Los silbidos en Riazor cuando Óscar Gilsanz decidió sustituir a Zakaria Eddahchouri en el minuto 81 para dar entrada a Iván Barbero fueron una muestra clara del sentir de parte de la afición. El Dépor dominaba el partido, el marcador seguía 0-0, y la grada pedía más atrevimiento en busca del gol. Sin embargo, el técnico blanquiazul defendió su cautela tras el encuentro. El betanceiro reconoció que hizo los cambios tarde porque veía al equipo “bien, superior al Huesca”, y no quería alterar el equilibrio del juego y dar opciones a un rival peligroso en las transiciones ofensivas.
“Los futbolistas que estaban calentando estaban deseando jugar, pero yo veía al equipo bien, que estaba siendo superior al Huesca. Estaba generando situaciones, llegando, y me parecía que los que estaban en el campo estaban haciendo un buen partido. Cabe la posibilidad de que los cambios tengan un efecto positivo, pero también cabe la posibilidad de que el entrenador fastidie el juego sobre todo porque los que están en el campo están bien”, explicó Gilsanz, subrayando que intervenir en el once no siempre garantiza una mejora.
El cambio de Eddahchouri por Barbero en el minuto 81 fue, según Gilsanz, una simple modificación de “delantero por delantero” con la intención de encontrar otro tipo de movilidad en los últimos minutos. “Hicimos un cambio de delantero por delantero simplemente por modificar un poco la movilidad del punta para ver si en esos últimos diez minutos éramos capaces de que Barbero tuviera esa opción de meter gol en una acción en el área”, apuntó el míster.
Ya en el minuto 89, Gilsanz introdujo un triple cambio. Salieron del campo los mediocentros José Ángel y Villares y un desacertado Yeremay, para dar entrada a Mfulu, Diego Gómez y Gauto. Soriano retrasó su posición para formar un doble pivote junto a Mfulu, mientras que Diego Gómez asumió el rol de mediapunta y Gauto ocupó la banda derecha, desplazando a Mella a la izquierda.
Sobre esta decisión tardía, el técnico explicó que “los tres cambios que hicimos casi al final fueron porque sí parecía que perdíamos energía por dentro”. “Metimos a Nuke y bajamos un poco a Mario para no perder fútbol, para seguir teniendo una buena salida de balón y para seguir siendo capaces de amenazar al rival y que el Huesca en los últimos minutos no nos generase situaciones de peligro. Intentamos, en ese momento, hacer algo para que en el medio siguiésemos teniendo esa energía de los 85 minutos anteriores”, comentó Gilsanz defendiendo su prudencia.
En definitiva, el técnico reiteró que no quiso trastocar el juego de un equipo que, a su juicio, estaba haciendo bien las cosas y estaba más cerca de la victoria que su rival: “Los cambios no se hicieron antes porque los que estaban en el campo, bajo mi punto de vista, estaban haciendo un buen partido. Creí que era lo más adecuado para ganar el partido”.
A pesar del deseo de buena parte de la afición de introducir cambios antes para tratar de romper el 0-0, la cautela del entrenador estuvo relacionada con el perfil del Huesca, al que considera “el equipo con mejor contraataque de la categoría”. Estas palabras dejan entrever su preocupación por las posibles pérdidas y por una hipotética desorganización que generase el escenario perfecto para que el rival hiciese daño.
De este modo, Gilsanz valoró el esfuerzo del equipo y el punto conseguido. “Fue un partido muy difícil de jugar. Además de tener que intentar hacer situaciones de gol, jugábamos contra el equipo con mejor contraataque de la categoría. Intentamos que no aprovechase nuestro estilo de juego para generar contras. En eso estuvimos muy bien”, aseguró el técnico, que ve el vaso medio lleno: “Juegas el partido para ganarlo, pero cuando no eres capaz de hacer gol, hay que valorar el punto como un punto más y tener en cuenta que jugamos contra un rival de la parte alta que va a pelear hasta el final por el playoff. Quería los tres puntos, pero tenemos uno y hay que valorarlo y valorar el buen partido que hizo el equipo”.
Por su parte, Mario Soriano también analizó la solidez defensiva del Huesca y su capacidad para penalizar errores del rival. El mediapunta destacó los intentos del Dépor de desarmar el entramado defensivo oscense, aunque sin éxito. “Sabíamos que el Huesca defendía muy bien, está arriba por algo. Es un equipo muy sólido, ha esperado nuestro error y ha tenido dos ocasiones con las que podía haber ganado el partido. Hemos insistido, hemos atacado por las dos bandas, hemos centrado, hemos hecho lo posible para marcar el gol, pero nos vamos con un sabor un poco agridulce porque queríamos los tres puntos en nuestro campo contra el tercer clasificado”.
Soriano, que cumplió los 100 partidos oficiales con el Dépor, insistió en la dificultad de encontrar espacios ante un rival bien plantado: “El Huesca defiende muy bien, con esa línea de cinco y los mediocentros han dejado muy pocos espacios. Hemos tenido la de Peke, la de Zaka, el mío, hemos intentado tirar desde fuera del área porque dejaban muy pocos espacios entre líneas… Hay que seguir, ver los errores que hemos tenido e insistir”, comentó el madrileño.
Por su parte, Dani Barcia, recién renovado hasta 2028 con opción a otra temporada más, también destacó que el equipo trabajó durante la semana para minimizar los riesgos ante las rápidas transiciones del cuadro altoaragonés. “Estuvimos toda la semana enfocándonos en los jugadores del Huesca, que son muy rápidos al espacio. Lo hicimos muy bien para no darles ocasiones de correr al espacio. No pudimos conseguir los tres puntos, pero estoy contento por el partido que hicimos”, concluyó el central.
Gilsanz, Soriano y Barcia coincidieron en que la efectividad fue lo único que le faltó al Dépor para redondear un buen partido. “Teniendo muy claro por dónde atacar al Huesca y por dónde nos podía hacer daño, estuvimos a muy buen nivel. Faltó el gol”, insistió el técnico, que elogió “las vigilancias para que Soko y Valentín no hicieran contras”.
Por su parte, el mediapunta señaló que para poder dar un salto en la clasificación “la diferencia está un poco en las dos áreas, ser más contundente y meter las ocasiones”, mientras que el defensa cambrés destacó que “hubo quince remates por cuatro de ellos, pero si la pelota no quiere entrar, qué se le va a hacer”.