El ‘pulpo’, como lo apodaban sus compañeros en el Deportivo por su capacidad para recuperar balones, como si en lugar de piernas tuviese tentáculos y uno de los más destacados del curso por su sobriedad sobre el verde, mostraba su cara más festiva en la celebración del ascenso.
Un jugador que, lejos del campo los que le conocen tildan de tímido, era el alma de la fiesta en la ‘Fan Zone’ de Riazor el día del ascenso ante el Barça Atlètic y se bañaba dos semanas después en la fuente de Cuatro Caminos, junto a Lucas Pérez y David Mella.
Un futbolista diferente, reclutado por el Deportivo en la temporada 2018-19, que ya en su etapa de formación mostraba hechuras de lo que a la postre acabaría siendo.
“Compartí con él aquí algunas temporadas como coordinador de fútbol base (en el Racing Villalbés), cuando era cadete. Lo entrené en su etapa de juvenil y como técnico del primer equipo seis meses, antes de su primera etapa con el Fabril, en Segunda B, y de volver cedido en enero”, relata Simón Lamas, que destaca que “al igual que en el Depor, quemaba etapas muy rápido”. “Era uno de esos jugadores que mejoraba sus registros año a año, había cierta apuesta por su proyección con el primer equipo. En su segundo año de juvenil ya debutó con ellos, en el tercero ya era uno más. Tenía la capacidad de adaptarse a lo que se le pedía y no se estancaba”, relata.
En esa línea se mueve Tito Ramallo, que dirigió al de Vilalba en su etapa con el Fabril, al que no le coge por sorpresa su increíble evolución. “Es un jugador que en el fútbol gallego tiene una trayectoria conocida, no es algo que sorprenda. Es cierto que al principio ejercía más de mediapunta, por detrás de un jugador más avanzado y estaba algo encasillado en esa posición, pero ha tenido una maduración deportiva total, que lo ha hecho crecer en muchos aspectos”, rememora.
Para Tito, aunque en su fase en el filial blanquiazul “ya tuvo presencia y se veía ese crecimiento”, el salto exponencial llegó de la mano del primer equipo. “Es un jugador más ‘box to box’, llega a las dos áreas y es un futbolista de gran recorrido, con una enorme capacidad en el aspecto defensivo, en la recuperación y con gol. Sin duda futbolísticamente ha crecido mucho”. Lamas destaca, además, ese papel de líder que se ha ido ganando Villares sobre el césped. “Es un futbolista hasta tímido fuera del campo, al que no le gusta llamar la atención, pero dentro del campo manifiesta ese liderazgo. Cuando compartes el día a día con él lo identificas rápido, es un líder silencioso, pero que se manifiesta como tal.
Además, no le molesta ponerse en un segundo plano para que sus compañeros brillen”, afirma, añadiendo que “en un contexto en el que todos queremos ser el mejor y destacar, una de sus grandes cualidades es que a él no le importa pensar sólo en el equipo. Algo que va a seguir demostrando, ahora en Segunda”.
Tito Ramallo ve también en Villares rasgos de otro ilustre excapitán y mediocentro del Depor, Álex Bergantiños. “Bergantiños es su predecesor, pero son dos jugadores antepuestos en su otro registro futbolístico. Villares es más ofensivo que Álex, juega más metros por delante, llega al área... Pero es su heredero en la etiqueta de recuperador”, reconoce.
Subraya Lamas la “capacidad física” de Villares, un jugador “atlético, que abarca mucho campo, con capacidad para relizar cambios de ritmo”.
A lo que añade Tito su “polivalencia”, pues ha ejercido de “lateral derecho, pivote, mediocentro, mediapunta, en banda” subrayando que “los registos que él tiene son buenos. Hay posiciones que le van mejor o peor, en función del rendimiento que sacó en las menos habituales, pero cumple y es inteligente para las tareas que tiene que desarrollar”.
Un Diego Villares que el curso que viene, con el Deportivo en Segunda división, volverá a ser ese líder silencioso cuyo fútbol atrona por su calidad.
Preparado para jugar en la élite“No tendrá problemas de adaptación y será una de |
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