Contagio total en el Deportivo
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Contagio total en el Deportivo

Contagio total en el Deportivo
José Ángel Jurado (i), Lucas Pérez y Pablo Vázquez (d), jugadores del Deportivo, se marcharon cabizbajos del campo de Stadium Gal tras caer ante el Real Unión (3-0) | Foto: Alfaquí

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La debacle en Irún (3-0) confirmó la progresiva pérdida de certezas que ha sufrido el Deportivo desde el comienzo de liga, en todas las líneas y en casi todas las facetas del juego, como si de un virus se tratase. Un contagio gradual que se ha llevado por delante individualidades y mecanismos colectivos y que en Stadium Gal provocó el colapso de un paciente que necesita una descarga urgente para recuperar el nivel mostrado en ciertas fases del arranque de temporada.


A pesar de protagonizar una buena actuación colectiva, el Deportivo ya mostró un primer síntoma de duda en la jornada inaugural ante el Rayo Majadahonda (0-0) respecto a su nulo acierto de cara a puerta. La goleada al Lugo (0-3) desvió provisionalmente el foco de atención sobre ese aspecto del juego pero el virus mutó para añadir un nuevo contratiempo en forma de bajas de los jugadores de ataque más entonados o importantes por su difícil reemplazo (Yeremay, Lucas, Barbero y Mella).


Las controvertidas decisiones arbitrales agregaron otro germen a la ecuación mientras el ataque blanquiazul siguió mostrando síntomas claros de sufrimiento y una indudable diferencia de rendimiento en comparación con la defensa. 


A medida que el equipo se fue quedando sin extremos puros, por ausencia o bajo rendimiento, Imanol Idiakez optó por meter en el once más centrocampistas: José Ángel y Salva Sevilla en el doble pivote y Villares y Hugo Rama escorados a las bandas. Esta decisión añadió una sensación engañosa de control pero acabó con la verticalidad y el vértigo, quizá las mayores virtudes mostradas por el ataque del Depor en el comienzo de liga.

 

La defensa, ‘infectada’

Con varias infecciones presentes en el organismo, el Deportivo se presentó en Irún y el colapso se hizo evidente en una segunda mitad para el olvido. El contagio se mantuvo en la incapacidad de la medular y del ataque para acelerar la jugada y generar ocasiones, pero el virus se propagó también de la fase ofensiva a la defensiva


El Depor se mostró sin convicción alguna en la presión, uno de esos aspectos que le ha dado puntos en los últimos tiempos sobre todo gracias a Villares, y además se le vieron las costuras a todos los integrantes de la zaga


Los centrales Pablo Martínez y Pablo Vázquez sufrieron ante la movilidad de Antón Escobar y se vieron superados en numerosas ocasiones con balones a su espalda, mientras que el Real Unión encontró una autopista en su banda derecha –así llegaron los dos últimos goles– ante un Balenziaga sin ritmo tras su lesión. 


Paris Adot no se libró del contagio, con un gol en propia puerta y dejadez en el repliegue del 3-0, y tampoco el doble pivote formado por José Ángel, irreconocible en comparación con el nivel mostrado en el inicio de liga, y Salva Sevilla, errático en el pase y falto de contundencia en defensa.


Además, Ian Mackay dejó de nuevo dudas en portería sobre todo en sus salidas por alto y en el juego con los pies.

 

Ataque sin recursos

Las acciones a balón parado siguen siendo el principal recurso ofensivo de un Depor que sin extremos puros ve como los que tienen que ofrecer profundidad por fuera son sus laterales, que paradójicamente llegaron a A Coruña para sumar en el plano defensivo


El embudo generado por dentro con cuatro centrocampistas además de Lucas Pérez, al que le gusta aparecer entre líneas para entrar en contacto con balón, provocó en Irún que de nuevo el juego blanquiazul fuese predecible. 


Al Depor le costó otra vez superar líneas por dentro y únicamente consiguió girar a su rival a cuentagotas llevando el balón por fuera para tratar de hacer daño con centros laterales, sobre todo de Paris, que no encontraron rematador ni en Martín Ochoa ni en los suplentes que saltaron al campo en la segunda mitad.


Mención especial merece la segunda unidad del Depor personificada sobre todo en Pablo Valcarce, Davo y Cayarga, que volvieron a ser intrascendentes y confirmaron que el contagio es total. 

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