Tal día como hoy, hace justamente veinte años, el Deportivo ganaba por última vez en el Santiago Bernabéu. El asalto a la madriguera merengue es un bien poco común. A lo largo de la historia, el Dépor solo fue capaz de imponerse en la Casa Blanca en cuatro ocasiones.
1955, 1995, 2002 y 2004. Dos victorias en Liga, la primera y la última. Una en la Supercopa y otra en la imperecedera Copa del Rey del ‘Centenariazo’. Ese es el balance de las 52 visitas oficiales al Real Madrid, de las que 46 fueron al actual estadio. Desde 2004, el conjunto blanquiazul ha vuelto en once ocasiones al coliseo del Paseo de la Castellana. El resultado: once derrotas.
3 de octubre de 2004. Los blanquiazules se enfrentan al Real Madrid en la sexta jornada liguera después de ganar dos de los nueve primeros partidos oficiales. Los semiprofesionales irlandeses del Shelbourne caen en Riazor (3-0) en el choque de vuelta de la previa de la Champions. En la tercera jornada liguera, un tanto de Luque en el tiempo añadido vale los tres puntos en San Mamés. El resto, empates en Dublín (0-0), Montjuic (1-1) y en la primera jornada europea, en Riazor ante el Olympiacos (0-0). Y tres derrotas, a cada cual más sonrojante: 1-3 ante el Osasuna de Javier Aguirre, 1-5 frente al Valencia de Claudio Ranieri y 2-0 en el Louis-II de Mónaco, frente a los pupilos del hoy laureado Didier Deschamps.
Cinco meses antes, el Dépor alcanza la cumbre, las semifinales de Champions ante el FC Porto. En verano, el presidente Lendoiro abre la puerta de salida a dos auténticos referentes: Naybet y Djalminha. Se inicia una nueva era para el Deportivo, que mantiene una plantilla de altos vuelos, aunque más reducida en efectivos que las campañas anteriores.
La temporada empieza mal. El Dépor araña cinco puntos en cinco jornadas, con un solo triunfo, el anteriormentre mencionado en Bilbao. Los blanquiazules saltan al césped de Chamartín, sin embargo, con un once de (aparentes) plenas garantías: Molina en la portería; Manuel Pablo, Jorge Andrade, César y Capdevila en la defensa; un doble pivote formado por Duscher y Sergio; Víctor y Luque en las alas, Valerón en la mediapunta y Pandiani como delantero centro.
El Real Madrid viene de un año en blanco. Es el primer Madrid de Florentino Pérez (2000-2006). El de los ‘galácticos’. El de los ‘Zidanes y Pavones’. El que, aún no lo sabe, pasará otras dos campañas más sin llevarse un trofeo a la boca. Un Real Madrid que ocupa la octava plaza, merced a tres triunfos –todos por la mínima: en Mallorca, ante Numancia y Osasuna– y dos derrotas, también por la mínima: en casa del Espanyol (1-0) y por 2-1 en San Mamés. El equipo blanco está dirigido por un hombre de la casa, Mariano García Remón, que pone en liza una pléyade de estrellas: Iker Casillas; Míchel Salgado, Walter Samuel, Iván Helguera, Roberto Carlos; Celades, Beckham; Figo, Raúl, Zidane; y Owen.
Irureta plantea la contienda con cautela. Bien cerraditos ante la constelación de estrellas blancas. César y Andrade para dominar el espacio aéreo del Bernabéu. Sergio y Duscher, para juntarse a ellos y parar el epicentro del juego madridista: Beckham, Raúl y un Zidane, sobre el papel escorado a la izquierda, pero como siempre con querencia a los medios. Y esperar la oportunidad a la contra, a través de la velocidad (mental) de Valerón y de la velocidad (física) de Albert Luque.
Cuando el reloj está a punto de señalar el minuto 45, Manuel Pablo saca de banda en la parcela defensiva. Celades se pasa de frenada cuando busca la pelota, a la par que Valerón. Pandiani controla el cuero a 75 metros de la portería de Casillas y de espaldas a ella. El uruguayo se gira, ante la pasividad del argentino Samuel, y cambia de orientación hacia la izquierda del ataque coruñés. Luque la espera. Tiene espacio suficiente para pensar qué hacer porque Míchel Salgado duda. El catalán controla a bote pronto y coge a contrapié al vigués. Con un segundo toque, le toma la delantera. Helguera no llega a la cobertura. Después de una carrera de 50 metros, Luque la pica con suavidad, con su zurda, sobre la salida de Casillas. El gol es una inyección de moral para el Deportivo, reafirmado en su planteamiento. Casillas solo tuvo que intervenir con anterioridad en un centro de Capdevila que se envenenó y sacó a córner.
Mientras, el Real Madrid acusa el golpe. El dominio no le sirve de nada. Los ocho disparos a portería que realiza en la primera mitad, tampoco. Raúl, Roberto Carlos en un libre directo, Zidane de volea, Owen, Beckham, el francés peinando un córner en el primer palo... Todos desviados. Molina únicamente tiene que intervenir ante un flojo disparo de ‘Becks’.
En la segunda parte, el Real Madrid está cerca del gol en sendos testarazos de Morientes. El primero, en un córner, lo manda desviado. El segundo, a un centro pasado de Figo, lo detiene Molina en dos tiempos. El portero valenciano también desvía a córner un derechazo lejano de Beckham, que se complica al rozar en Sergio, y rechaza un cañonazo de Figo desde 30 metros. Los herculinos perdonan el segundo, ya superado el minuto 90. Pandiani conecta con Sergio, que regatea a Casillas en su salida. Ligeramente escorado, el pivote se precipita. El esférico se estrella en el lateral de la red.
En sala de prensa, Irureta saca pecho: “Jugamos como a mí me gusta”. También recuerda el hecho histórico. “Hacía 50 años que el Dépor no ganaba aquí en Liga”. García Remón lamenta que “a veces el fútbol te castiga de esta forma”.
Los deportivistas dejan esa temporada un récord negativo en Europa. El equipo no ve puerta en los seis partidos de la liguilla, ante Olympiacos, Liverpool y Mónaco. En Liga, acaba en una decepcionante octava posición, con un billete a la Copa Intertoto, la fase previa de la Copa de la Uefa. El Madrid, en el que pocas semanas después aterriza el brasileño Wanderley Luxemburgo con su ‘cuadrado mágico’, acaba la liga segundo tras el Barça. En Copa y Champions, Valladolid y Juventus son sus verdugos, ambos en octavos.
El Deportivo da inicio aquel día a una cuesta abajo casi constante a la que solo pudo poner freno hace poco más de cuatro meses. La última gesta de un equipo eterno, que sube al podio de Primera cinco temporadas consecutivas, en las que disputa la Champions League. Aquella victoria en el Santiago Bernabéu hace hoy dos décadas es el epílogo a los mejores años de la historia del Dépor, que asombra al mundo durante prácticamente tres lustros. Aquel 0-1 es el canto del cisne del mejor Deportivo.