El gol del triunfo de Martín Ochoa en Sabadell cuando el Deportivo comenzaba la jornada 9 en puestos de descenso; el tanto agónico de Davo en el tiempo añadido del partido en el Johan Cruyff contra el Barça Atlètic que salvó la cabeza de Imanol Idiakez; el otro ‘match-ball’ salvado por el técnico vasco en la visita al Arenteiro; la victoria en Riazor frente a la Ponferradina, cuando el cuadro berciano era líder...
Hay acontecimientos de sobra en la temporada del Deportivo que pueden ser considerados puntos de inflexión entre la versión irregular de la primera vuelta y el rodillo en el que se convirtió en una espectacular segunda mitad de campeonato que le otorgó el ascenso. Sin embargo, dentro del vestuario blanquiazul existe cierta unanimidad en marcar un suceso negativo, como fue la dolorosa y merecida goleada sufrida en Irún ante el Real Unión (3-0), como el verdadero punto de inflexión del curso. “Real Unión de Irún, contigo empezó todo”, podría decir el alter ego deportivista de Gerard Piqué.
El Depor visitó el 5 de noviembre de 2023 el Stadium Gal, feudo del Real Unión, después de haber encadenado dos triunfos ante Sabadell y Nàstic que le sacaron de los puestos de descenso y lo situaron en la undécima posición tras un inicio de liga para olvidar. Sin embargo, el Depor tocó fondo en Irún. El 3-0 es el resultado en contra más abultado de toda la campaña pero el conjunto blanquiazul disparó las dudas sobre todo por la actitud y la relajación mostrada en la segunda mitad. El Real Unión, que se había adelantado en el primer acto por medio de Alberto Solís, se puso 3-0 en un inicio de segundo tiempo nefasto del Depor. De hecho, tanto Idiakez como algunos jugadores coincidieron en afirmar que el equipo había bajado los brazos y que el marcador pudo ser bastante más abultado.
No obstante, lo realmente importante para el devenir de la temporada del Depor fue lo que ocurrió después de la derrota. Una charla entre cuerpo técnico y jugadores en la que ambas partes pudieron expresar su parecer para tratar de cambiar la dinámica errante del equipo. Una reunión que salió a la luz con cuentagotas debido a las progresivas declaraciones de los protagonistas sobre la misma.
Esa misma semana, cuatro días después del varapalo en Irún, Diego Villares dejó entrever en una rueda de prensa en Abegondo lo sucedido en el vestuario, aunque todavía no se sabía lo bien que le sentaría al equipo esa conversación para afrontar la dura realidad. “Se notaba que al principio de semana la gente estaba dolida. Sobre todo por las sensaciones de cómo se vivió desde dentro. A todos nos costó asimilarlo. Nos transmitimos las sensaciones y nos está ayudando a llevar mejor la semana. Fue una charla general. El míster es el que más habló, el que más tiempo tuvo la palabra. Pero también nosotros pudimos decirnos cosas que eran necesarias”, afirmó uno de los capitanes blanquiazules.
El Deportivo comenzó a despegar poco a poco a la vez que otros protagonistas seguían dando importancia a la charla tras la debacle en Irún. Sin ir más lejos, el técnico Imanol Idiakez incidió en repetidas ocasiones en esta cuestión. El donostiarra manifestó en rueda de prensa el pasado 19 de febrero que “Irún fue un punto de inflexión. Desde Irún ahí dentro se han cambiado muchas cosas. Es una racha larga y tenemos motivos para tener confianza. No para confiarnos pero sí para tener confianza”.
Posteriormente, Idiakez profundizó sobre el tema en una entrevista concedida a este diario, el pasado 20 de marzo: “El 3-0 de Irún fue una cura de humildad para todos, no sólo por el resultado, sino por el cómo, porque fue un 3-0 que pudo ser un 5-0 en un partido en el que bajamos los brazos, en el que el equipo no transmitió los valores que queremos transmitir como equipo. Hubo un examen de conciencia profundo esa semana porque piensas que vienes al Depor a Primera RFEF y vas a subir fácil, pero de pronto te das cuenta de que estás en la jornada 8 o en la 10, vas de la mitad de la tabla para abajo y te acaba de pasar por encima un rival cuyo objetivo es la permanencia. Nos ayudó a sentar una base ahí de respetar a los rivales y entender que si no das el cien por cien no puedes ganarle a nadie en el fútbol profesional. Los que pensaban que por llevar este escudo iba a ser un camino de rosas, aquel día terminamos por entender que no lo iba a ser”, destacó.
De una forma más superficial, algunos jugadores fueron mencionando la importancia de lo sucedido tras la derrota en Irún. Lo hizo Pablo Martínez, otro de los capitanes del Deportivo, en una rueda de prensa el pasado 5 de enero: “Desde Irún, desde que tocamos fondo y nos hablamos a la cara, desde ese momento hemos sumado, jugado mejor que antes y ganado los partidos”, apuntó el central.
Su compañero en el eje de la zaga, Pablo Vázquez, también recalcó que la charla tras Irún fue el claro punto de inflexión de la temporada blanquiazul. Lo hizo tras haber conseguido el ascenso en unas declaraciones al canal de Youtube oficial de Primera Federación. “El día que perdimos 3-0 en Irún nos reunimos todos a puerta cerrada y nos dijimos las cosas bien claritas. Ese día surgió una semilla de algo muy importante para el éxito de un equipo, que es la unión. Ese día se fraguó lo que conseguimos el domingo pasado (en relación a la victoria del ascenso ante el Barça Atlètic). Ese día fue el punto en el que hablamos todos bien claro. Nos miramos todos y dijimos ‘esto hay que sacarlo’”, afirmó el defensa de Gandía.
Por último, Pablo Vázquez reiteró de nuevo la importancia de la “cohesión” del grupo para alcanzar el objetivo final. “La gente nos ve 90 minutos, que es nuestro examen semanal, y no sabe lo que sufrimos. La cohesión en un equipo es fundamental y nosotros nos dimos cuenta del que el camino era otro, pero lo cogimos a tiempo”, apuntilló el central, que mañana se enfrentará de nuevo al Real Unión, el rival que provocó, de alguna forma, la reacción deportivista.