“No estuvo mal. Siempre se puede mejorar. El 9,5 te lo compro, que siempre se puede mejorar en la vida. Estoy muy contento”. Así bromeó Lucas Pérez sobre el balance de su temporada tras conseguir el trofeo de campeón de Primera Federación con el Deportivo. El delantero coruñés cerró la campaña 2023-24 como referencia absoluta del ataque blanquiazul con una producción de 36 goles, 16 tantos y 20 asistencias, entre todas las competiciones. El sobresaliente está más que justificado aunque la matrícula de honor no sería descabellada.
La campaña del regreso a Segunda División tras cuatro años de decepciones en el tercer escalón del fútbol español estará siempre ligada al nombre de Lucas Pérez. Ni su sequía goleadora en liga en la primera parte de la temporada podrá empañar lo conseguido por el ‘7’, que, no obstante, aprovecha cada comparecencia pública para ensalzar el trabajo del colectivo por encima de cualquier individualidad.
Imanol Idiakez, como ya habían hecho otros entrenadores anteriormente, le dio las llaves del ataque desde la pretemporada. El técnico vasco vio claro que la mejor demarcación para Lucas era la mediapunta, por detrás de una referencia como Iván Barbero. La baja del ‘9’ comprometió la idea inicial de Idiakez y obligó al coruñés a actuar como delantero centro en ciertas ocasiones, aunque el entrenador donostiarra, conocedor del talento de Lucas, intentó por todos los medios dotarle de libertad. Colocó a su lado a Martín Ochoa, Davo, Pablo Valcarce e incluso Diego Villares. Algunas reconversiones forzadas sólo para mantener en la medida de lo posible a Lucas dentro del rango de acción ideal para él.
El ‘7’ creó una conexión especial con Yeremay y Mella, los ‘niños’ de Abegondo que se hicieron dueños de las bandas del Deportivo. Lucas se valió de la libertad que le daba un Barbero que se peleó con todos los centrales de la categoría para contar con el tiempo y el espacio necesarios para asociarse con Yeremay, que posee una sensibilidad especial para jugar al primer toque y en dimensiones reducidas, y lanzar a Mella, un cohete a campo abierto preparado para repetir esfuerzos a una velocidad endiablada. De este modo, el de Monelos se convirtió en el centro neurálgico de un ataque imparable.
Lucas marcó su primer gol del curso el 1 de noviembre de 2023 en la primera ronda de la Copa del Rey ante el Covadonga (1-3). A esas alturas ya llevaba cuatro asistencias en liga pero tuvo que esperar hasta la decimoctava jornada, contra la Real Sociedad B en Riazor, para romper su sequía anotadora en la Primera Federación 2023-24. A partir de ese momento, activó el modo ‘killer’ para protagonizar unos registros impresionantes.
De hecho, logró encadenar cinco partidos consecutivos marcando y asistiendo entre las jornadas 22 y 26 para completar un total de seis tantos y nueve pases de gol en dichos encuentros. En ese tramo de temporada, además, anotó ante el Tarazona su gol número 50 con el Deportivo en competición oficial. Lucas ya había puesto velocidad de crucero y todavía le quedaba una marcha más, que metería en la recta final del curso.
Antes, un esguince en la rodilla izquierda le apartó de los terrenos de juego durante cuatro partidos, lo que encendió ciertas alarmas en el deportivismo. Sin embargo, su golazo en Riazor ante la Cultural Leonesa en su reaparición disipó cualquier duda sobre su estado físico.
Y aún le quedaba poner la guinda. Lucas fue el autor del gol del vital triunfo ante el Sestao River, marcó el tanto del ascenso frente al Barça Atlètic, vio puerta en Riazor en la ida de la Final de Campeones contra el Castellón y se confirmó como el ‘MVP’ de la temporada con un doblete y dos asistencias en la vuelta en Castalia.
Entre todas las competiciones, el atacante coruñés clausuró la 2023-24 con 16 tantos y 20 asistencias –incluida una en Copa del Rey a Pablo Vázquez, que controló su pase y tiró desde fuera del área para hacer un golazo–. Unos números estratosféricos de un jugador que, a pesar del ascenso, seguirá siendo de “otra categoría”, como han reconocido sus compañeros a lo largo de la temporada.
Después de haber sido protagonista de la temporada del Deportivo y el autor del gol del ascenso a Segunda División, a Lucas Pérez todavía le quedaba afrontar un peculiar y ajetreado esprint final de campaña antes de tomarse unas merecidas vacaciones. El delantero coruñés fue titular el pasado miércoles en Riazor en la ida de la Final de Campeones contra el Castellón, jugó media hora el viernes en el amistoso entre la Selección Galega y Panamá en Balaídos, viajó el sábado en coche hasta Castellón y el domingo protagonizó un partidazo en Castalia. Una pequeña odisea, acompañado por su compañero Diego Villares, que solventó con brillantez.
No obstante, el ‘7’ demostró su naturaleza competitiva en las declaraciones posteriores al triunfo (2-4) en Castellón, donde firmó dos goles y dos asistencias. “Acabamos la temporada muy bien, me voy triste por el tema de la Selección Galega del otro día, que no pude jugar más, pero la temporada la hemos terminado muy redonda”, dijo el coruñés, que sólo que pudo disputar 30 minutos con ‘A Irmandiña’ debido al acuerdo entre el Depor y el seleccionador gallego Diego Martínez.
Antes, Lucas había marcado el pasado miércoles el primero de los dos goles del Depor ante el Castellón en Riazor (2-1). Y después de ser uno de los destacados de Galicia durante la primera media hora de amistoso contra Panamá, se metió junto a Villares otra paliza en coche para recorrer más de 1.000 kilometros por carretera hasta Castellón. El penúltimo esfuerzo antes de encarar el cierre del curso en Castalia, donde lideró con dos goles y dos asistencias la victoria de un Deportivo que se proclamó campeón absoluto de Primera Federación.