(Transcripción por Armando Palleiro)
Soy socia del Deportivo desde hace 24 años, pero mi vínculo con el equipo comenzó mucho antes, en mis años de instituto.
Fue una de mis mejores amigas, junto con mi padre, quienes me inculcaron el amor que siento por el Dépor.
Nuestras quedadas giraban siempre en torno al equipo: ver los partidos juntos, acudir al estadio de Riazor o disfrutar del Teresa Herrera, que cada agosto se convertía en una auténtica tradición.
En 2001 volví a hacerme abonada, lo había dejado por no ir sola y empecé a ir a la grada de Pabellón Superior con mi padre. Cuando él no podía asistir, cruzaba todo el estadio para llegar a la zona de Marathón Inferior, donde estaba quien hoy es mi marido, Xacobe.
Desde entonces, mi vida ha estado teñida de color blanquiazul. Nuestro primer viaje juntos fue la Copa del Rey del Centenario y el segundo, en marzo de 2002, un partido de Liga en Donosti.
Aquel viaje en tren marcó un antes y un después en mi vida, pues fue donde conocí a muchos de mis mejores amigos de hoy en día.
Desde entonces, no hemos parado de recorrer estadios y kilómetros animando al equipo. Oviedo, Santander, Gijón, Córdoba, Salamanca, Eibar, Donosti, Vitoria, Bilbao… Nos hemos recorrido España de norte a sur y de este a oeste siguiendo al Dépor. Nuestro calendario se organiza en torno al equipo, y nuestras quedadas dependen exclusivamente de él.
Recuerdo aquellos “peregrinajes” desde Elviña, barrio donde me crié, hasta Riazor con mi padre cada domingo. También los encuentros en el bar Victoria, donde todo comenzó.
Con los viajes llegaron los grandes amigos y nos hicimos socios de la peña Torcida Incansable. Allí conocí a Patricia, una de mis personas favoritas y muchos otros.
En el estadio participé en la elaboración de los primeros tifos de animación, pero con el tiempo la grada se nos quedó pequeña y volvimos a Marathón, en donde seguimos hasta fecha de hoy.
Ahora, con la ilusión de volar en solitario y hacer las cosas a nuestra manera, hemos formado la peña Callos Fans.
Más que una agrupación, es una alegoría a la participación y la solidaridad y la conexión entre amigos.
Buscamos un espacio donde disfrutar del fútbol y sentirnos como en casa, con la familia que elegimos.
La mayoría de sus integrantes son amigos de toda la vida, con quienes hemos compartido tardes de fútbol llenas de gloria, pero también de momentos difíciles que nos tan tocado vivir.
Porque, al final, el Dépor es más que un equipo: es nuestra forma de vivir y por eso lloramos por él, sufrimos por el y no entendemos la vida sin estar ligada a nuestro club.
Durante todos estos años que llevo siguiendo al equipo mi jugador preferido es Claudio Barragán, desde luego; mi entrenador deseado ha sido siempre Paco Jémez, el mejor presidente de todos los tiempos Augusto César Lendoiro y mi deportivista preferido, Xacobe.
Todos y cada uno de mis recuerdos cuando me vaya estarán sin duda teñidos de azul y blanco.
Cuando estoy enferma, que por desgracia me pasa mucho, pienso en el Dépor y una sonrisa se dibuja en la comisura de los labios y ya me encuentro mejor, soy feliz.
Pienso que esta temporada estamos viendo a un equipo que ha ido a más con el paso de las jornadas, que no necesita de individualidades y que aunque la salida de Lucas ha sido dura, creo que no va a ser decisiva.
Para mí el gran nombre propio de este año es Helton Leite, que nos ha salvado de muchas en el presente curso.
Me parece que era bastante impensable poder ascender en un mismo año de nuevo a Primera División después de haber subido desde Primera RFEF el pasado verano; sin embargo, creo que nos vamos a salvar sobradamente, sin demasiados sobresaltos.
Me parece muy interesante que se esté dando oportunidad a jugadores de la cantera como Yeremay, Mella o Barcia para que crezcan en el club, en otros tiempos esto sería imposible.