primeros partidos como blanquiazul demostró su capacidad para avanzar metros en conducción y su conexión con Yeremay. El extremo suele abandonar la línea de cal –ya lo hacía con Idiakez y ahora es todavía más evidente con la propuesta de Óscar Gilsanz– y Obrador se adueña del carril zurdo. Desde los reinicios de jugada, donde el lateral gana altura cuando José Ángel se incrusta entre unos centrales que abren más sus posiciones, hasta su impacto en campo rival, donde da amplitud, se asocia, rompe por dentro o alcanza la línea de fondo, su progresión es innegable. Aun así, sigue aprendiendo en todos los aspectos, incluso en la nutrición, después del golpe de calor que sufrió en Elda: “No me había hidratado bien, estaba seco, me empezó a subir la fiebre y me dio un mareo que me impedía mantenerme en pie. Fue un susto que espero que no se vuelva a repetir. Hice un control y salió que me hidrato menos de lo que necesito”.
Desde que el Deportivo no pisa Primera División no ha tenido suerte con el rendimiento de sus cedidos. Después de una temporada 2018-19 con varias cesiones exitosas –como las de los centrales Domingos Duarte y Pablo Marí o la del delantero Carlos Fernández, lastrado por las lesiones–, el club coruñés inició un declive en esta faceta al mismo tiempo que comenzó la caída a los infiernos. En la campaña 2019-20, el club incorporó hasta doce futbolistas a préstamo, con un rendimiento global decepcionante. Solo Víctor Mollejo y Peru Nolaskoain lograron destacar en un grupo que incluyó a Javi Montero, Uche Agbo, Abdoulaye Ba, Samuele Longo, Koke Vegas, Mamadou Koné, Beto da Silva, Sasa Jovanovic, Aleksander Jovanovic y Hugo Vallejo.
El descenso a Primera RFEF redujo la apuesta por las cesiones, y en la 2020-21 solo llegó el atacante José Antonio Lara, quien tuvo algunos destellos sin poder brillar en una campaña de reconstrucción. Sin embargo, en la 2021-22, el Dépor acertó con Juergen Elitim y Mario Soriano, piezas clave de un equipo dominante y asociativo que se quedó a las puertas del ascenso del ascenso debido a la derrota ante el Albacete en la final del playoff en Riazor. Junto a ellos, destacaron William de Camargo y Víctor García, mientras que Josep Calavera apenas tuvo protagonismo.
En la 2022-23, las cesiones fueron irregulares. Max Svensson, Rubén Díez, Raúl Carnero y Pepe Sánchez tuvieron momentos de relevancia, aunque sin continuidad. Svensson dejó la mejor sensación, aunque no tanto por su nivel, sino por lo que su perfil ofrecía al equipo en el aspecto colectivo.
La pasada temporada hubo solo dos cesiones. Davo desesperó a la afición con su inconsistencia, aunque salvó al equipo en momentos clave con sus goles. Un préstamo difícil de valorar debido al contraste entre sus sombras y sus luces, contadas pero brillantes. Luis Quintero, por su parte, apenas tuvo minutos.
Este curso, Juan Gauto no ha logrado asentarse y además ha sufrido una lesión de larga duración, mientras que Tosic, recién llegado, dejó un estreno para olvidar en su única aparición por el momento. Así, solo Rafa Obrador ha logrado sobresalir, consolidándose como una de las mejores cesiones recientes del Deportivo.